Capitulo: 1

645 54 0
                                    

El aleteo de un par de alas blancas resuena en el cielo nocturno, el ser divino denominado por las personas "Ángel" persiste en seguir al vil ser del mal, a su enemigo nato un demonio, el Ángel se siente agobiado, por su culpa el demonio había escapado del círculo divino, alzando su arco y apuntando su flecha a su objetivo.

El Demonio sintió el rozar del arma divina haciendo que este perdiera el equilibrio, en su vuelo, chasqueo su lengua en molestia, si no escapa ahora mismo es seguro que morirá por las manos de la asquerosa abominación.

-¡Deja de escapar de tu inevitable destino!- Exclamo el Ángel sin dejar de disparar las flechas a su oponente.

El Demonio esquivo con agilidad aquellas flechas –Oh claro, no hare nada y dejare que tu me captures para asi procedan matarme- diciendo esto se hecho a reir –Pues que crees, no lo hare imbécil-

Aumento la velocidad de su vuelo para perder a su oponente, miro una ciudad aproximarse, ambos seres, se siguen esquivando edificios, autos. El demonio esta harto de toda esta falacia.

Siente una panzada en su pecho, un humo negro se forma a su alrededor, sonríe para sí, el Ángel mira con horror aquello sabiendo su significado, el Demonio mira en dirección del ser divino sonriendo con sorna, el Ángel toma una de sus flechas y dispara rogando a los cielos dar en el blanco.

La flecha desaparece junto con el Demonio –Oh Padre mío, ruego que la flecha de en el blanco- dice el ser divino.

.

.

.

El humo se presenta en una casa de madera desecha, se dispersa cuando el ser demoniaco toca sus pies en la madera descuidada, este abre los ojos, mira a su alrededor, sin que nada le parezca sorprender.

Entonces sus ojos negros se enfocan en la figura de la mujer que ya hace arrodillada mirándolo con miedo y asombro.

La mujer gimotea al observar aquel ser, su cabello negro cual carbón, sus ojos negros como los de la noche, su piel pálida como la porcelana, de la cabeza sobresalían ya unos cuernos, venia vestido con un traje de color negro al igual que sus zapatos.

-Así que ¿Cuál es tu petición?- pregunto con aburrimiento el demonio a la insípida mujer.

Ella no podía procesar nada, pensó que aquel ritual era totalmente inútil y que solo eran leyendas de los torpes e inútiles Muggles, se pellizco su mejilla para sentir si esta despierta.

El Demonio frunció el ceño molesto –¡Maldición mujer! ¡¿Acaso solo me has llamado para perder mi tiempo?!- Exclamo con enfado.

Ella chillo por aquel grito –N-no yo lo siento- dijo con preocupación que tal si el ser se enfada y la mata –Yo bueno...quería pedirte que me liberes de mi sufrimiento, no quiero seguir atada a un hombre tan perverso como lo es mi esposo- respiro para darse valor y continuo –Quiero que hagas que mis padres me perdonen y me reciban en su casa con amor-

-¿Qué obtengo yo, si cumplo el trato?- dijo el sin interés el demonio.

Ella sudo no sabía que podía darle a cambio, un recuerdo vino en su mente, aquellas palabras que repetían los Muggles que predicaban era que un demonio siempre pedirá tu alma –Yo...te ofrezco mi alma-

El Demonio la miro divertido, se carcajeo de la mujer su risa resonó por todo el lugar –Ja... si mira querida, nosotros los demonios no aceptamos el alma sin valor de un mago, buscamos el alma de un humano-

La mujer sudo frio entonces que podía ofrecer, tomo unos segundos hasta que aclarando su voz dijo –Te puedes llevar el alma de mi esposo y la de mi hijo, el es un mestizo no es un sangre pura como yo-

El Demonio arqueo su ceja con intriga –Sabes que al aceptar este trato yo me llevare las almas de esas personas para comérmelas, arrebatándoles la vida-

-No me importa, solo cumple con mi ruego- dijo ella con decisión.

Dio unos cuantos pasos hasta estar más de cerca con la mujer, extendió su mano y con una sonrisa en su bello rostro –Bien acepto el trato-

La mujer sin dudar tomo la mano del demonio sellando así el trato ya impuesto por ambos, un pentagrama se formó alrededor la mujer una luz ilumino por completo la casa haciendo desaparecer a la mujer.

Aquella mujer abrió sus ojos mirando con sorpresa la mansión de su antiguo hogar un par de lágrimas se asomaron a su rostro –La mansión Prince- Eileen sonrió con alegría.

.

.

.

El Demonio miro las escaleras, que dan al segundo piso sonrió con malicia ahora reclamaría lo que por derecho es suyo, entonces sintio una panzada en su espalda, haciendo que este se tambaleara cayendo al piso. Sintió con asco la presencia divina del arma.

-Mierda me confíe- entonces se desmaya en el frio suelo.

El Mago, El Demonio y El GatoWhere stories live. Discover now