Francisco está molesto. No solo por el hecho que su novio este pasando todo su tiempo libre con un tipo que no es él, sino que aquel tipo sea Steve Johnson. Aquel tipo que cree que por tener dinero y una cara bonita puede tener a quien se le plazca la gana.
Es un idiota.
Aunque Miguel muchas veces le explicase que el otro no es como muchos piensan, no cambiaría de parecer. No después que el mismo Steve le restregase en la cara que le quitaría a Miguel un día de estos.
Fue aquella noche en la que hicieron una fogata, había muchos invitados. Algunos de ellos bailaban alrededor de esta, mientras otros solo conversaban cerca del calor que emanaba. Todo aquello paso después de que su novio se separara de su lado y lo dejara en compañía del rubio
—No te lo mereces.
Pancho que se encontraba con la mirada perdida en cualquier punto, volteó en dirección del mayor. ¿Acaso escuche bien?
—De qué estás hablando.
El otro puso esa sonrisa que tanto detestaba, no entendía como Miguel no se podía dar cuenta del tipo de persona que era.
—Vamos Francisco, pon a funcionar lo que te queda de cerebro. ¿Enserio crees que alguien insignificante como tú puede estar con Miguel?
Tan solo de escuchar eso quiso matarlo. ¡Maldita sea! Era un patán total, se merecía un buen golpe, pero le había prometido a Miguel que no ocasionaría una pelea en el cumpleaños de su hermano.
—Me da igual lo que digas Johnson, no vivo de los comentarios que hacen personas como tú.
El rubio reprimió una sonrisa.
—Te voy a hacer las cosas fáciles Pancho, termina tu relación con Miguel antes de que me prefiera. No quieres sufrir una infidelidad ¿no?
Miró fijamente al mayor. Aquella actitud petulante y egocéntrica solo le causaba irá y asco, en especial cada vez que este hacía una alusión a su novio.
—Miguel nunca me haría eso.
El más alto se levantó de aquel tronco y mirando aún al ecuatoriano le dijo.
—Pues lo veremos.
Se tumba sobre el sofá del departamento que compartido. Otra vez los recuerdos de esa noche lo atormentan.
—Demonios...
— ¿Se puede saber qué es lo que te tiene así?
Voltea al oír una voz demasiado conocida a su espalda. Miguel se encontraba debajo del marco de la puerta de su habitación, vestido con un camisón blanco, unos pantalones negros y un par de convers. También llevaba el cabello alborotado y tenía unas leves orejeras, aquello solo lograban que se viera más perfecto de lo que ya pensaba.
—No es nada.
—Te conozco Fran. Sé que te encuentras molesto, lo has estado demostrando toda esta semana.
—No me pasa nada. Estas imaginando todo aquello.
Miguel lo mira. Siente la piel de gallina cuando sostiene la mirada. Decide que lo mejor es hablar pero cuando está a punto de hacerlo, Miguel voltea y se adentra a la habitación. Era su celular, alguien lo estaba llamando y por el tono supo quién era.
°°°
Camina despacio por la estación. Una vez que sale a la calle mira al cielo, la oscuridad lo pinta completamente, no hay ninguna estrella. El reloj de su muñeca marca las once de la noche. Decide que lo mejor es preguntarle a Miguel si ha cenado, y si no lo hizo pasar por un puesto de comida rápida y llevar algo.
¿Has cenado? Porque si no es así puedo pasar a comprar algo.
No, todavía no lo hice. Así que te lo agradecería mucho.
Se imagina que el otro debe estar muy cansado como para no haber comido. Miguel es una persona muy golosa pero cuando se encontraba sumamente estresado era como si el hambre se le fuera.
No responde el mensaje, porque piensa que ya no es necesario. Lo mejor será apurarse y llegar al departamento, quería pasar el poco tiempo que le quedaba en Lima. Pasa por un Leña y Carbón cercano y pide algo para llevar.
Después de haber esperado quince minutos por su pedido, coge las bolsas y se dirige al departamento. Mientras va caminando se atreve a mirar las calles, suspira, enserio que extrañaría Lima. Su lista de reproducción cambia y suena Decir adiós, una de las tantas canciones favoritas del pelinegro, no puede evitar sonreír al darse cuenta la influencia de Miguel en sus gustos. Cuando por fin llega al edificio se apresura a entrar. Saluda al conserje con la cabeza y de igual forma a las personas con las que se llega a cruzar.
Toma el ascensor y marca su número de piso. Mientras este sube coloca las bolsas en una sola mano, por lo que aprovecha en revisar su celular y escribirle a Miguel.
Ya llego al depa. ¿Podrías hacerme el favor de abrir la puerta? ;)
Cuando por fin el ascensor le indica que ha llegado a su destino, guarda el aparato y sale de aquel prisma metálico. Camina por el pasillo principal y cuando gira para la zona de su departamento queda confundido al ver una mochila al lado de la puerta, la cual estaba abierta. Entre más se va acercando reconoce la mochila y su mente empieza a trabajar a mil por hora. Se apresura a entrar y queda atónito ante lo que sus ojos ven.
Ahí en el sofá donde muchas veces había pasado los mejores momentos con su novio, se encontraba este siendo besado por un rubio. En ese momento no puede emitir ni una sola palabra, es como si estas se ahogaran en su garganta, siente unas grandes ganas de llorar y una parte de él se niega a aceptar que aquello es real.
Especialmente porque es Miguel quien le está correspondiendo el beso.
Siente como su corazón duele y aunque trata de moverse no lo puede hacer. Aquel beso parecía interminable, pero acabó cuando soltó las bolsas y estas se estrellaron en el piso.
Termina tu relación con Miguel antes de que este e prefiera a mí. No quieres sufrir una infidelidad ¿no?
Él había cumplido su palabra. Después que toda la cena quedara en el piso pudo ver a los ojos de Miguel. No supo cómo describir aquello ¿incomodo? ¿Doloroso? Lo único con lo que su cabeza estaba de acuerdo es que desde ahora en adelante aquella combinación de colores sería la que más odiaría.
Vio como Miguel quería hablarle pero no se lo permitió, así como no se permitió ver la estúpida cara de Steve. Se fue del departamento lo más rápido que puedo sin esperar ni una señal, ni un llamado.
¿Así terminará todo? Al parecer todos tenían razón. Tú no eras para mí.
X Dedicado a @NixieLee1<3
