Extra N°1 💕

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Hola! Aquí esta! Siempre cumplo lo prometido.
NO LEER SI NO LEYERON HISTORIA PRINCIPAL. ❗ ❗ ❗

Está situado durante su vida conyugal y con sus hijos. Siete años después de su casamiento.

Lancaster, Inglaterra

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Lancaster, Inglaterra. 1830

Miraron en todas direcciones y Oliver sonrió, estiró su mano y le hizo señas a Leon que aguardaba tras él.

—¡Apúrate!... Lauren está lavando la ropa... —musitó escondido detrás de la pared del pasillo, mientras se cercioraba que Martha no estuviera por allí.

Su amigo de cabello claro, rostro hundido pero labios gruesos y ojos tan grises como las piedras del río mezcladas con un toque azul tormentoso, inspiró aquel aroma a pan recién horneado, dulzón y con un toque de anís. Apretó con su mano su estómago que gruñía como una bestia...

—Tengo hambre... —Oliver blanqueó sus ojos.

—Siempre tienes hambre... —dijo fastidiado mientras resoplaba y golpeaba su costado.

—Sácale un pan a la señora...

—¿Quieres acaso que mi madre se entere? Si no nos apuramos no llegaremos a la mejor hora, te dije mil veces que hay que ir a la hora correcta.

—No aguanto.... —dijo insistente, mientras su estómago volvía a quejarse y parecía abrirse un hueco dentro de él, uno imposible de saciar, y ya lo sabía Oliver que en varias oportunidades había llevado comida hasta su casa.  Una pequeña construcción en las inmediaciones de Lancaster, a medio camino entre la mansión y la mina. Sus padres trabajaban allí, y sus hermanos y él solían colaborar en la textil. Se habían hecho amigos arrojando piedras a la vieja textil de los Bennett que aún permanecía abandonada. Su padre no ha había invertido absolutamente nada allí, sino todo en textil Foster, que finalmente sería su legado. Aquel día se había desatado la lucha porque mientras Oliver lanzaba una piedra, una había caído golpeando la cabeza de Leon que jugaba a las escondidillas. Se habían trenzado a los puños al primer reclamo que le había lanzado y luego de golpearse ambos hasta el artazgo, cuando comenzó a salir sangre de sus narices es que se detuvieron, y ambos decantaron a llorar por el castigo que recibirían en sus casas. Decidieron que la mejor opción era robarle las vendas que guardaban en una caja de auxilio de la textil, y así lo hicieron. Se lavaron, se limpiaron y montaron un teatrillo que repitieron antes ambos padres. Desde aquel día se volvieron inseparables y cada semana, cuando Aiden se montaba en el carruaje para ir a controlar la mina y la textil, es que Oliver lo acompañaba y se juntaba con su inseparable amigo.

—Está bien, yo hago guardia en la puerta y tú sacas dos panecillos, corres por el pasillo y tomas la puerta a la derecha, entras a la despensa y luego la puerta que sale al jardín. ¿Entendiste? —Leon asintió pero llevaba la frente apretada, pues en realidad solo había captado hasta el punto donde tomaba los dos panecillos. Levantó sus hombros quitando importancia al asunto de las puertas y los pasillos.

Corazón en Penumbras. ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora