- Todo pasa - se recordaba a sí misma una joven de cabellos negros como la noche y ojos ámbar. Le costaba reconocer la terrible humillación a la que, minutos antes, había sido sometida por parte de colegas "más experimentados" en el campo de la física cuántica. <<"Más experimentados" ¡Ha!>> pensó la chica. <<en teoría, ¡quizá!. Es bien sabido que todos sus teoremas necesitarían millones en presupuesto para ser comprobables, ¡pero aún así se burlan de mi postulado!>>.
Arrojó a la papelera un ejemplar nuevo de la revista "Science, Today" titulado "The Future is Now" el ejemplar era el 088. Año de emisión: 2003. Uno de los principales detractores de sus ideas había sido alabado en aquel ejemplar.
Ella hundió su pálido rostro entre ambas manos al tiempo que tomaba asiento y daba un largo suspiro.
-¡¡AAARRGGGGHHH!!- meneó la cabeza a ambos lados para liberar su frustración. Se despeinó un poco el cabello pues aún tenía ambas manos cubriendo su rostro al momento de ejecutar aquella acción.
-Fräulein- comentó una voz femenina detrás que venía de detrás de ella.- se perdió la cena. Dejé un platillo cubierto sobre la mesa por si gusta ir a cenar ahora mismo.
-Claro. ¡Enseguida voy!- respondió la chica alejándose de aquel escritorio grande de caoba en el que habían regados cientos de hojas apiladas que contenían anotaciones de avanzadísimas ecuaciones aquí y allá, los cuales contenían algunas fórmulas tachadas, subrayadas, borrones y pedazos de hoja mallugada que denotaban la pasión de la chica por aquella disciplina.
Ella salió de aquella habitación. El reloj marcaba las 9 de la noche. Juraría que no había escuchado las dos primeras veces que le había llamado Rita, la empleada de servicio. Usualmente cenaba más temprano. El castillo que habitaba era un lugar enorme, y su habitación favorita era, sin dudas, su laboratorio, seguido muy de cerca por el cuarto que contenía su escritorio; era allí donde nacía un mundo de ideas y posibilidades directamente de su imaginación.
Una figura familiar pronto la acompañó por los pasillos.
-Ah, eres tú de nuevo. ¡Que sorpresa!- comentó la chica con ironía.- ¿Ahora qué quieres?. ¿También vienes a burlarte y a rechazar mis ideas?
-Nada de eso- respondió un chico algo bajo. Apenas y sobrepasaba el metro y cincuenta y cinco centímetros, la estatura de Alexa. -pronto lo conseguirás, estoy seguro.
-Si, ¡lo que digas!- exclamó ella irónicamente mientras se encogía de brazos.
-¿Alguna vez me he equivocado en mis afirmaciones?- mencionó firmemente el joven con cabellos negros como la noche y unas ojeras equiparables a las de un anciano, las cuales contrastaban con su inmaculado y terso cutis porcelana.
La joven no contestó aquella pregunta. Simplemente negó en un movimiento casi imperceptible con su cabeza a ambos lados. Ella siguió caminando.
Tan rápido como llegó, aquel misterioso hombre desapareció justo antes que ella doblara a la derecha para bajar por las escaleras de caracol de la torre este.
La alemana se encogió de hombros. Después de todo, él siempre lo hacía.
<<Debe de haber cientos de pasadizos secretos aún desconocidos por mi en este antiquísimo castillo, de seguro así es como logra desaparecerse>>. Pensaba. Como amante de las ciencias exactas, siempre trataba de darle una explicación lógica a todos los asuntos.
Además, hasta la fecha, ningún otro ser humano mas que ella había visto a aquel extraño joven, nadie creía en la existencia de él cuando ella lo mencionaba, todos daban por s
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Oklahoma 9'09
ActionAlexandra von der Forst es una estrella naciente de las Ciencias. Muy decidida y algo testaruda está empeñada en hacer funcionar un invento que muchos de sus colegas tacharían de imposible. Súbitamente llega a su vida el joven Adam Blackwood. Un est...