No me podia creer lo que estaba viendo, apenas llevaba 1 horas y media en Madrid y ya estaba deseando irme. Cargaba con mis maletas por la plaza de los frutos con la ilusión de subir a ver a mi familia, pero todo se desmorono, lo peor que me podía ocurrir estaba pasando justo en mis narices. Luisita, el amor de mi vida se estaba besando con un hombre justo 2 semanas después de decirme que dejase de llamarla porque seguía enamorada de mi.
Intento mantener la compostura y con mi corazón haciéndose mierda me dirigí hacia el hotel con la única intención de dormir y despertarme de esta terrible pesadilla.
Al día siguiente.
He decidido levantarme temprano, tengo que realizar algunos trámites en el banco y no quiero dejarlo para última hora, pero antes que nada necesito verlos a ellos, a esa gente que ha estado a mi lado incluso en los peores momentos, a aquellos que arriesgaron su vida por sacarme de aquel manicomio y que me hicieron sentir como si realmente fuese de su familia.
Marcelino: Pero Amelia que gusto verte por aquí cariño, hay con las ganas que tenia de verte y darte un gran abrazo.
Manolita: Amelia cariño que tal todo – dijo saliendo de la cocina donde se veía que estaba preparando algo.
Amelia: La vida me ha traido de vuelta a Madrid, pero vengo por poco tiempo, parece que mis planes no... no van a salir como yo había imaginado.
Manolita: te había salido alguna obra de teatro en España?
Amelia: no manolita, vine...... bueno viene a intentar recuperar algo importante que me deje aquí, pero parece que he llegado en el peor momento.
Marcelino: Bueno no te preocupes cariño seguro que todo sale bien, quieres que le diga a manuel que te prepare el cuarto de invitados.
Amalia: No hace falta Marcelino, como ya te he dicho mi estancia va a ser muy corta y anoche alquile una de las habitaciones del hotel.
Manolita: de cuanto tiempo estamos hablando?
Amelia: pues muy poco la verdad, tengo que ir a gestionar unas cosas en el banco y posiblemente de allí vuelva a la estación a comprar el billete del próximo tren.
Manolita: pero hija no puedes quedarte un poco más, te hemos echado mucho de menos.
Amelia: No manolita, no tiene sentido estar más tiempo aquí- mis ojos se estaban llenando de lagrimas.
Marcelino: Bueno y que planes tienes para estos días aquí.
Amelia: Pues sabes Marcelino, había una cosa que venia a hacer y eso sigue en pie. Voy a comparar uno de los pisos que hay en el bloque donde vivía maria. Me han pagado muy bien la ultima obra de teatro que he hecho y bueno.... Que mejor que invertirlo en una casa aquí, donde he sido tan feliz.
Marcelino: Me parece estupendo, si necesitas ayuda no dudes en decírmelo.
Amelia: gracias.
De pronto todo se nublo a mi alrededor, pude ver por una de las ventanas del bar como Luisita se dirigía hacia el bar de su familia acompañada por el muchacho de anoche.
Marcelino: Luisita mira quien ha venido a vernos cariño.
La cara de luisita era todo un poema, no sé si su cara reflejaba confusión, tristeza, miedo.....
Luisita: hola Amalia - me dijo sin ni si quiera acercarse a saludarme.
Amelia: Hola
Luisita: que haces aquí?
Amelia: De visita.
Marcelino: Mira Amelia te presento, el es sebas, un amigo de la familia y sobrino de sebas.
