La Noche de los Malditos

         Existe una noche de septiembre donde los ocho bares del Seville Quarter celebraban su aniversario. Entre la multitud de personas que acuden al frenético festejo, se esconde un grupo de asesinos conocidos como los malditos. De ellos se conoce muy poco, al punto que muchos dudan de su existencia. Se los describe como personas muy inteligentes y cultas, pero con un pasado de pesadilla. No se sabe cuántos miembros son exactamente, pero se especula que al menos son siete. Pues se realizaron siete asesinatos y esa noche pasó a llamarse como La noche de los Malditos.

          Apenas el reloj marca las doce del nuevo día, comienza la delirante fiesta donde todos los bares no escatiman en gastos ni los clientes tampoco. Un tumulto de gente ingresa a las instalaciones esperando disfrutar de un festejo de veinticuatro horas seguidas con disfraces y excentricidades de todo tipo. De aquí en donde el primer asesinato sucedió en lo que empezaba el día, Los amigos de la víctima cuentan que su facilidad de caer enamorada de cualquier persona fue su condena, pues dentro del quinto bar conoció a quien sería su asesino dentro de unas pocas horas. Al estar todos disfrazados, la única imagen que los testigos recuerdan es que el asesino iba vestido de negro, con un sombrero flamenco y una rosa entre sus labios. Una apariencia muy romántica y aventurera sería lo que la volvería loca de amor. Sus amigos conocían que no era la primera vez que ella salía acompañada de un hombre desconocido, por lo que en primera instancia no se preocuparon. Tras pasar las horas decidieron buscarla y apenas salieron del bar, quedaron impactados al ver la desgarradora escena de su cuerpo clavado con rosas tal como un cristo en juicio. No obstante, la escena era tan bien cuidada como artística, al punto que los que no conocían a la víctima, pensaron que se trataba de otra obra excéntrica que se solía montarse en esa fecha. Pese a que se informó a las autoridades, la multitud de personas que se encontraban en el bar impidió que el evento se cancelase y sin divulgar nada retiraron el cuerpo.

          El segundo asesinato ocurrió casi en simultáneo. En un momento de la noche donde la droga y alcohol empezaba afectar a los que se encontraban celebrando,un grupo de modelos llegaron al quinto bar en busca de las miradas de todos, pues por esas fechas se iba a celebrar el certamen de la reina de la ciudad. Pese a todas las recomendaciones que se les dio, las modelos no sabían exactamente donde estaban metidas, ni de los horrores que habían pasado en esos bares. En eso, un hombre vestido completamente de blanco al estilo burgués del siglo XIX, se presentó a una modelo de cuerpo exquisito y fragancia sensual. Sus conocidos cuentan que la víctima sabía que apenas pasen sus mejores años de belleza, no podría continuar con su profesión, por lo que era preciso conseguir a un caballero que desee hacerse cargo de ella. Entre el efímero y precipitado coqueteo de ambos, se produjo un beso muy apasionado que incluso resultaba excitante de ver. De la misma manera, los dos salieron del bar y tiempo después las amigas de la víctima encontraron su cuerpo cubierto de arcilla blanca, tal como si se tratase de una escultura del mismo Miguel Angel. Era una obra exquisita de ver, por lo que se ocultó la historia de su muerte y la escultura sigue siendo parte de la decoración del Seville Quarter.

          El tercer asesinato sucedió poco después del segundo a las afueras del Seville Quarter. A diferencia del anterior, nadie vio nada extraño o al menos nadie tuvo el valor de contar lo que presenció. El cuerpo de una mujer increíblemente blanca fue encontrado con cicatrices que presumían ser hechas con un objeto cortopunzante. Las cortaduras estaban esparcidas en forma de letras en toda su espalda, donde se podía leer el poema completo de Mario Benedetti Los formales y el frío. Realmente no se sabe cuándo sucedió el asesinato pues el cuerpo fue encontrado entre la vegetación poco cuidada de los exteriores. Un guardia que se encontraba dando su vuelta, encontró el cuerpo justo después del segundo asesinato, por lo que esté pasaría a tomar el tercer puesto.

         En este punto de la noche, las cosas que pasaban en los bares eran irreales. Es bien sabido que dentro de las cuatro esquinas del Seville Quarter nunca estás preparado para lo que puedes presenciar. Cuando la fiesta se encontraba en todo su apogeo, un grupo hombres y mujeres vestidos de esqueletos realizaban su espectáculo denominado la danza de la muerte. Un show muy siniestro para algunos, pues las luces se apagaron y neones rojo color sangre, era lo único que iluminaba el espectáculo. Dentro de lo que más se recuerda fue una marioneta de esqueleto que bailaba en la mitad de los coreógrafos. No obstante, al terminar la función, el grupo de bailarines no comprendía qué hacía esa marioneta bailando, pues eso no estaba preparado. Nadie sabe quién tendió lo hilos para que el esqueleto bailara. Resultó aún más escalofriante cuando notaron que los huesos eran reales y que desprendían un olor muy fuerte a descomposición. A medida que fueron buscando al responsable, se encontraron con la amarga noticia que el coreógrafo principal había desaparecido. Efectivamente, los días siguientes a esa noche se confirmó que los huesos eran suyos y pese a todos los interrogatorios que se hicieron, los detectives tenían tantos sospechosos como bailarines en el grupo, por lo que el crimen quedó inconcluso. El show resultó memorable para los que lo presenciaron,. pues era hilarante ver un cadáver bailar. Claro está que en ese momento se desconocía el atroz asesinato que llevó a esa calavera a ser parte del espectáculo.

         A medida que el festejo se encontraba por finalizar, las mejores bandas de la noche se robaban la atención de los demás. Durante la función en la pantalla principal, se hacía premisa del video musical. Quizá el más perturbado de todos, pues se proyectó a un hombre atado a una silla, con dos parlantes muy cerca de sus hombros. Cada que el guitarrista tocaba un acorde, la persona agonizaba de por el intenso ruido a sus bordes. Al finalizar la canción, el volumen alcanzó su cúspide, los tímpanos del personaje explotaron, lanzando sangre por todos lados. Algo muy horripilante de ver, pero los espectadores quedaron maravillados por la calidad del entrever. Al terminar la función, el grupo musical se preparaba para rebatir al productor, pues ese no era el video que debía de reproducir. Mas cuando llegaron a la sala de control, comprendieron que el video musical que se proyectó, en realidad era un en vivo de este pobre trabajador. Efectivamente había muerto por la melodía y la intensidad de la canción.

         Pese a tanta tragedia, la noche continuó con todas las personas celebrando el aniversario, sin conocer la existencia de lo sucedido. Justo antes de finalizar la noche, los últimos malditos hicieron su acto de presencia. Efectivamente se habían guardado lo más siniestro para el final, por lo que los detectives creen que dos malditos trabajaron en conjunto. Siguiendo el mismo patrón, cada asesinato representaba de una forma muy cruda a las siete bellas artes, por lo que los faltantes eran la arquitectura y el cine. Sin mucho misterio como los demás, montaron una guillotina en la mitad de la pista de baile, que los espectadores pensaron que era mera decoración. De aquí en donde dos actores realizaban su interpretación de una novela donde preferían la muerte antes que separarse. Ambos se acomodaron en la estructura y soltaron la cuerda esperando que la navaja que colgaba solo sea de plástico y que la misma solo representará el acto romántico de morir por amor. Más la estructura contaba realmente con una navaja de acero puro, por lo que apenas hizo contacto, las dos cabezas rodaron por la pista de baile. Todos entraron en pánico y miedo, por lo que salieron corriendo del Seville Quarter. Al final de la noche, las autoridades declararon la muerte de siete personas a manos de siete asesinos distintos. Desde entonces la fecha que alguna vez fue un día de festejo y felicidad máxima, pasó a ser un día triste y oscuro digno del nombre de La noche de los Malditos.