Prólogo

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Habían pasado cinco años desde que la guerra contra Windermere. Cinco años desde que la calma se había instalado en Ragna y en toda la galaxia. Al menos aparentemente.

La NUNS había obligado al príncipe de los Windermerianos a renunciar a su puesto, ya que estaban preocupados de que se volviera en su contra y de nuevo, obligara a Mikumo, miembro de las Venus Superdimensionales Walküre o mejor conocidas como la Unidad Táctica de Sonido Walküre, a volver a usar la canción de las estrellas para esclavizar a la galaxia entera.

Aquel día elegirían al nuevo rey o reina de Windermere. Heinz elegiría a quien él pensara oportuno y eso tenía preocupados a la gran mayoría.

Freyja ese día se había levantado temprano. Un ruido la había despertado. Se había quedado dormida en brazos de su amado, de Hayate, el piloto del Xaos que le había salvado la vida hacía ya tanto tiempo.

—Buenos días Haya....

No pudo terminar la frase. En el suelo, abrazados, desnudos e intimando, estaban Mirage, una de sus mejores amigas y su amado. La pequeña Windermeriana retuvo las lágrimas. Rápidamente tomó su ropa, para salir de allí, en dirección al cuartel general, situado en la Macross Elysion.

Corrió y corrió, mientras en las noticias se anunciaba el sucesor de los Windermerianos. Al oír el nombre del elegido, la joven cantante se detuvo. ¡Era ella! ¿Tendría que abandonar a las Walküre? Se apretó con dolor el pecho, se sentía desfallecer, el aire no llegaba bien a sus pulmones. Volvió a correr, alcanzando su destino.

En la sala principal estaban las cuatro idols, esperándola. Se levantaron al verla, para acercarse a abrazarla.

—¡Felicidades Fre-Fre! ¡Eres una princesa! —exclamó Makina—. ¡Tenemos una princesa en nuestro equipo!

Sin embargo, la menor de las Walküre mantenía su cabeza baja, intentando retener las lágrimas que ya caían por sus grandes ojos verdes.

—N-No quiero irme... —murmuró, haciendo visibles sus sollozos y las innumerables lágrimas que caían sin cesar .

Las otras cuatro chicas alzaron sus miradas al oír eso, comprendiendo inmediatamente lo que la Windermeriana estaba pensando. Kaname la abrazó con fuerza, mientras que en los ojos de la misteriosa Mikumo se veía preocupación.

La joven de largos cabellos violetas y ojos rojizos había empezado a desarrollar un extraño sentimiento por el miembro más joven del equipo. Pero la había visto irse feliz con Hayate, por lo que la misteriosa Venus había preferido callar.

Había hablado con Kaname del tema y la líder se había reído, comprendiendo lo que le pasaba a la cantante estelar: estaba enamorada.

Era cierto que siempre había sido muy crítica y dura con Freyja, pero siempre lo había hecho con la intención de que ella mejorara, de que ella diera lo mejor de sí misma. Y lo había logrado. Se podría decir que con mayúsculas.

—No tendrás que irte —habló por fin—. El capitán Jonhson te ha dado el permiso para permanecer aquí, al igual que Lady M.

Eso hizo que la más pequeña alzara la cabeza, mirándo a la cantante estelar con la esperanza brillando en sus ojos. Sin embargo su runa estaba de un tono azulado muy apagado, indicando que algo malo había pasado. Algo muy malo.

—G-Gracias Mikumo-san...

—Ve a prepararte para el concierto de luego. Quiero que des todo lo que tengas.

Freyja sonrió, para marcharse a su habitación en el cuartel. Mikumo, sin embargo, seguía preocupada y tenía sospechas de que podía haber pasado. Llevaba muchos días viendo al piloto muy distante con su crush y muy de seguido saliendo con Mirage. Así que, decidió salir a investigar, sin darle explicaciones a nadie, como era costumbre en ella.

Caminó hacia el apartamento donde la Windermeriana vivía, entrando sigilosamente, para comprobar con sus propios ojos la situación actual. Entrecerró los ojos, molesta.

—Voy a romper con Freyja. Sólo es una cría, no me da lo que necesito como hombre, cosa que tú si haces Mirage... debí darme cuenta antes.

—¡Eso es una gran noticia Hayate! Has tardado, pero te has dado cuenta a tiempo, me alegra mucho... siempre te había amado.

Lo que ninguno de los presentes sabían, ni siquiera la propia Mikumo, es que Freyja había vuelto sobre sus pasos para recoger sus cosas. Había escuchado todo.

—A-Así que es esa la razón... —su voz sonó suave, rota, mientras los miraba directamente.

Los dos amantes se sobresaltaron al oírla, pero no por ello pidieron perdón. Si no que le asintieron a la menor, quien agachó la cabeza.

—E-En ese caso, deja que recoja mis cosas... m-me marcharé...

Rápidamente tomó sus cosas en una pequeña mochila, sin molestarse mucho en colocarlas, mientras sus lágrimas no paraban de caer. Su runa cada vez estaba más azulada y la Windermeriana sólo podía sentir un intenso dolor recorrer cada parte de su cuerpo. Una vez hubo recogido todo, volvió a mirarlos.

—S-Sed felices....

Corrió lo más lejos que pudo, sin pensar en su destino. Sólo quería llorar. esconderse, desaparecer.

—Espero que estéis satisfechos, Hayate, Mirage —Mikumo se dejó ver, con la ira reflejada en su misteriosa belleza—. No permitiré que ésto quede así. Habéis lastimado a una Walküre, así que nos habéis lastimado a todas. Xaos sabrá sobre este pequeño asunto.

Sin decir más, corrió, buscando a Freyja. Tenía un mal presentimiento. Algo malo le iba a pasar a la pequeña cantante. Así que, decidió llamar a Kaname.

—¿Mikumo? ¿Sucede algo?

—¿Ha regresado Freyja ya al cuartel?

—No, no lo ha hecho. ¿Pasó algo?

La pelimorada se preocupó. Los apartamentos estaban muy cerca del cuartel, de la Macross Elysion. Y si no había llegado...

—Hayate engañó a Freyja con Mirage... la ha estado engañando mucho tiempo... su runa estaba muy azul, tengo que encontrarla...

—Informaré al comandante. Te avisaré si regresa. Mikumo, sus emociones influyen en su cristalización... Encuéntrala.

—Eso haré

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⏰ Last updated: Mar 13, 2020 ⏰

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Macross Delta: Las alas del futuroWhere stories live. Discover now