1. Pero ya hace tiempo que me has dejado.

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Habían pasado ocho años.

Ocho años desde aquel veintisiete de noviembre.

Quería convencerse así misma de que lo había superado, pero sabía que no. También era consciente de que si no lo había conseguido en estos ocho años iba a ser muy difícil hacerlo en ese mismo momento.

Le agobiaba, le fastidiaba mucho que se hubiese quedado estancada en ese momento.

No tenía sentido que en tu cumpleaños, el que se supone que es el mejor día del año, te hubiesen hecho sufrir tanto.

Sabía que él no quería hacerla daño, la quería demasiado como para hacerlo, pero por mentirla, o mejor dicho, por contarle verdades a medias, lo había acabado consiguiendo.

No podía estar enfadada con él porque ella también había hecho cosas mal, pero no pudieron tener un final peor.

Le dolía que la hubiese cambiado por otra, que no se hubiese interesado por ella en todo este tiempo, pero lo que no podía soportar era la idea de que se hubiese olvidado de ella.

Carlos había sido todo para Julia: su primer amigo, su primer amor, a él le había dado su primer beso, su primer novio, su primera relación seria; incluso no exageraría si dijese que se había imaginado un futuro junto a él, casándose, formando una familia feliz...

Pero lo que era una lástima es que todas estas cosas eran pasado.

Y que ahora la realidad era bien distinta.

El jueves veintiséis de noviembre amanecía nublado. No tenía que trabajar hasta la semana siguiente, así que aprovechó para tomarse el día para encontrarse con ella misma.

Se levantó, hizo la cama, desayunó y se fue directa al sofá. Apagó el móvil ignorando todos los mensajes que no había leído, tanto de Javi como del grupo de los dieciséis, su pandilla de amigos de la universidad. 

Necesitaba un día para ella, solo y exclusivamente para escuchar su cabeza y su corazón.

¿Por qué no había sido capaz de olvidar a Carlos?

Primera pregunta que se planteó y probablemente la más difícil de contestar. Carlos había sido (y seguía siendo aunque no lo quisiese admitir) hogar para ella. Podía saber qué le pasaba con solo mirarla a los ojos, animarla simplemente con abrazarla y eso no era tan fácil de olvidar.

¿Era feliz con Javi?

Javi le caía bien, le conocía de toda la vida, pero cuando Carlos se marchó empezó a jugar un papel muy importante en su vida. Quizá no le veía como novio, pero sí como un muy buen amigo.

¿Estaba confundiendo sentimientos?

Evidentemente, ahora mismo y durante mucho tiempo le había visto como un simple amigo, pero la falta de cariño o la necesidad que sentía de olvidar todo lo malo que le había hecho Carlos, la llevaron a pedirle a Javi que si podía ser su novia.

¿Por qué si seguía enamorada de Carlos estaba con Javi?

No tenía el valor suficiente para decirlo en voz alta, pero seguía enamorada de él, nunca había dejado de estarlo pero sí que había tratado de remediar esos sentimientos con Javi, ese era el motivo por el que mantenía esa relación.

No se había dado cuenta, pero entre más preguntas sin respuesta lógica y los minutos perdidos mirando embobada a los muebles del salón, ya eran más de las ocho de la tarde y ni siquiera había comido a mediodía.

El sonido del timbre la sacó de sus pensamientos.

Se levantó del sofá y fue rápidamente hacia el hall de su casa. Cuando miró por la mirilla, se llevó una sorpresa. ¿Qué hacía Dave en su casa?

Por Miedo A Intentarlo | JulrightWhere stories live. Discover now