u n o

135 15 18
                                    


Nota de la autora:

Este capítulo se sometió a edición cambiando el narrador en primera persona a un narrador en tercera persona, omnisciente.

También, incluí algunas partes del segundo capítulo, ya que, anteriormente, éste había quedado algo corto y me pareció conveniente hacer la separación entre capítulos un poco más adelante.

Desde ya, quería pedirles disculpas por las molestias que pude causarles a ustedes, mis lectores. Estoy explorando más mi escritura estos días y decidiendo con qué cosas me siento más cómoda y resolví que me gusta más escribir en tercera persona, a pesar de que los libros de literatura juvenil que suelo consumir están narrados en primera persona.

Por último, agradecerle a quienes se toman el tiempo de pasar y leer, votar y comentar. Cada voto y/o comentario es mi motor para seguir escribiendo.

Si me demoro, les pido disculpas. Soy bastante autocrítica y, si bien eso puede resultar en algo positivo, muchas veces me hace sentir insegura sobre lo que hago.

¡Gracias por leerme!

K.

I

La luz enceguecedora de la matina se colaba indiscreta por entre las rendijas de la persiana veneciana. La joven de castaños cabellos tuvo que parpadear varias veces para acostumbrar sus orbes color miel a la insoportable claridad, bostezando mientras tallaba sus cansinos párpados.

"¿En serio ya es de día?" se cuestionó a sí misma sintiendo como si las horas de sueño no hubieran sido suficientes.

Pero a medida sus ojos se abrían, comenzaba a percibir algo inusual respecto al lugar en el que se encontraba; no obstante, le era extrañamente familiar. Sus iris avellana escrutaron con mayor detenimiento sus alrededores y no daba crédito a lo que veían.

"¿Qué mierda...?" maldijo la muchacha para sus adentros, sintiendo un nauseabundo revoltijo en su estómago. ¿Por qué demonios estaba en ese lugar? Y para llevar su desgracia a niveles astronómicos, no estaba sola sobre aquel colchón entre las sábanas grises.

Se quedó paralizada, mientras aquel cuerpo a su lado se daba la vuelta para enfrentarla y revelar su rostro. Una expresión descompuesta surcó el cariz de la castaña ante la (nada grata) sorpresa. Quería salir huyendo de allí tan rápido como un relámpago, pero sentía como si su cuerpo estuviese atornillado al lecho.

La voz del hombre a su lado interrumpió su lucha interna.

—Cariño... ¿te he despertado, acaso? —preguntó mientras sonreía de lado, queriendo acercarse a la aterrada joven mientras ella luchaba, negando con su cabeza de forma frenética.

...

Sus orbes vuelven a abrirse, esta vez en el mundo real; pero esta vez de forma brusca, con el corazón latiéndole a mil por hora en su pecho. Toma una bocanada de aire y suspira, alzando la diestra para frotarse la sien con frustración.

—Jodida cuarentena. —masculla para sus adentros, dándose cuenta de que sólo había sido un sueño, o mejor dicho, una de sus pesadillas recurrentes. Estiró el brazo y tomó el móvil de la mesa de noche. La luz de la pantalla la encandiló unos momentos y con dificultad pudo ver que el reloj marcaba a penas las cuatro de la madrugada. La muchacha de rostro salpicado por un sinfín de pecas creyó estar volviéndose loca debido al aislamiento que mantenía a la población confinada en sus hogares.

Permaneció un par de minutos estática, dirigiendo su mirada vacante al cielo raso en la oscuridad de su habitación en el entrepiso de aquel pequeño departamento que rentaba en la capital de Corea del Sur. En ese breve lapso de tiempo, intentaba convencerse a sí misma de que el pasado había quedado en su tierra natal, Suecia, y no había forma de que viajara miles de kilómetros para joderle la vida, ¿cierto?

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 01, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

40 díasWhere stories live. Discover now