Do You Wanna Fly Away?

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La luz fría del reflector lo iluminaba de la manera que más me gustaba, resaltando su perfil y fundiendo su piel con el ambiente blanco. Un ángel. Eso es lo que el mundo debía ver, debían glorificarlo con la mirada y adorarlo con el alma. Era un idol y eso es lo que se hacía con ellos. Pero cuando sus dedos de deslizan con determinante elegancia sobre las lejanas teclas del piano, como una libélula que danza entre un mundo y otro, debo ser sincero, ante mis ojos tambien es la criatura más hermosa.
Su mirada y carácter se vuelven acero cuando la bestia abre sus ojos y lo observa con pupilas rojas. Muchos dirán que las cámaras enloquecen a cualquiera, para él es como si se abriera una pequeña grieta a los confines del universo y sólo cuando la pequeña luz se apaga, un delgado hilo lo devuelve a la realidad.

Hacía pocas horas que estabamos grabando pero en un momento, en una milésima de segundo me sentí extraño, como si acabara de despertar. El minuto anterior parecía estar a un año de distancia y aunque estaba consciente de haber hecho todo lo que hice hasta entonces, simplemente estaba el vago recuerdo, como algo muy lejano. Creí que solo estaba un poco  confundido y que había perdido la noción del tiempo y espacio viéndolo tocar, pero esa maldita sensación no se iba y comenzaba a sentir que el aire se escurría denso por mis dedos. Las palpitaciones me zumbaban en los oídos y mis piernas no se sentían firmes a pesar de estar sentado.

- Tomemos unos minutos. - Necesitaba salir de ahí.

Entré al baño de hombres y me encerré en uno de los cubículos. Nada pasaba por fuera pero en mi cabeza todo daba vueltas y comenzaba a perder coherencia. Quería gritar, pero me sentía hundido en el oceano y la gravedad me presionaba desde dentro, me tiraba hacia el fondo. El oxígeno salía fuerte de mis pulmones pero no parecía querer entrar, el sudor en mi cuello se sentía frio y mis manos estaban tan calientes que latían como si hubiese resistido todo el peso de una caída con las palmas.
La puerta del baño se abrió y el corazón que latía desesperado se detuvo por un momento. La sola idea de que alguien me viera de esa forma me daba terror. Los pasos cesaron, pero no pasó mucho tiempo hasta que volvieron a sonar. Venían hacia mí. - No toques la puerta, no toques la puerta, por favor no lo hagas. - decía una y otra vez internamente como si por alguna razón quien estaba del otro lado supiera lo que rogaba a gritos ahogados. A un paso de mi puerta el dueño de ese caminar decidió entrar al cubículo de al lado. Como acto reflejo levante los pies, y contuve la poca y agitada respiración que mi cuerpo luchaba por recuperar.

- Si no respiras te puedes desmayar, tu cuerpo necesita el oxígeno. - Mierda. El aire se esfumó de mis pulmones y un llanto quebrado tomó el control de mis músculos. - No puedes quedarte ahí para siempre, pero es mas difícil salir si estás solo. - Parecía mentira, pero su voz me daba calma y descontrol, confianza y vergüenza. No quería ni que supiera que estaba del otro lado de esa débil separación de madera y laminado celeste, pero tampoco quería que se fuera.

Cuando el rechinar de la puerta de su cubículo rompió el silencio de minutos la desesperación y el sentimiento de inutilidad se extendió por mi cuerpo. Si hubiese dicho algo, si no hubiese sido tan cobarde como para sostenerme sobre mis malditas piernas y salir por la puerta, si al menos no me hubiese quedado como un pangolín asustado sobre un retrete... Un maldito pangolín, hermoso y adorable cuando se protege con su armadura de queratina, su única defensa, completamente inofensivo. Adorable, si. Si fuese un pangolín y no un hombre adulto que no sabe que hacer. Porque si hubiese hecho algo quizás no se habría ido. Pero cuando los pasos dejaron de andar ninguna puerta se abrió. Se escuchó un golpe seco y retomó su andar.

- Cerré la puerta. Si no quieres salir al menos nadie más va a entrar. Y a no ser que tiren la puerta abajo tampoco nos pueden echar.

Los minutos pasaban, pero para mí el tiempo se iba de una manera particular, como un timelapse en donde la camara se mantiene fija y todo a su alrededor cambia, y sigue el rumbo que debe. Una suave brisa fresca se filtraba por algún lugar y cuando un papel que se dejaba llevar por ella toco un pequeño charco de agua me quedé mirando. El agua se extendía por él como el fuego en medio de un bosque seco. Había algo nostálgico en esa imágen, porque de alguna forma todos somos consumidos por algo. Miré la puerta y sentí su respiración del otro lado, nunca vi sus pies, podía salir cuando quisiera y estaría ahí pero no me robaba distancia, ni quitaba el aire... Aunque esto último lo hacía sin saberlo.

Lost in Space {WonTaek} Terminada ✓Where stories live. Discover now