CAPÍTULO 1

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Seguíamos caminando por una plaza cercana a la escuela, no tiene nada de sorprendente, pero prefiero caminar en ese lugar que quedarme sentada en algún lugar. Teníamos alrededor de 30 minutos caminando ya que nuestra maestra no vino, eso significa día libre.

—A ver, pongamos las cosas claras, tú lo quieres y el a ti no, lo haces desde hace mucho tiempo y lo único que tienes en claro es que no te verá de otra manera ¿no es así?

—Sí, así es.

—¡¿Entonces?! ¿qué carajos esperas? ¡Mándalo al diablo!

—Amiga mía, ese es el problema. No es tan sencillo, a veces creo que me complico la vida más de lo que lo hacen los demás.

—En definitiva, sí.

La gente varias veces me decía lo mismo, no sé si soy más estúpida porque ya me acostumbré a escuchar eso o la gente que no me entiende. La historia es más larga que solo eso, conocí a Adrián hace 3 años y fue gracias a la preparatoria a la que asistía. Él es un sujeto que a primera vista puede llamar tu atención, pero cuando lo conoces mejor puedes llegar a sentir algo diferente que hace que te acerques a él, realmente no sé qué es, pero es un hecho. Es el tipo de persona que siempre lo ves rodeado de gente, pero es muy reservado al momento de llamar a alguien amigo. Yo atribuyo a eso que comenzara a gustarme porque tenemos mucho en común, pero a la vez muchísimos puntos diferentes.

—Pues sea lo que sea tienes que entender y sobretodo afrontar lo que pasa, y dejarlo ir. Si sigues así te perderás de muchas cosas, o personas, si sabes a lo que me refiero.

Lo dijo de una manera interesante, pero creo que tiene razón, ya que él no vive aquí y tiene alrededor de un año que se encuentra estudiando en california. Solíamos hablar todos los días cuando acababa de irse, pero después de 2 meses fue disminuyendo hasta el punto de mandar un saludo de vez en cuando, lo cual sí que era triste.

—Lo sé, créeme que lo sé. De todos modos, no es que estuviese esperando algo, simplemente es algo que ocurrió y ya estoy dejando pasar.

—Pues me alegra escuchar eso y espero no solo sea por decir.


—No te preocupes que ya es asunto enterrado.

Tengo mucho tiempo libre, pocos amigos disponibles para salir y muchas ganas de salir de la rutina, por lo tanto, decidí tomar clases de artes marciales mixtas. Espero haya sido una buena decisión. Justamente me dirigía al gimnasio, y no me preocupaba mucho el caminar ya que se encontraba muy cerca de mi casa. Cuando iba llegando al lugar vi cómo un hombre bajaba de una motocicleta, no es como si fuese una gran conocedora al respecto, pero realmente me llaman la atención las preciosas ¨Harley¨. Simplemente la contemplé por un breve momento y comencé a subir las escaleras.

El lugar era grande y podía notar un gran cuadro acolchado donde gente se encontraba practicando, solo había 3 chicas y alrededor de 10 hombres. Es genial ver a personas que disfrutan practicar este tipo de deporte a pesar de que se considera muy fuerte o peligroso.
Me acerqué a una chica que se encontraba en una esquina.


—Hola, disculpa, ¿sabes quién es el entrenador? Me inscribí el día de ayer y no sé qué procede- Dije con una sonrisa nerviosa, la chica de igual manera me sonrió.


—No ha llegado, tuvo que salir por una emergencia, pero no te preocupes ya que yo también soy entrenadora de aquí. Si quieres podemos comenzar a calentar.


—Perfecto. — respondí. Comencé a correr alrededor de la plataforma, había muchas cosas como tapetes cuadrados donde entrenaban personas por parejas, había algunos aparatos y sacos de arena para golpear, pero sin duda mi favorito fue el ring central. Continuaba corriendo y comenzaba a sofocarme, era obvio que realmente no hacía mucho deporte. La chica comenzó a mostrarme ciertos movimientos básicos por ejemplo como cubrir tu rostro al momento de pelear, algunos golpes y patadas.

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⏰ Last updated: Aug 21, 2019 ⏰

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