CAPITULO 1.-

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Ese odioso sonido... La maldita alarma, me estaba matando, el dolor de cabeza es increíble. La resaca que tenía era monumental. Vaya noche la de ayer.

Intento abrir los ojos, pero la luz que entraba de la ventana no me dejaba, al final después de varios intentos, logré abrirlos.

-Mmmh, Lucía... -Hablé con todas las fuerzas llamando a mi amiga, que ha dormido casi toda la noche encima de mi.

-Cinco minutos más... por favor -dijo ella sin moverse ni un milímetro.

-Vamos, me estas ahogando, tía, no puedo respirar – Enserio, no podía respirar, tampoco era para tanto, solo quería que saliera de encima, necesitaba ir al baño con urgencia.

-No seas tan dramática, no estoy tan gorda.

Se movió un poco y al final pude levantarme y ir al baño. Salgo y me encuentro a Lucia sentada al borde de la cama, mirandome con una sonrisa en la cara que daba miedo.

-¿Esta noche repetimos, no Barby? -me dijo riendo.

-Llevamos toda la semana saliendo Lucía, te recuerdo que la semana que viene empiezan los exámenes finales. ¿De verdad piensas volver a beber esta noche? Tenemos que estudiar tía, no puedo fallar. Tengo claro lo que quiero y pensaba que tú también, así que ahora coje tu ropa limpia, date un baño, maquillate un poco que yo voy al baño de mi padre a ducharme, no tardes, te espero a bajo.

-Está bien, pero hoy salimos, un par de copitas y nos vamos, por favorrrrrrr.

Salí de la habitación sin contestar, negando con la cabeza y riendo por dentro, esta muchacha no tiene arreglo.

Una vez arreglada hecho el último vistazo en el espejo y me gusta lo que veo. 

Miro la hora en el móvil y maldigo en voz baja

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Miro la hora en el móvil y maldigo en voz baja. Corriendo cojo el bolso y todo lo necesario para ir a la universidad, no me da tiempo a desayunar. Cuando estoy a bajo veo a Lucia tan tranquila hablando con papá. Que mujer más tranquila. No le importa nada llegar tarde. 

-Pero vamos Lucia, que llegamos tarde -le digo apresurada.

-¿No te acuerdas? Barby, hoy empezamos una hora más tarde.

-Joder, y yo corriendo, no me acordaba. Se me había olvidado. Bueno al menos me da tiempo a comer algo.

-Hija, ¿qué tal ayer por la noche? Habéis llegado muy tarde, sabes que no me gusta que salgas por la noche hasta tan tarde y menos entre semana -Dijo mi padre, con cierto tono de risa. Sé que lo dice en serio, pero vamos, no puede enfadarse con su querida hijita. 

-Papá, fue bien, lo único que se nos fue un poco de las manos, nada más -le dije dándole un beso en la mejilla, sabía que así me lo ganaría.

-Bueno, está bien. ¿Queréis que os lleve yo a la universidad? En media hora voy para la empresa a arreglar unos papeles y me viene de paso. Luego llamas a Víctor que venga a por ti -dijo papá.

Víctor es mi chófer y mi guardaespaldas, sí, mi padre es el típico padre protector.

-Está bien -le dije sin más. Cogí un vaso y me puse un poco de zumo de naranja, me lo bebí y junto con Lucía salimos a fuera a fumar un cigarro, mientras esperábamos a mi padre. 

-Entonces esta noche, unas copitas y nos vamos, ¿no? Venga por favor, lo necesito. Desde que pasó eso con Javier no estoy bien y como mi mejor amiga que eres tienes que ayudarme -dijo Lucia con cara de no haber roto un plato en su vida. 

La verdad, no me disgustaba la idea, pero llevamos así desde que lo dejó con su ex y ya van dos semanas, día sí y día también, mi hígado iba a explotar el día menos pensado. Pero la miré y sin poder decirle que no acepte.

-Está bien, pero que sepas, que el alcohol no lo arregla todo, querida -le dije en tono de burla. 

-No arregla una mierda, pero te ayuda a olvidar por un rato.

Nos miramos y empezamos a reír.

Cuando salió papá y nos vio a los dos con un cigarro en la mano, dio una mirada de esas que si matarán ya estaríamos bajo tierra, pero no dijo nada al respecto. 

-Vamos chicas o al final si que llegaréis tarde.  

El día en la universidad pasó más rápido de lo que esperaba, ya no sentía nada de cansancio y me encontraba bien de ánimos, así que busqué a Lucia, ya que la última hora nos tocaba diferente asignatura. Le mandé un mensaje a Víctor hace diez minutos, así que ya debería de estar esperando. 

-¡¡¡Luuuu!! -llamé para que me viera.

-¡Barby! ¿Te apetece ir de compras?

La miré incrédula, era obvio, ¿no? Pues claro que sí, así que sólo la cogí del brazo y la arrastre hasta la salida. 

-Tenemos que pasar un momento a ver a mi padre, sólo serán cinco minutos o eso ha dicho él, así qué, vamos y luego vamos al Bell Rous, que el otro día vi unos zapatos que me encantaron y no tuve tiempo de comprarlos -le dije, subiendo al coche.

-Hola, Victor -lo saludé con una sonrisa. 

-Hola señorita Barbara -dijo él tan educado como siempre. 

-Vamos a la empresa un momento, luego nos llevas a Bell Rous y ya te llamaré cuando vaya a salir.

-De acuerdo Señorita.

El camino hasta la empresa fue más rápido de lo pensado, ya que iba hablando con Lucia de que nos íbamos a poner esta noche.

Cuando entremos en la empresa, noté varias miradas, como siempre, pero no hice caso. Subimos hasta el último piso, ahí estaba el despacho de mi padre, obvio, era el dueño.
Cuando su secretaria me vio, enseguida aviso por el teléfono a mi padre.
-Su padre ya la espera, Barbara - dijo el un tono amable.
-Gracias, Cindy.
Abro la puerta y me encuentro a papá, hablando con un tipo.
- Hola, mi niña - dijo el tan cariñoso como siempre. -Lucía cariño, no te esperaba. Hija, el es el señor Fierro , mi nuevo socio.
-Encantada de conocerle Señor Fierro - le extiendo la mano en modo de saludo y el la coje depositando un pequeño beso en ella.
-Igualmente Señorita Díaz - dijo con un tono de voz tan grueso que me hizo temblar hasta las pestañas.
Se le veía un chico joven y guapo, muy pero que muy guapo. El típico chico que trae a todas las mujeres locas.
-Hija, hemos estado hablando mucho y le he contado que te queda una semana para terminar la universidad y ya que estás tan empeñada en no trabajar conmigo, el señor Fierro se ha ofrecido en que trabajes con el. Estamos empezando un proyecto nuevo y necesitamos a una diseñadora para crear el nuevo edificio que se va a construir - le miro emocionada, el sabe que es lo que quiero y realmente no iva a trabajar para papá, vale que tampoco estaré tan lejos de él, pero se que el no dejará que lo haga en cualquier otro sitio, así que sin más acepte.
- Me encantaría papá, es lo que más quiero en estos momentos - le dije emocionada.
- Queremos tanto el señor Fierro como yo, lo mejor para la empresa, cariño, y se que esa, eres tú.
Me lanzó a los brazos de papá, dándole pequeños besos por toda la cara y diciéndole lo mucho que le quiero. Noto que alguien nos observa demasiado y no, no es Lucía. EL señor Fierro nos está mirando y parece que va a decir algo, pero finalmente no dice nada.
- Señor, gracias por la oportunidad prometo no fallarle y lo are siempre lo mejor que sé.
-Lo sé, señorita. No tengo ninguna duda de eso.
Estuvimos hablando un rato más, sobre el nuevo proyecto, lo que ellos tenían en mente y todo eso. Al cabo de media hora, nos despedimos de papá y con Lucía nos dirigimos al Bell Rous. Las dos emocionadas, ella dentro de tres semanas empezaría a trabajar como la nueva secretaria de papá y yo como diseñadora del nuevo edificio y trabajaría con el señor Fierro.
Después de haber paseado, comprado y comido algo en el centro comercial, llamé a Víctor para que viniera a buscarnos y nos dejara en casa. Lucia se quedaría a dormir allí, ya que sus padres están de viaje y siempre que se van, ella viene a casa el tiempo que ellos están fuera.

El socio de papá.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu