DRACONIS AMBARITA

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    Pocos son los libros en los que se ha escrito esta historia y escasos los hombres que albergan en sus memorias tal relato. Tal historia inicia como todas aquellas, en los tiempos de la gloria y el heroísmo. Comienza por la propia codicia de un sólo hombre y su afán de poseer más que cualquier alma mortal sobre la tierra.

Aaraheb se llamaba aquella tierra de hombres. Se escribía "Aarajeb o Aaj-jabeth", en un antiguo idioma de raíces perdidas. Aarajeb fue una tierra de costas, llanuras, valles, bosques y místicas montañas. Una magnifica nación prosperó en esos lares, tan ricos de interminables recursos y marcada nobleza. Pero por desgracia, el tiempo fue testigo de su corrupción. El hombre rigió esa tierra; la explotó de tal forma que extrajo todo tipo de materiales, oro, plata, carbón, minerales raros, etc.

Así se desarrolló el hombre en esa nación, ahí se creó una civilización prospera y triunfante. Eran muchas las ciudades que ahí convergían: todas fortificadas, llenas de templos, fuentes, callejuelas, patios, jardines, posadas. Pero servían a un sólo gobierno y reino. Los poetas y literatos convivieron por casi dos décadas y escribieron poemas, sentencias y relatos hasta coincidir con el nombre de una nación. La nombraron, "Gerhanopla". En honor a su rey: Gerhan Augustus lepondro Antangenes, gobernante de la nación más comercial y poderosa de toda la tierra.

Aaraheb tenía el mayor poder militar de todas las naciones, politeísta y con el mejor sistema comercial y económico del mundo. Pero como en todo sistema económico, había hombres de poder, y en esa cadena de poder, el hombre más rico de esa nación era por supuesto el gran Gerhan Augustus, apodado el hombre de todos los reinos, el hombre dorado.

¿Qué más podría desear un hombre? Teniendo valles enteros, riquezas interminables, las más bellas mujeres del reino, las más vastas bibliotecas y el castillo más imponente y arquitectónico de la tierra. Lamentablemente había algo que le molestaba, que lo dejaba insatisfecho consigo mismo. Era el tedio.

Bien podría irse a fundar otro reino a lejanas tierras de la misma calidad y poder, armando una gloriosa guerra contra su antiguo reino para calmar su aburrimiento. Pero, deseaba más. Mandaba a cambiar su harem cada tres días debido a que sus mujeres le aburrían. Organizaba fiestas y bailes que terminaban en frenesís carnales, libaciones desmedidas y hasta trágicas. Mandaba a quemar sus propios templos religiosos, para lograr aparecer la furia de los dioses y así poder librar una guerra encarnizada entre hombres y dioses. Hecho que jamás pasó.

Organizó por fin el llamado "El juego del arte", donde reunía a toda clase de guerreros para hacerlos pelear en una arena. Eran juegos a muerte. Estas mortales gestas le sirvieron de enorme entretenimiento. Hasta que una idea, se le plantó fervientemente en su cabeza. Le llamó la atención un joven y diestro guerrero. Su nombre, Bruno de Madiz.

Ahora al rey la placía una nueva idea. Había escuchado las magníficas historias que se contaban en reino acerca de los Dragones. Su propia leyenda y misticismo tras de estos seres. Los cuentos de guerreros y dragones, las grandes epopeyas memorables que aparecen en los libros lo enamoraron. Gerhan, se obsesionó con la sangre de estas criaturas. Así que mando a decir a todos sus subordinados, el enfermizo y caprichoso mensaje, diciendo que su rey lograría bañarse con la sangre de un dragón, para así inmortalizarse y asegurar ante el mundo, la clase de gobernante que él profesaba. Así, influido bajo el imperio de tal capricho y codicia, mandó a llamar al guerrero más habilidoso entre sus hombres, al joven Bruno de Madiz, a quien le seria encomendada, la empresa de traer ante el rey, un ánfora llena de la sangre de un dragón.

El valiente Bruno entró a la sala de rey, acompañado de un joven y enclenque mozo de mirada distraída, quien siempre llevaba un arco y un carcax de flechas a su espalda. El rey les vio venir, y desde su trono, les hizo la señal de arrodillarse a sus pies. Luego, asiéndole una advertencia a Bruno antes de su aventura, el rey le dijo:

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⏰ Last updated: Jan 15, 2020 ⏰

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