Noche de Reyes

Noche de Reyes - [Luimelia - One shoot]

Noche de Reyes

- Pues le he dicho a Amelia que después de la cabalgata se venga a cenar a casa con nosotros, y si se le hace tarde se puede quedar a dormir, que hay sitio de sobra y si no pues se le hace.

Ya estaba mi madre otra vez con Amelia... ¿De verdad era necesario que hablara de ella sin venir a cuento?

Intenté sonreír y fingir que no me afectaba pero allí estaba ella, de nuevo en mi cabeza.

No había tenido respuesta a las ofertas de "unas cervezas en una terracita" en verano, o a la excusa de "ir a hacer fotos por el centro y dar un paseo por el Retiro" en esos primeros días de otoño cuando las hojas empiezan a caer, así que había decidido tirar la toalla e intentar sacarla poco a poco de mis pensamientos, pero no es tan fácil cuando mi madre es su jefa y comparten unas cuantas horas en el trabajo.

- Que decía que iba a cambiar el turno, que no quería ir a la cabalgata porque no quería ir sola y ver a todos esos niños pequeños con tanta ilusión y sentir que ella no tenía con quién compartirla... Y yo la he dicho que de eso nada, que se venía con nosotras y con tus hermanos, que no se iba a aburrir... Es tan trabajadora y responsable...

Sí. Trabajadora, responsable, simpática, guapa, cariñosa,... Si no hace falta que me lo diga, que ya lo sé yo, pero me evita, o me ignora, que no sé qué es peor... Sólo intento que no aparezca mucho por mi mente, y que me repitan lo maravillosa que es no ayuda en absoluto.

Y ahí estaba yo, en las abarrotadas calles del centro de Madrid, haciendo las últimas compras navideñas con una sonrisa forzada mientras mi madre me hablaba de Amelia. Porque sí, yo quería que pasara la noche de Reyes con nosotros, pero me hubiera gustado haberla invitado yo. Y que dejase sus zapatos bajo el árbol. Y que también hubiese pasado el resto navidades con toda mi familia y ser una más.
Pero no, era la compañera de mi madre invitada a la cena de Reyes.

*****

Estábamos ya de camino a casa tras ver la cabalgata. Primer momento superado. Habíamos conseguido sobrevivir a empujones y paraguas de niños y mayores para recoger más caramelos, a caramelazos de Reyes y pajes, y no habíamos perdido a ninguno de mis hermanos pequeños, lo cual ya era todo un éxito. Eso y, por la parte que me toca, yo había superado el primer contacto con Amelia desde hacía algún tiempo. Reconozco que al principio me costó, pero al final fui capaz de dejar de pensar en lo que pudiera haber sido y disfrutar del momento, de la emoción de mis hermanos al ver a sus majestades y de la ilusión de Amelia en ese instante junto con los pequeños.

- Muchas gracias por invitarme. La verdad es que hacía años que no veía una cabalgata de reyes en directo y con tanta ilusión.

- Cuando quieras hija. Ya sabes dónde estamos para lo que necesites, eh?

- Ay, muchas gracias, de verdad, Manolita.

Amelia caminaba de la mano de Catalina junto a mi madre. La pequeña no se había separado de ella desde que nos encontramos en la plaza antes de dirigirnos al lugar donde veríamos la llegada de sus majestades de Oriente. Yo iba unos pasos más atrás junto a Manolín comentando la cabalgata pero más pendiente de lo que hablaban delante. Y yo ya no podía luchar más contra mí misma.

Sabía que volver a compartir momentos, sobre todo tan familiares como estos, con ella no iba a ser sencillo, pero debía olvidar sentimientos del pasado si realmente quería disfrutar de la noche más especial del año. Pero esos sentimientos seguían ahí y no era necesario buscar mucho para que aparecieran de nuevo.

Al menos había dejado las preguntas banales del principio y había logrado mantener una conversación con ella mientras esperábamos las carrozas. Conversación de trabajo, sí, pero el interés era sincero y una forma de acercarnos después de tanto tiempo.