Hoy seré yo el que gobierne aquí

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Esto se desarrolla en la época actual, un departamento en el que ellos viven solos como convivientes, sin más, disfruten
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Estaban los dos desayunando uno frente a otro, ambos comían tostadas con mantequilla y café, en el caso de Ciel, con leche.

Algo lo tenía inquieto, y es que pasaba ya tiempo, aproximadamente dos semanas que no se habian tocado, no estaban peleados o alguna otra cosa, sino que simplemente no había ocurrido nada en medio mes, y eso dejaba al menor con deseo. Se encontraba moviendo su cafe con leche con la cuchara mientras Sebastian lo miraba un tanto curioso

-¿Pasa algo?

-¿Eh? -preguntó algo distraido, luego reaccionó- no, nada.

-Bueno... -siguió tomando su desayuno, dándole un sorbo a su café.

Ciel sentía algo diferente, no se sentía conforme con siempre ser el que cede a todo, no le molestaba, pero no estaba tranquilo, el queria empezar y terminar en lo alto, no como siempre... que se quedaba pegado a las sábanas. Iba a cambiar eso hoy mismo.

Por fin, dejo de mover la cuchara y empezó a tomar su desayuno, junto con dos tostadas más, acabando junto con Sebastian.

-Gracias por la comida -dijo Ciel y se levantó, cogiendo su taza y llevandola al lavadero, cuando Sebastian estaba dirigiéndose con su taza, Ciel la tomó.

-Yo lavaré hoy-dijo sonriendo de lado

-Eh? Pero tu no has lavado antes, yo lav--fue interrumpido

-Te he ovservado, se como hacerlo, tú ve al cuarto a ver tu especial, dijiste que no te lo perderías

-Esta bien-le dejó la taza-te espero-sonrió, le dio un beso en la cabeza y se fue al cuarto

Ciel empezó a lavar las tazas y los platos que estaban allí, había visto varias veces a Sebastián hacer eso, ahora sabía perfectamente como hacerlo, bueno, simplemente debia tener cuidado al manipular la vajilla, sus brazos no tenian la práctica de Sebastián en hacer las tareas de la casa.

Cuando Ciel terminó de lavar, se dirigió al cuarto y como habia pensado, Sebastián estaba en la cama hechado, viendo el especial de Gatos en Animal Planet, se veia siempre concentrado en cualquier cosa que hicieran esas bolas de pelo en esa pantalla. Ciel se acercó y se empezó a acomodar en la cama

-Ya llegué- sonrió, Sebastián volteó para verlo e hizo lo mismo, le dirigió una amplia sonrisa

Ciel se pegó un poco más a Sebastián y este pasó su brazo por detrás de la espalda de Ciel, ahora los dos se encontraban viendo el especial. Si bien es cierto, es extraño que él este viendo este tipo de cosas, pero con el tiempo y con Sebastián aprendió a respetar a esas criaturas, y hasta le gustaban un poco, pero si aceptara la pregunta de Sebastián de tener un gato, pues él se veria obligado a ir por medicamentos frecuentemente, lo cual no quería ni pensaba soportar, esta bien que ya no le disgusten los gatos, pero no era para tanto, estaba bien verlos en la pantalla, con eso suficiente.

Después de largo rato de estar viendo eso,Ciel volteó a ver a Sebastián el cual se había quedado dormido, se veia tantranquilo y su cara se veía tán pacífica... si bien esto era algo que veía todos los días y todas las noches hoy Ciel lo usaría a su favor.

Se movió de como estaba acomodado y se colocó encima de Sebastián sin tocarlo, contempló un momento su tranquila expresión para guardar esa imagen del antes y luego compararla con la del después, se concentró en sus labios para luego besarlos. Sebastián despertó al tacto de sus finos labios algo sorprendido por la diferente iniciativa del pequeño, pero en seguida le siguió el juego  abrazandose un poco al cuerpo del menor, Ciel acercó su mano a los botones de la prenda superior de noche de Sebastián y comenzó a sacarlos uno por uno, ya libre de esa prenda, empezó a masajear el torso de Sebastián, este empezó a quitarle la prenda superior a Ciel para luego sacársela, pero Ciel le apresó agilmente las muñecas en la pared para que no pudiese manipularlo, el pequeño empezó a lamer los labios de Sebastián y para poder introducir su lengua dentro de su boca, mordió su labio inferior haciendo que se sobresalte un poco y asi poder recorrer todo el pequeño lugar,empezó por saborear las paredes y luego recorrió con la punta el paladar de Sebastián, haciendo que este se estremezca involuntariamente por el cosquilleo y diera un ronco gemido de placer.

Kuroshitsuji: Déjame hacerte volar... sólo una vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora