El Viaje

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-Hola?- Dahiana acababa de despertarse en medio de la oscuridad, al principio pensó que sus ojos se acostumbrarían a la poca luz del lugar, pero luego de unos minutos se dio cuenta que no sería así. No se trataba de una oscuridad común, se trataba realmente de un lugar con una ausencia de luz y sonido extrema. Podía sentirse a ella misma, tocarse el rostro, incluso llevar sus dedos justo delante de sus ojos, y aun así no podía verlos. Por momentos dudó si realmente tendría sus ojos abiertos, o estarían cerrados por alguna extraña razón que ella desconocía. Sabía que parpadeaba, solo porque había puesto la suficiente atención a su cuerpo como para notarlo, sino probablemente no notaría la diferencia.

-Hay alguien ahí?- Esta vez, su voz sonó un poco más confiada, pues ya había salido de ese trance que uno tiene recién al despertarse. No escuchó respuesta, ni tampoco un eco de su voz que permitiera percatarse del tamaño del lugar en que se encontraba. Sabía que se encontraba en el suelo, un suelo sumamente liso, podría asegurar que demasiado, lo tocó con sus manos, apoyándolas al lado de donde se encontraba sentada. No notó ninguna vibración, definitivamente no la habían secuestrado, o al menos si lo habían hecho ya no se encontraban en el momento de trasladarla. Una sorpresa quizás? Pero no era su cumpleaños, ni ninguna fecha especial que ameritara toda esta pantomima solo para darle un susto. Tampoco tenía el tipo de amigos que organizaría este tipo de sorpresas retorcidas, no, definitivamente no podía ser una broma.

Trató de recordar dónde se encontraba en su último momento lúcido antes de despertarse allí, literalmente en medio de la nada, pero no pudo. Lo último que se le venía a la cabeza, era el rostro de enfado de su novio Marcos, al enterarse que esa tarde iría en un viaje de fin de semana en auto con su padre. No había sido idea de ella, ni tampoco lo había planeado, simplemente los arranques de su padre eran así, se encerraba varios días en sí mismo, y un día de la nada aparecía y quería ir a pasear con ella, como si se frecuentaran todos los días. Él era así, al menos desde el día en que la madre de Dahiana se fue, y no podía culparlo, la muerte de su madre hacía 5 años realmente había afectado a todos de distintas maneras.

Por su parte, Dahiana había podido lidiar bastante bien con la ausencia de su madre, no sabía si se debía al hecho de que, como hijos, siempre tenemos la idea de que un día nuestros padres no estarán, o porque al ver a su padre caer en aquel pozo tan profundo, había tenido que hacerse fuerte por ambos. Pero parecía que mientras más fuerte se hacía ella, más se dejaba caer su padre: los primeros meses fueron complicados, pues la culpa era lo que más rondaba en la cabeza de su padre, si tan solo la hubiera ido a buscar al aeropuerto...

Dahiana intentó levantarse, pero sólo pudo intentar, era como si sus piernas no tuvieran la suficiente fuerza para sostenerla, como la sensación al dormirse los músculos por una mala posición, pero sin el cosquilleo característico. Me habrán drogado? No, sino los demás músculos se encontrarían en la misma situación. Nada encajaba. Por qué le harían esto? Ella no era nadie, al menos nadie importante, no conseguirían nada de ella. Tampoco parecía importarle a nadie, pues ya luego de varios minutos despierta no había escuchado ruidos alrededor, nadie que se percatara de su presencia, o de que se encontraba despierta. Afuera no parecía haber nadie, si es que "afuera" realmente tenía algún sentido en su situación. Tenía algún sentido gritar? O pedir ayuda? Serviría de algo?

Luego de unos minutos que parecieron horas, se decidió a intentar levantarse nuevamente. Pasaron un par de intentos, hasta darse cuenta que el problema no eran sus piernas, era su cuerpo, como si una fuerza extraña la mantuviera en el piso, como un imán que no la dejaba despegarse del suelo. Pero no se iba a rendir, tomó aire y se empujó hacia arriba con manos y piernas, hasta que sintió como si su cuerpo repentinamente se despegara del suelo. La sacudida la hizo caer hacia el costado, pero ya libre de esa fuerza que la mantenía presa. Se incorporó de a poco, la falta de visión entorpecía su equilibrio y por si fuera poco la falta de cualquier sonido la hacía sentir que estaba en la nada misma, de hecho, ni sus pasos parecían generar ruido. Qué clase de mente enferma y retorcida secuestraría a alguien y la dejaría ciega y semidrogada en un lugar totalmente vacío? Y lo más importante, por qué?

El viajeOù les histoires vivent. Découvrez maintenant