Carnicería

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Juro ser breve.
En la carnicería no hay tregua.

Dejo porciones
arrancadas de epidermis
grasientas de hambruna,
ambiciosas de gargantas caníbales.

Y es que yo solo
me desgarro el pecho
para apuñalar mi frágil latido,
hasta que, asustado,
musita prudente
recubierto de hiedra.

Confieso que
no soy amo
del tosco área mental
que se formó con descuido,
ni lo seré de las
secreciones desbordadas
de una vista ciega de vesania
en abriles.

La atmósfera
resbala vehemente sutil
por las puntas de mis pestañas,
formando carámbanos que cuelgan
a manera de gráciles dedos agudos.

Una hipotermia
cala mis vísceras,
y burbujea la cólera
al tanto que crea
quemaduras álgidas.

Estoy a deshora
para obtener una
medicina que salve
mi mermado desenredo.

Queda huero,
cuero de porcino
que recubre unas trizas huérfanas
en donde no me encuentro.

Así que saldré a rastras,
con bandera blanca
e imponente voz déspota
fuera de sus estribos
para decir a la masa:

¡DEVORADME,
FAMÉLICOS,
QUE ME POSTRO
ANTE USTEDES
DE BUENA GANA!

¡DEVORADME,FAMÉLICOS, QUE ME POSTRO ANTE USTEDESDE BUENA GANA!

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Dedicado a phereinphonon

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