¡Llegaré alto!

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     -Creo que llegaré alto. -repica una voz en una conversación establecida desde antes, yace en un lugar algo peculiar. Dos jóvenes sentados en un banco proveniente de un parque, son los únicos allí, rodeados de árboles que dejan caer sus hojas al suelo no sin antes ser acariciadas por el suave pero notorio viento que viene desde el norte. Sobre ese lugar un poco nostálgico hay cielo oscuro, rodeado de estrellas que desde allí bajo son invisibles por las nubes que las arropan, La luna alumbra la noche con su resplandor inusual, hermosura en el cielo... hermosura que hace parte de un lago de aguas cristalinas, que refleja tal cuerpo celeste y allí los dos jóvenes hacen parte de ese escenario.

     -Creo, sí, estoy seguro que llegare a lo alto –dice nuevamente, pero esta vez con un tono de voz convincente. Acto seguido, la otra persona de cabello negro del largo más debajo de la nuca le responde:

     –Pareces muy convencido te felicitaría si no supiera como va a terminar esto -dice mientras toma la misma postura del chico de cabello marrón corto.

     Sentado, con los codos apoyados un poco más arriba de sus rodillas escucha las palabras de joven pelo negro que aparenta tener más edad que él.

     -Es cierto, esta vez es diferente -hablaba con voz y una mirada decisiva - sé que soy... no, era mediocre, inseguro, con una autoestima por los suelos y que mi falta de decisión nublaba cada aspecto, sueño, metas, visiones que tenía, y si tal vez era... -interrumpido el chico pelo negro:

     -Mm... No, oye, si sigues hablando de tu miseria no terminaras hoy –dice la voz gruesa y burlona de joven pelo negro, que añadió-: y por ende, no hay algo que pueda contrarrestar toda esa lista rica en llanto, además que te hace pensar que esta vez va a ser diferente a las otras.

      Es diferente, lo sé, he aprendido a desligarme de eso. –exclama con firmeza y añade inspirado- antes he tratado alejar la miseria de mí, mostrando sonrisas y palabras de ánimo falsas, acompañadas de un breve momento de felicidad que no eras más que un instante donde tapaba mis tristezas con experiencias que me hacían la ilusión de llenar mi vacío, pero fracasaba, quedaba igual, peor cuando pasaba ese breve instante de una supuesta felicidad inexistente y allí sucumbía al consuelo de que no pertenecía aquí, que debía mor... ¡Pero ya¡ -Nuevamente interrumpida su oración pero esta vez, por el mismo, ergio la postura y mi miró a la luna que se iba escondiendo detrás de las nubes y siguió exclamando- tome un decisión, solo yo tengo la autoridad de decidir cómo puede estar mi corazón. Y está latiendo, puedo sentirme vivo, nunca me había sentido de tal manera, me da alegría seguir respirando, no puedo evitar sonreír y lo mejor que depende de...

     -El joven pelo negro cambia también su postura pero esta vez para dejar sus piernas estiradas, levantar y dejar reposar sus brazos en el espaldar del banco- ¡Jajaja! – Ríe fuerte y con gracia mientras se acomoda, tal risa no lo deja escuchar las palabras del joven cabello marrón- me dirás que ahora dejaste años de sufrimiento, y el desprecio por parte de otras personas y aún más por ti mismo. Sabes trato de ayudarte, reconoce que no vales nada, tienes que resaltar, ¡debes hacer algo para el mundo! para que puedas tener valor y ser alguien en esta tierra o simplemente quédate así esperando el día de tu muerte... -susurra con una sonrisa esa última oración- pero ¿Qué? ¿Te encontraste el genio de la lámpara para ayudarte, dime? –pregunta con sarcasmo, todo esto mientras mueve sus manos al ritmo de sus palabras- sigues siendo el mismo, tu corazón late igual que hace diez años incluso peor, la vejes te alcanzara y aun no disfrutas la vida por tu desconfianza, vives en el mismo cuarto, usas las misma ropa, miras el mismo cielo, lamento abrirte los ojos, alguien tiene que decírtelo y como soy tu amigo te lo diré... Te veo igual, e incluso peor, tú no puedes decidir nada, déjame decido yo por ti –sigue soltando palabras con aire de superioridad y una falsa bondad- bueno te recuerdo, rechazado por chicas, no tienes amigos y mucho menos pareja, solo yo soy tu amigo, sabemos que para acabar con esto hay que hacer acciones drásticas –Al terminar de hablar coloca su mano blanca como la nieve en el hombro-. Yo te ayudo como siempre lo he hecho, toma –Estira su otra mano al joven pelo marrón.

     El chico pelo marrón que termina de mirar a la nada solo para observar el suelo y luego sus propias manos, abre su boca para soltar las siguientes palabras:

     -Yo... tú estás equivocado, lo he dicho antes, mi corazón late, sigo vivo, y eso es porque tengo un gran valor -dice levantándose del banco-, la gente me dirá lo contrario, el mundo me dirá que valgo menos que nada, pero tengo como respaldo el amor en mi corazón y la vida que corre por mis venas es la prueba de ello –voltea y mira al joven pálido y retoma la palabra con convicción- aun si envejezco sin lograr mis sueños, sé que tuve mi vida llena de amor y que puede darle ese amor a los demás, sin decir que no lo merecen ya que eso no lo decido yo. ¡Lo he descubierto, valgo! tengo un valor único, solo que muchos lamentablemente no han descubierto su propio valor y por eso no pueden valorar a las otras personas, aunque no tenga nada en mis mano lo tengo todo, y daré ese todo para lograr mi visión, aunque no pueda lograr lo que quiera, lograré lo que pueda y eso es más de lo que quiero. –Expresa todo un río de palabras llenas de sinceridad y verdad, más que ir dirigidas al joven pálido, van al él mismo- Y hoy me atrevo a decir que es como si naciera de nuevo. La decisión, la vida me la ha dado a mí –Mientras dice cada palabra caen hojas al suelo, el viento sopla su cara y aparece cada vez más un resplandor que alumbra la noche que se desvanecerá. Al terminar se sienta nuevamente en el banco mirando al joven pálido.

     La sonrisa del joven pelo negro no se ve ya, incluso no se le ve expresión alguna en su rostro. Solo hay una cruce de miradas...

     -Todo es efímero nada puede durar para siempre, tu sonrisa se extinguirá, te caerás en un hoyo incluso más grande del que hayas caído y perderás fuerza, ¿cuándo eso pase que harás? –Dice el chico pelinegro para escuchar una respuesta:

     -Es obvio, me levantare, el amor en mi corazón me dará fuerzas. Estoy consiente me caeré incontables veces eso es algo que le da esencia a la vida, pero me levantaré. –responde mientras ve la profunda, fría y siniestra mirada del chico de ojos negros- Porque sé que si alzo la mano para sostenerme no será en vano, alguien estará allí y me sostendrá como ya lo ha hecho –dice con una seguridad implacable, mientras mira nuevamente al cielo que se está aclareciendo, y las nubes se marchan con la noche- me cansé mirar al suelo, ahora, aunque no soy perfecto prosigo, me enfoco a la perfección. –Mientras se escuchan esas palabras se levanta del banco el joven de piel pálida y ojos negros.

     -Ya veo... mejor me marcho, ya se hizo de día, aquí ya hay luz, supongo que ya no puedo estar aquí... -exclama solo interrumpiendo el silencio momentáneo, mientras le da la espalda el joven pelo marrón, este se levanta para dejar salir de su boca aún más decretos, y allí aves comienzan sus cánticos matutino, mientras los rayos del sol le da color al día...

     -Si vete, ya salió el sol, tengo un gran compromiso por hacer –respondió convencido el joven cabello marrón dirigiéndose al aún más hermoso lago del parque, que refleja el inmenso cielo azul y los rayos del sol, y allí va cayendo otra hoja más a sus aguas cristalinas que muestra que el parque ya está vacío, esperando ser llenado con más de tan especial luz como la de ese día.

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⏰ Last updated: Oct 24, 2021 ⏰

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