capítulo 1;

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-Elisa, no empieces de nuevo. No tengo ganas de ir.- Olivia sostenía su teléfono celular con su hombro pegado a su cabeza mientras que trataba de lavar los últimos platos que quedaban de la cena.

-Oli, amiga, es la fiesta del año. No podes faltar, sabes que va medio Buenos Aires, va a ser buenísimo.- Elisa insistía al otro lado de la línea, no podía dejar pasar la oportunidad de ir.

-Con más razón, sabes que me dan ataques de ansiedad cuando estoy en lugares con tanta gente.- Su voz tenía cierto tinte de frustración, muy en el fondo ella quería salir pero sabía que siempre terminaría pasándola mal.

-Por favor, sabes que sin vos no me dejan salir ni a la esquina.- Olivia rodo los ojos, sabiendo que eso era completamente cierto. Seguía sin entender por qué los padres de su amiga depositaban toda su confianza en ella. Era difícil ser adolescente y ya sentir la carga de tener que cuidar a alguien como un hijo.

-Bueno, pero en la que me agarra un ataque o algo parecido nos volvemos ¿está bien?

- ¡Si! Lo que vos digas amiga, igual la vas a pasar genial, vas a ver. A las doce paso a buscarte, estate lista. Te quiero, chau.- Sin más Elisa cortó la conversación, dejando a Olivia con las palabras en la punta de la lengua.

Ella suspiró, se arregló el cabello con su mano libre mientras bloqueaba el celular. No es que odiara salir, pero... odiaba salir. La gente borracha, los hombres asquerosos que quieren besarte sin más, las miradas que se posan sobre ella juzgando su ropa, la música a todo volumen, y así podría seguir hasta hacerse vieja. A Olivia no le gustaba tomar, ni tampoco socializar con extraños ella prefería estar encerrada en su casa dibujando y escuchando su música que ella solía clasificar como "canciones que solo le gustan a mi abuela" o "música para señores mayores de setenta".

Pero hoy no era día de atrincherarse en su habitación y dibujar hasta que salga el sol, hoy debía prepararse para ir a una horrible fiesta.

Antes de ir a su habitación decidió pasar por la cocina donde se encontraban sus padres hablando de vaya uno a saber qué. Olivia se consideraba una persona con muchas libertades, sus padres solían decirle que no raras veces, tampoco es que pidiera mucho y de alguna manera tampoco podían hacer mucho, ya tenía 18 años. Internamente ellos deseaban que su hija saliese más seguido, que haga algún tipo de berrinche de vez en cuando, que tal vez les presentara una pareja eventualmente, pero no, parecía como que a Olivia no le gustaba comportarse como una adolescente dentro de la norma. Ser padres de esa chica era casi como ser padres de una mujer de treinta años.

Como era de esperarse, ambos aceptaron la petición de su única hija. Solo pusieron una condición, que enviase un mensaje de texto de vez en cuando para quedarse tranquilos y saber que estaba bien, que estaba viva.

Sin más, Olivia fue a su habitación. Ahí era donde venía su mayor tormento, elegir qué ponerse. No era porque tuviese mucha ropa, ni porque le faltase, sino que nunca se sentía ella misma con esos tops que dejaban a la vista su panza y ombligo, ni con esas polleras ajustadas que no la dejaban respirar. Ella prefería sus pantalones anchos acompañados de sus camisas estampadas, pero eso no era posible para esta noche. Lamentablemente la fiesta tenía cierto dresscode.

Luego de haber pasado hora y media probándose casi toda su ropa de salir, se decidió. Eligió una blusa celeste y un short negro tiro alto, sin embargo se sorprendió a ella misma mirándose en el espejo de su habitación. Se sentía linda y cómoda por primera vez en años. Esta vez no creía que sus piernas fueran demasiado gordas, ni que su espalda fuera un cementerio de granos, ni que su panza era asquerosa, se sentía bonita y a gusto con su cuerpo.

Miró el reloj que yacía sobre su mesita de luz al lado de su cama llena de ropa, se acercaba la hora y ella todavía no había podido ni maquillarse. Rápidamente fue hacia el baño y se maquilló en tiempo record. Todo estaba saliendo demasiado bien, eran las doce y ella temía que su amiga le cancele a último momento, no podía ser todo color de rosa. Sin embargo, Elisa apareció en su puerta cinco minutos más tarde de lo pautado, nada mal para alguien que siempre llegaba una hora tarde a todos lados.

-¿Lista para la mejor fiesta del año?- preguntó Elisa mientras conectaba su celular al estéreo del auto.

-No.- Olivia se cruzó de brazos y negó con la cabeza, mientras que su amiga le ponía play a su lista favorita en Spotify, que estaba llena de cumbia y trap.

-Qué lástima porque ya es tarde para arrepentirse.- y sin dar más vueltas, Elisa arrancó el auto en dirección al gran predio donde se realizaría la fiesta.

Y aunque a Olivia no le gustara aceptarlo últimamente le había tomado cierto gusto a escuchar trap. Sin quererlo se había aprendido unas cuantas de las letras y sin poder evitarlo ahora se encontraba cantando "Nena Maldición" a todo pulmón junto a su mejor amiga, quien no podía creer lo que estaba presenciando. Vaya a saber uno cuantas canciones después, las chicas se encontraban saliendo del auto rumbo al espacio donde se estaba realizando la fiesta.

El piso temblaba por el volumen de la música, y en las nubes se podían ver reflejadas las luces de la fiesta. En la puerta del lugar había una fila de gente, no muy larga ya que habían llegado bastante temprano. Las amigas se fueron preparando para entrar, sacaron las fundas de sus celulares y tomaron sus documentos de identidad. Era sabido que si los guardias no veían ningún tipo de prueba de la mayoría de edad se debían considerar fuera de la fiesta. Para suerte de ambas ninguna tenía que pedir un documento falso como lo hacían cuando eran menores, las dos ya habían cumplido sus anhelados dieciocho.

Luego de diez minutos formando en la fila llegaron a los gigantes y aterradores guardias de seguridad, los cuales chequearon sus documentos y las dejaron entrar.

El ambiente no era el más agradable, por más que estuviesen al aire libre el olor a alcohol y marihuana inundaron las fosas nasales de Olivia. –Que olor asqueroso.- pensó. Elisa la miró con una sonrisa plasmada en su cara, al menos su mejor amiga lo disfrutaría.

-Dale Oli, sonreí un poco al menos simulá que la pasas bien.- dijo mientras se encaminaban a la enorme barra que había al costado de la pista.

-Boluda, bastante que vine, no me podes pedir que encima la pase bien.- Elisa se rio negando con su cabeza y desapareció entre toda la gente amontonada en la caja de la barra para comprarse un trago.

Olivia puso sus ojos en blanco, ni quince minutos en el lugar y su amiga ya la había dejado sola. Tanteó el lugar con la mirada, para su suerte era muy espacioso no como los boliches donde apenas entran todos muy apretados y sin poder respirar. Había un enorme escenario al final de la pista con un dj pasando música en él, la poca gente que había bailaba cerca de los parlantes. –Que ganas de morir de sordera.- pensó Olivia y suspiró. Miró para el lado de la entrada y vio como cada vez iba llegando más gente y Elisa todavía no volvía, ya estaba empezando a desesperarse.

-Tranquila amiga, no pensaba abandonarte tan rápido.- le habló al oído la rubia haciendo que Olivia pegase un saltito.

-¡Tarada! Un día de estos me vas a matar- su amiga solo se rio- Que mal que la pasas eh.- le señaló el gran vaso de fernet que tenía en la mano.

-Y si, si con lo amarga que sos vos por lo menos me tengo que poner en pedo para no aburrirme.

-Che, estas re graciosita amiga. A parte vine porque vos me rompiste las bolas así que no jodas.- Ya estaban caminando para el lado de la pista de baile alejándose de la barra.

-Bueno, está bien, no me quejo. Ah y no te dije, ahora van a venir unos amigos, te van a caer piola.- dijo Elisa mientras sonreía con cara de "no me mates".- ¡Mauro! ¡Acá salame!- la rubia daba saltitos y agitaba las manos para que el chico la vea.

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bueno no sé gente, ojalá les guste. tengo esto escrito hace un millón de años luz y nunca me terminó de convencer, seguro termine en borradores.

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⏰ Last updated: Nov 11, 2019 ⏰

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las idas y vueltas de olivia y valentín; wosWhere stories live. Discover now