deseo profano

2K 244 25
                                    

Miro tus manos, me cautivan, se mueven como las auroras en el cielo. Miro todos los anillos que poseen tus dedos, la forma tan encantadora con la que las pulseras se ajustan a tus brazos, el cuello de tu camisa color negro, me imagino cómo huele, tu cuerpo de hombre, tu torso, tu espalda, me pregunto qué se sentiría tenerlo, tus brazos, tu abdomen, tus tobillos. Te miro y desearía ser tú. No hay encanto en mis caderas, en mis pechos. ¿Estás ahí?

Leonardo se escabulle dentro de nuestros hombros delicados, su corazón late junto al mío, y desea salir.

Se puso las camisas de su hermano, se peinó como aquel gran chico, y se sentía bien. A veces se pregunta cómo se sentirá tener el cuerpo de las pinturas tan perfectas, de aquellos hombres tan imponentes que ve, a veces, quisiera tener la capacidad de poseer esos fuertes hombros, ese pecho plano, le recuerda a la grandeza, a la gloria, a todo lo que nunca pudo ser.

¡Oh, yo no quisiera irme, debes entender! Mi cuerpo me pide que lo adore, mis muslos me ruegan que me postre. ¡Oh, yo quisiera quedarme, pero no me es posible nunca más! Porque estoy disociado de mi mismo. Ya no me siento yo.

¡Somos hermafrodito, fue culpa de una ninfa que se robó nuestro cuerpo!

Ella se llevó todo y así, en la tierra revolcándonos, terminamos, hombre y mujer, juntos para siempre.

Nuestras almas se entregan ahora, somos una ofrenda a lo que sea que el polvo alabe, nuestros corazones los entregamos hoy, quisimos sacarlos de nuestro pecho, y cuando nos dimos cuenta, sólo teníamos uno, aunque fuésemos dos almas unidas al nacer, aunque nuestro cuerpo nos abomina a ambos. Luchando cada día por ver quién lleva el mando, ya no queremos luchar contra nosotros mismos.

¿Seremos un error, un pecado, una broma o un deseo que nace desde las profundidades del alma? No podemos saberlo.

¿Qué hay de importante en nuestras costillas, nuestro aroma o nuestro cabello? Hay un deseo unánime dentro de nuestra mente, pero yo no quería destruir nuestro cuerpo.

Oh, Leonardo, vives tú y vivo yo, ¡vivimos ambos! porque ahora me rindo, y ahora admito que tú eres yo, y yo soy tú, ¡y no hay nada más en este cuerpo que nosotros mismos!

Esta fue la disociación que sufrí aquel día, mi mente de mi cuerpo, mi vista de mi sentido, yo fui la espada capaz de separar mi alma de mi espíritu.

¡Corre hacia el cielo, hermafrodito, corre hacia el cielo y huye de esta ninfa que nos ha condenado, huye de la ninfa dorada y reúnete con los otros hombres que habitan Grecia! ¡Corre ahora y vive por ambos, vive por mí, mi cuerpo es tuyo, mi cuerpo es mío, mi cuerpo ahora te pertenece, mi cuerpo ahora nos pertenece!

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 18, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

DisociaciónWhere stories live. Discover now