Brillo y Cristal

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El momento que fui mostrado mi destino, fue durante el periodo entre sueño y estar despierto; donde los ojos se apagan y los parpados pesan. Mi cabeza se balanceaba de adelante a atrás, incapaz de crear un pensamiento nítido, sin poder completar una oración en mi mente. Es común que uno hable, diga cosas sin sentido, excavado de lo más profundo del subconsciente, pero lo que dije esa vez, recostado contra los pies de mi cama, no vino de mí.

Una voz que escalo por mi garganta habló: "Lucían Marley deberá terminar la vida de Charlie Romero, está escrito, está dicho, así será"

En vez de despertarme, caí dormido allí en ese mismo lugar.

Al tener diecisiete era iguales los demás. Era delgado, no muy alto ni muy bajo y una cara que parecía ser un copy-paste de los demás. Quizá me distinguía por mi pelo rojo ondulado y mis ojos grises, pero no brillaba, pues brillar no se trata de cómo te vistas, como te peines o de qué tan amigable eres. Es mucho más.

Brillas es cuando eres una persona especial, mágica, casi. Alguien que resalta por ser único y agradable para todos. Las personas que brillan son las que uno menciona de primero cuando alguien pregunta quien está en tu clase. Son las personas que son más populares, son las personas que resaltan en las materias y son excelentes estudiantes, son las personas, que tienen los corazones más dóciles y aunque parezcan sensibles en exceso, son las más capaces de amar.

Yo no era alguien que brillaba, yo no soy al que escogen de primero a la hora de hacer equipos. Pero no me puedo quejar, tengo bastantes amigos, he tenido relaciones con chicas, soy alguien...alguien más en el paquete de sardinas.

Mi secundaria, que recientemente salía en los periódicos al ser una academia destacada, ha estado en una ilusión de orgullo que ha durado una semana. Banderitas colgadas en cada techo, encima de cada puerta, como si hubiésemos ganado el campeonato mundial. El rector Herman ha dado dos discursos, uno el lunes, uno el jueves, donde nos felicitaba por ser quienes éramos en pocas palabras. Su cara hinchada y mal bronceada con parches rojos brillaba de la felicidad, era incapaz de decir dos oraciones seguidas sin sonreír de oreja a oreja.

Con este animo de festividad, no nos estábamos tomando las clases muy enserio. El ambiente era ligero y alegre. No sentía presión sobre mis hombros hasta que llegue al salón de química. Por alguna razón que no habíamos logrado entender, uno de los grandes espejos del nuevo salón de danzas había sobrado, y por lo tanto termino en una esquina en el salón de química.

Entre risas mis amigos habían bromeado que el profesor Roberts lo quería para su cuarto, para verse a sí mismo mientras tenia sexo, pero no le cabía en el carro y sencillamente lo dejo en su salón.

En el enorme espejo, directamente en mi línea de visión, vi a Charlie Romero. Entonces mi recuerdo de la noche pasada volvió a mí.

"Lucían Marley deberá terminar la vida de Charlie Romero, está escrito, está dicho, así será"

La piel se me erizo. Sentí como si alguien hubiera envuelto su mano en mi cuello y me estaba ahorcando.

Charlie Romero era un chico que brillaba. Tenía una personalidad calmada o chill y de buen ánimo. Gozaba de escuchar música en sus vinilos viejos, y cuando no lo hacía, componía con su guitarra. Era esa clase de chico que no mostraba muchas emociones, pero cuando dedicaba esa media sonrisa con el colmillo afuera, todos sentían una emoción de felicidad y tranquilidad (si no excitación). Su pelo era largo y crespo, del mismo color de los chocolates Hershey, su piel era morena y sus ojos verdes. No era el chico más atractivo de la clase, pero era definitivamente más apuesto que yo.

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⏰ Last updated: Oct 25, 2019 ⏰

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Brillo y Cristal (2019)Where stories live. Discover now