Pasar comparandose.

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Ya son casi las dos de la mañana. Víctor sigue entrenando. Pasa todas las tardes sin hacer nada, solo come y mira películas. No hace nada más que perder el tiempo. Hoy se preparó para hacer algo.

Cuando tiene conversaciones con sus amigos cuestiona sus saberes, su forma de escribir, los contenidos que habla. Casi la mitad del tiempo que invierte en ellos se trata sobre absurdas comparaciones sobre su persona. Víctor está creciendo y no quiere ser menos.

Se vanagloria de sus éxitos pasados, pero estos son solo parte del ayer. En la actualidad es muy poco lo que brilla su luz. Esta casi apagada. Él se dice que solo esta quieta y se mantiene alerta de que se aproxime un inflamable más potente.

Pensaba que sus conversaciones eran somnolientas. Tenía muchos amigos, pero pensaban que él los aburría. Sus temas de conversación eran respecto a sus intereses. Muchos de ellos se relacionaban con el arte y la academia. Todos le decían que eran temas que no se ubicaban en el contexto en que se relacionaba. Dejo de hacerlo. Pensó que sería mejor adaptarse a los temas que las personas generalmente disfrutan. Trató de ser burdo y fugaz.

Desde niño, siempre pensó que era feo. Vivió en una familia que se burlaba de su aspecto. No siempre fue así. O, por último, eso fue lo que él pensaba. Desde las mofas el surgió. Creció y se volvió un ser común y corriente. Sin embargo, siempre recibía piropos de su aspecto. Digámoslo de una forma honesta, no era un adonis, tenía más defectos físicos que atributos. Pero aún así, era cotizado en su medio. De esto se jacto, se puso a prueba. De la aprobación se volvió adicto. Se puso a prueba en distintos lugares y contextos. Era obvio, no era el más querido, pero tampoco el más despreciado. Se comparó.

No creo que Víctor haya sido poco humilde. Sabía mucho y había pasado una vida comparándose con los mejores. A veces no reconocía sus propias cualidades. Estas las confundía con las de otros. Víctor, paso mucho tiempo así.

Los años le vinieron encima. Se hacia viejo, coleccionó todas las cualidades de los demás. Absorbió mucha información. Debió ser bastante desgastante hacer todo eso. Casi era una tabla rasa en la que diferentes personas estamparon distintos garabatos.

Siempre frecuentaba un gimnasio, era adicto a los ojos que se le pegaban y a los oídos que endulzaba. Cierta tarde, mientras se duchaba se percató que su pelo se decoloraba. Al principio notaba eso como una señal de madurez y encajaba con otros estereotipos a que comparar. Sin embargo, su pelo se volvía cada vez más delgado. Su cuero cabelludo se notaba y se asomaba cuando las luces le caían sobre su cabeza. Trataba de encontrar figuras de las cuales compararse. No había mucho. Solo eran personas mayores que no le agradaban. Nada podía hacer.

Pasó alejado de todos por casi un mes. No quería saber nada más de nadie. Sé culpaba. Pensó que estando solo podría crear otra figura que adorar. No la encontró.

Siempre que salía veía a los jóvenes. Los envidiaba. Su pensar que todo se lograba se esfumó. Sé frustro. Dejo ir muchas cosas.

Casi resignado notó el engaño en que estaba sumido. No se lograba todo por medio de la imitación. Ya no podía imitar el pelo joven de los otros. Trataba de entrenar y nada daba efecto. No solo su físico cambió sino también su humor. Ya no quería nada. Detestaba con todo su ser, a los que el ya no podía alcanzar. Se amargo su musculatura y su humor. Solo veía sus defectos y sentía que ya n había nada a qué atenerse. A sus setenta años ya se encontraba derrotado. Deseaba morir y veía que otros viejos yacían descansando. El no. sufría.

Cuento Moderno - El compararse.Where stories live. Discover now