ú n i c o.

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"Acércate un poco y escucha lo que tengo para decirte", murmuré cerca de su oído. "Ya que los niños duermen, ¿qué te parece si soñamos con la Luna?", pregunté después. Aarón se separó unos centímetros y me miró a los ojos.

"Aún estamos en camino a los sueños, ¿no lo recuerdas?" Yo sonreí y asentí con mi cabeza. Él largó una carcajada y no pudo evitar arrugar la nariz. Al principio pensé que su risa se debía a la falta de memoria, pero luego de unos segundos entendí que había descubierto lo que tenía en mente.

"No podemos incluir todos los sueños. El camión ya va lleno, Belén."

"No hablo de todos. Hablo de los que han estado esperando ser soñados durante horas."

"¿Y tienen, al menos, motivo para hacerlo? ¿Se relacionan con nosotros?", preguntó.

"¡Mira a ese! Lleva rastros de Luna en la mano de Ruperta desde hace rato. Quizá necesite de nosotros para amar. ¡Y mira la pila de sombras que carga Luciano! Lo más seguro es que la muchacha las haya dejado", respondí yo.

El chofer se rehusaba a que subieran más anhelos, pero yo no podía permitir que se fueran bajo ningún término. Mi amado no comprendía, y es que para él nos queríamos como nadie jamás se había atrevido a querer. Y sí, lo hacíamos, mas el plato principal estaba ausente y de él dependerían nuestros versos de amor. Es por eso que debía esperar.

"Tengo nuestra propia Luna guardada en casa. Despreocúpate por esta que trae consigo hipocresía y envidia", se atrevió a decir Aarón.

"¿Cómo estás tan seguro de eso?"

"Estamos soñando, Belén. Aquello que parece puro en realidad no lo es. Tanto los ojos de Luciano como los de Ruperta son sinónimos de temor."

Me di la vuelta, fijé mi mirada en la de los dos y maldije por haber creído semejante palabrería. Aarón se percató de eso y antes de que comenzara a llorar me abrazó. Apoyó ambas manos en mi espalda y lentamente y sin fuerza comenzó a acariciarla.

"No me gusta verte llorar", susurró con voz serena. "Mi Luna es aún mucho más asombrosa y única que esta. Nuestras historias jamás podrán ser borradas."

"¿Lo dices en serio?"

"Las generaciones siguientes no creerán cuán grande fue nuestro amor. Incluso cuando vengan hasta acá no podrán comprender cómo es que llegamos a amarnos tanto."

"Pero, ¿acaso no todas las Lunas provocan admiración?"

"No. Esta, por ejemplo, es imposible que lo haga. Quienes la cargan no sienten pasión. Piensa mejor en el satélite que he creado durante todos estos meses. Ni las peores muestras de falsedad podrían quebrarlo. Tendrá tanto para revelar que cada vez que queramos escribir sobre lo que nos une, se amigará con Venus y nos brindará lo que estamos buscando. La Luna de Luciano y Ruperta no podrían siquiera abrir nuestra mente; la falta de amor sería mucha y ya no habría objetivo alguno en la vida. ¡Disfrutemos de la nuestra, que tiene de todo y ha inspirado a los mejores poetas de la historia!"

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2020 ⏰

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