La última Navidad de Sakura y Syaoran

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La última Navidad.

Este shot va con mucho cariño para mi amiga secreta. Espero te guste. No es mi fuerte, pero hice mi mejor intento.

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Ya se habían tardado en darme la noticia. Ya sabía yo que todo lo bueno no puede durar mucho tiempo y es que la inestabilidad social de mi hermano nos había obligado desde hace poco más de diez años a mudarnos de una ciudad a otra.

No presumo al decir que me conozco casi todas las ciudades de Japón. Jamás me había importado todo este proceso, estaba acostumbrada, en cada escuela que era inscrita no le daba la importancia al hecho de que no hacía amigos, en algún momento tenía que decirles adiós. Por muchos años me evité ese problema. Pero no ahora.

Desde que Touya tuvo aquel accidente que lo marcó de por vida mamá y papá habían procurado para él un ambiente de tranquilidad. Él era solo un niño inocente que se vio amenazado y lo único que hizo fue defenderse.

Fue etiquetado de chico problema y sufrió de mucho acoso escolar. Yo también sufrí el mismo problema, pero me supe y he sabido defenderme. Apenas era dos años menor que yo y no me importaba hacer esa clase de sacrificios por él.

Cuando llegamos a Tomoeda todo cambió. Una ciudad tranquila, perfecta para Touya y su tranquilidad. El psicólogo dijo claramente que era necesario que él estuviera en un lugar rodeado de tranquilidad y cero estrés, de lo contrario volverían esos horrendos episodios de descontrol y a mí se me partía el alma de solo recordarlo en esa situación.

En Tomoeda encontramos todo aquello que Touya y nosotros necesitábamos para pasar una buena temporada en tranquilidad y poder llevar una vida normal. Él pudo terminar la primaria y empezar la secundaria, papá pudo empezar a trabajar en la universidad de Tomoeda como catedrático de Historia, mamá consiguió un trabajo como asistente ejecutiva y yo pude iniciar la preparatoria. Hicimos amigos y todo parecía acomodarse de manera positiva en nuestras vidas.

Pero todo lo bueno dura poco y eso fue lo que habíamos olvidado. Mamá fue víctima del cáncer, todo sucedió rápido. Por enfocarnos en la estabilidad de Touya olvidamos cuidar de nosotros mismos, él no era culpable, solo lo olvidamos.

Fue un cáncer invasivo que deterioró su salud rápidamente. Mi hermano estuvo aislado de todo eso, no se dió cuenta. Era lo mejor para él. Pero mamá quiso despedirse de él y no podíamos decir que no.

Touya lo sabía todo, eso fue como un golpe al hígado, pidió perdón. Se sintió culpable. A sus trece años se enfrentó a otra situación de riesgo. Mamá se fue, nos dejó y con eso, además del enorme vacío en su ausencia tomar una difícil situación. Seguir en Tomoeda o buscar otro lugar donde empezar de cero.

Por primera vez, papá y yo tomamos en cuenta a Touya, lo dejamos decidir y su madurez nos llenó de mucho orgullo. A pesar del dolor que nos embargaba vivir en esa casa en donde la presencia de una mujer tan joven y llena de vida se sentía, quería seguir ahí, quería enfrentar esos demonios que día y noche lo atormentaban. Quería que hiciéramos nuestra vida en Tomoeda.

Seis meses después de la muerte de mamá las cosas iban bien. Touya tenía grandes amigos, uno de ellos era el gentil Yukito, su compañero de juegos y aventuras. Papá pudo trabajar con normalidad y yo empecé a hacer amigos, entre ellos, los más importantes de mi vida; Tomoyo Daidouji y Syaoran Li.

Tomoyo era una chica llena de vida, muy bella e inteligente que desde el primer día que nos conocimos no dudó en ofrecerme su amistad y compañía en los momentos más felices y difíciles. Era dulce y gentil. Solo ella me metía en unos enredos que al final nos hacían reír.

La última NavidadWhere stories live. Discover now