Socios

Única parte

Hacía un día tremendo, el portero sabía que ya tenía que estar preparado, a las 12:30 iba a llegar el dueño del Hotel y tenía que mantener su porte para conseguir mantener su trabajo, pues sabía que este hombre era alguien muy estricto con respecto al trabajo, pues a su antiguo compañero de trabajo lo había despedido por haberse distraído con uno de los hospedados, así que tragando grueso se encontraba a la espera de la llegada del dueño. 

Ya eran las 12:30 y puntualmente el dueño del Hotel bajo del auto tan elegante y tranquilo como si fuera parte de su esencia ser de esa manera, pero claro, él que había trabajado un tiempo en esos negocios como un mero observador y abridor de puertas, sabía que no era nada mas que una fachada, pues a la vuelta de la esquina siempre habría alguna cámara enfocando su perfil y tratando de cazarlo en alguna escena comprometedora hasta que entrara en su suite. 

La administración de Jung Hoseok era impecable, había llegado al mando de esta cadena de hoteles en ruinas, lo que había sido un gran negoció ya tenía cerrado mas de 30 hoteles en todo el país, nada en ese momento era tan conocido como la increíble banca rota en la que se sumergió la empresa de hoteles Jung. Él padre de Hoseok había entrado en una crisis personal que afecto a todo su entorno, su esposa lo había engañado y su consumo cada vez mas frecuente de cocaína lo habían llevado hasta él limite de perder varios inversores, a su vez teniendo que cerrar Hoteles gracias a su mala administración y poco profesionalismo. No fue hasta que Hoseok asumió el mando de la empresa que finalmente la cadena de hoteles estuvo en estabilidad económica, había puesto orden en todo lo que su padre no había podido y a vistas de todos Hoseok era la salvación de la empresa, por eso tenía todas las miradas puestas en él, por eso Hoseok no podía salir a la calle sin que alguien le sugiera, sin ser la portada de alguna revista o sin ser la cara que estuviera en todas las avenidas de la ciudad. 

Su fama había escaldo a proporciones enormes dentro del país, gracias a que debía darle promoción a los hoteles, debía atraer gente y Hoseok sabía que siendo una figura publica la reputación de su familia y su empresa volvería al prestigioso lugar del que lo habían descolocado. 

Ese mediodía quería examinar uno de sus Hoteles como estaba haciendo con todos, para detectar que cambiar y que no de aquel para hacerlo mas agradable y mas eficiente. 

Al bajar sintió una gran asfixia, hacía un calor tan abrazador que el aire caliente le hacía sudar, se tuvo que limpiar con un pañuelo su sudor y una vez lo hizo con una expresión seria que escondía todo su cansancio, sabía que el edificio no tenía aire acondicionado y por eso se encontraba agobiado. Se dirigió a hacía la entrada viendo como el portero lucía sumamente cansado, tenía ese traje de manga larga y abotonado hasta el cuello, su cara expresaba entre cansancio y temor, supuso que por su presencia, pues ya había estado allí y esta visita era para ver que sus ordenes se hubieran cumplido. Sintió algo de pena por él y estaba pensando seriamente en darle mas tiempo de descanso, por lo que dejo esa opción archivada en su mente, así como lo hacia con todas las cosas que veía para cambiar en su negoció, si por algo se caracterizaba era por tener una buena memoria, y si de algo se olvidaba su asistente estaba a su lado como garrapata chupa sangre para ayudarlo. 

Sin mas paseo por el hotel comprobando como algunas cosas si se habían acatado y otras aun estaban siendo tramitadas, si había algo que le fastidiaba a Hoseok era la burocracia que había por tantas cosas insignificantes, se supone que vivían en un siglo donde todo debía ser rápido y ellos allí esperando un aire acondicionado para la habitación 302 que habían pedido la semana pasada. Hoseok sabía de sobra lo que significaba esperar por las cosas, pero cuando se trataba de esperar cosas que se necesitaban su paciencia explotaba, aunque siempre mantenía la calma, no era profesional explotar de la manera tan irracional en la que él lo hacía.