Capítulo Uno

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Ya era la 1:30 de la madrugada cuando escuchó como la puerta de en frente se abría lentamente. Se quedó en el sillón al lado de la lámpara que iluminaba tenuemente la habitación esperando, cuando por fin la ve intentando subir las escaleras al segundo piso lo más silenciosamente posible.

-Laura – dijo a secas.- llegas un poco tarde.

-Alan -dijo sorprendida.-¿Qué haces despierto?

-Te estaba esperando, pensé que llegarías sólo un poco tarde.

-Se me fue la hora en la oficina, tenía mucho trabajo atrasado.

-El otro día también tenías mucho trabajo atrasado... tendrías que empezar a pensar mejores excusas- dijo mientras se levantaba del sillón donde estaba sentado y se dirigió hacia las escaleras, pasándole por al lado sin siquiera hacer contacto visual.

-¿Mejores excusas? - dijo por lo bajo – Ya me cansé de inventar excusas para que tú no te sientas la mierda que eres, ya ni recuerdo la última vez que tuvimos una conversación tan larga como esta.

Alan se quedó quieto a la mitad de la escalera con la cabeza gacha. -En todo caso hubieras terminado conmigo en vez de engañarme, no merezco esto.

-Sí, te engañé pero es todo tu culpa es que ya no me tratas como antes, ahora sólo te sientas en ese sillón a tomar Whisky y sentirte miserable de ti mismo, no como Javier, él si me trata como es debido..

-Tú eras lo único bueno que aún me quedaba – dijo mientras se volteaba a verla.

-Y también lo arruinaste, ya no puedes cambiar.

Alan se sintió abrumado por todos los pensamientos que le empezaron a inundar la cabeza. Terminó de subir las escaleras, dejando a Laura en la planta baja. Se dirigió a su cuarto y se puso un saco, también agarró algo de su mesa de luz, lo puso en su bolsillo y salió. Bajó las escaleras sin siquiera mirarla, agarró las llaves de su auto y se fue.

Salió sin rumbo, hasta toparse con un bar. Decidió entrar y se sentó en la barra, empezó a beber una botella tras otra y sus pensamientos lo atormentaban, lo único bueno que tenía en su vida era la mujer a la que amaba y su único amigo, y todo resultó ser falso.

Ya nada tenía sentido, terminó una última cerveza y con una idea en la cabeza se levantó y se dirigió al baño. Se metió en un cubículo, y saco de su bolsillo un arma. La contempló por unos segundos y la puso en su boca, contó hasta 3 mentalmente pero no pudo hacerlo.

Dejó caer su brazo con el arma en la mano, rompiendo en llanto. En ese momento entró un chico al baño, que al escuchar a alguien llorando decidió acercarse.

Al abrir la puerta del cubículo se encontró a un hombre de cabello castaño oscuro sentado con un arma en la mano. El chico intentó calmarlo y que soltara el arma, se agachó frente a él y sepresentó.

-Hola soy Alex- dijo el chico. Al no tener una respuesta, volvió a hablar.-¿Tienes nombre?- preguntó intentando parecer amigable.

-Soy Alan- dijo con voz entrecortada y casi susurrando sin siquiera levantar la cabeza.

-Ya sé tu nombre, ahora me gustaría conocer tu rostro- dijo con la voz más agradable que pudo, mientras sonreía.

Alan levantó la cabeza y limpió sus lágrimas con el puño de su camisa e intentó devolverle la sonrisa.

-Por favor, dame el arma. No tienes que hacer nada que no valga la pena- dijo Alex mientras estiraba su mano hacia Alan.

Alan miró su pistola y luego a Alex, y después de unos segundos le entregó el arma. Este la agarró y guardó en su bolsillo. Se paró y estiró su mano ofreciéndole ayuda para pararse.

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⏰ Last updated: Mar 02, 2020 ⏰

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Alan y Alex: un amor imposibleWhere stories live. Discover now