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1912, Agosto

Las primeras horas del alba eran anunciadas por el canto de un viejo gallo en un tronco, despertando a los madrugadores animales de aquella granja, alegrando a los que habitaban en la casita anaranjada un tanto más alejada

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Las primeras horas del alba eran anunciadas por el canto de un viejo gallo en un tronco, despertando a los madrugadores animales de aquella granja, alegrando a los que habitaban en la casita anaranjada un tanto más alejada.

Se trataba de un matrimonio de ancianos y su único nieto, un joven pelirrojo que estiraba sus músculos después de una larga jornada vespertina de trabajo.

En el cuarto afuera de la casa, oculto entre algunas cortinas, se encontraba junto a una gran cubeta llenándose de agua helada, colgando en un clavo un trapo que era más que suficiente para asear su cuerpo. Cuando la cubeta se se llenó prosiguió a colocar el jabón dentro, lavando primero su rostro y cabello, continuó con su torso y extremidades, con tranquilidad dejó que el chorrito que conectaba al cuarto se abriera para mojarlo.

Un fuerte escalofrío atravesó su sistema al terminar y salir del pequeño cuarto, el viento de esa mañana estaba más helado de lo habitual, y una ráfaga había decidido molestarlo.

Al entrar a la casa y llegar a su habitación, sacó un par de pantalones viejos (anteriormente de su abuelo) y una camisa blanca para dejarlos sobre la cama, ropa que utilizaría por el momento junto a unos tirantes para sujetar su pantalón. Ya listo debía seguir con su rutina mañanera: alimentar a los animales y tomar algunos huevos para el desayuno.

Al salir el aire fresco golpeó su rostro, esta vez siendo amable, respiró profundamente para llenar sus pulmones, el cielo despejado estaba levantando a un débil sol, un esolenderoso amanecer frente a sus ojos.

ㅡYa alimenté a los caballos del corral, las vacas y cerdos. Sólo ve a recoger los huevos, no tardes mucho que estoy hambriento hijoㅡ Dijo, caminando a paso tranquilo su abuelo, venía con un frasco en manos, este estaba lleno de leche. Le regaló una pequeña sonrisa al pelirrojo que asintió ㅡBuenos días Taehyung.

ㅡBuenos días abuelo Hoseokㅡ Devolvió la sonrisa, recibiendo una caricia en el cabello de parte del anciano que entraba a la casa. Sus pasos se dirigieron en dirección al gallinero, una casita que él mismo había pintado tiempo atrás con ayuda especial. Cuando llegó saludó animadamente a sus emplumadas amigas   ㅡ¡Buenos días! Pequeñas criaturas, ¿tienen mi desayuno verdad preciosas? Puedo darles más maíz si quieren, como bonusㅡ Dijo, observando cada nido para encontrar lo que buscaba, afortunadamente sí encontró.

Al tomar el último huevo, detrás de él escuchó un crujir, luego de unos cuantos pasos ㅡAbuelo Hoseok, ¿es usted?ㅡ No obtuvo respuesta, así que pensó que seguramente era una gallina, pero un nuevo crujido un poco más fuerte lo asustó, dejando la canasta de huevos sobre un tronco, dirigió su mirada hacía todo el gallinero, tratando de visualizar algo o alguien, pero no había nada, solo gallinas, pollitos y dos gallos.

A Heaven With You || kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora