Mycroft Holmes, un estudiante universitario, cursa su cuarto grado mientras comparte habitación con un joven Greg Lestrade.
Mycroft, es un joven prodigio, reservado y tranquilo que aborrece las relaciones humanas más allá de su amistad con Lestrade...
Siempre que se vea un signo así;• • • el mismo refiere a una elipsis, lo que involucra que, entre los eventos sobre el signo, y debajo del mismo, existe un margen de tiempo igual o mayor a una semana, jamás menor. Sé que sobre el tener que aclararlo, pero nunca falta alguien que piensa que entre los eventos solo existe diferencia de un día.
Dicho esto, ¡¡disfruten de la lectura!!
•Pasado.
Caminaba por los pasillos del internado de la universidad, me dirigía a mi habitación. Las clases como tales recién comenzaban, y yo ya me veía venir las noches en vela y quejas de mi querido compañero de cuarto, quien no dejaría pasar la oportunidad de hacerme saber su tortura y calamidad para con su futura licenciatura.
Llegué al dormitorio, y depositando la llave en el cerrojo, la hice girar hasta que sentí el leve "clic" de la cerradura, el cual indicaba la abertura de la puerta, tomé el pomo con cuidado y me dejé entrar en la habitación, mi compañero aun no terminaba sus clases, pero yo en cambio; ya regresaba de las mías, después de todo, salía relativamente temprano los lunes, aunque normalmente siempre solía salir antes que él, entraba antes, salía antes. Aunque lo de "temprano", era relativo, puesto que esto iba ligado a lo que se cree de una jornada universitaria.
Luego de haber cerrado la puerta, me encaminé directo hacia lo que iba siendo mi cama, sentándome en la misma, era increíble pensar que ya hacía cuatro años que ambos estábamos allí, y aquello de "ambos" se dejaba ver en la "decoración" que había en cada lado de aquel dormitorio, mientras que del lado de mi compañero existía un deje de desorden y algún que otro póster de películas de acción o banda de rock, del mío; había orden y paredes pulcras en color crema. Mi escritorio poseía un orden inmaculado, dejando todo en un lugar preestablecido, mientras que el escritorio de mi contraparte era todo lo contrario. Aun así, ambos habíamos aprendido convivir con el otro, hasta cierto punto, claro.
Me giré en mi sitio y dirigí mi vista por la ventana, ubicada en un pequeño pasillo que separaba las camas. De allí, se apreciaba el campus, con algunos estudiantes paseándose por el mismo en busca de un lugar tranquilo, huyendo de las cursis parejas que demostraban su amor ante todo el mundo. ¿Por qué la gente hacía esas cosas? Mostrarle a los demás su relación como si le importara a alguien más aparte de ellos mismos. Y ya que estábamos con eso; ¿por qué la gente se enamoraba? Nunca había visto eso como algo necesario, nunca había sentido ni una pizca de ese sentimiento, y por, sobre todo; jamás lo iba a comprender, o bueno, eso creía.
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Yo nunca había tenido una relación amorosa con alguien, y tampoco la buscaba, no entendía el motivo para ello, la necesidad de tener a alguien entrometiéndose en tu vida de forma diaria, o interfiriendo directa o indirectamente en tus decisiones a futuro, era simplemente molesto.
