Parte única

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Jazmín blanco: Espiritualidad y esperanza.
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Junmyeon tosió por primera vez mientras salía del trabajo. Fue una tos seca y única que no frenó sus actividades cotidianas, pero que con el pasar de los días se intensificó gradualmente. A pesar de ello, los pequeños ataques de tos no fueron suficientes para que Junmyeon decidiera ir al doctor, de hecho pensó que se trataba de una gripe estacionaria que no se complicaría demasiado.

Sin embargo, la tos comenzó a agravarse sin que pudiera hacer algo para evitarlo, llegando a tal punto en el que Junmyeon sufría de pequeños ataques que duraban un par de minutos y lograban robarle el aliento, lastimando su garganta debido al esfuerzo. Había decidido ir con un doctor general que pudiera recetarle algo que le ayudara a mejorar, pero el médico no logró saber con exactitud cuál era el origen de su curiosa enfermedad debido a que Junmyeon no presentaba otros síntomas mas que la molesta tos. Fue así que al finalizar la consulta, y aún un poco inseguro, el médico le entregó una nota en la que indicaba que tomara unas pastillas por una semana.

A pesar de seguir las instrucciones del médico al pie de la letra, la tos no desapareció y solo logró hacer que las esperanzas que tenía Junmyeon de poder mejorar disminuyeran, comenzando a alterarlo poco a poco al pensar que podría tratarse de una enfermedad rara e incurable.

— ¿Estás bien? —le preguntó una de sus compañeras de trabajo con evidente preocupación en una ocasión en las que uno de sus ataques seguía por más de dos minutos. Junmyeon asintió a pesar de seguir tosiendo y sintiendo los ojos llorosos.

—Solo necesito un poco de agua—respondió como pudo mientras se levantaba de su asiento al mismo tiempo que tapaba su boca. Miró al rededor un poco apenado de hacer tanto escándalo en horas laborales y notó que todos sus compañeros tenían su atención fija en él.

Incluso él lo observaba con su expresión imperturbable de siempre.

Corrió a la cocina de la oficina de inmediato y tomó una de las botellas de agua que estaban dispuestas en el refrigerador de la compañía. Suspiró aliviado en cuanto sintió el alivio que causaba el líquido frío al bajar por su garganta, calmando la sensación rasposa y el pequeño dolor que sentía.

Dejó de beber para comenzar a dedicarse a regular su respiración mientras tomaba un pequeño descanso en el lugar. Observó la entrada de la cocina y sintió la vergüenza inundarlo, estaba seguro de que sus compañeros comenzaban a sentirse irritados, sin embargo no decían nada al respecto pues sabían que se trataba de su salud. No podía culparlos, él mismo ya estaba cansado de tener esa extraña enfermedad por casi dos semanas.

Junmyeon llevaba trabajando en ese lugar sólo un par de meses como practicante recién egresado de la carrera. Aun con el poco tiempo que tenía en esa oficina, podía asegurar que adoraba su trabajo por completo; disfrutaba demasiado realizar sus obligaciones, sus superiores eran agradables al igual que sus compañeros, el edificio estaba decorado de tal manera que no era tedioso trabajar durante ocho horas seguidas sentado en su escritorio, la cocina siempre tenía snacks y refrigerios que podía tomar a su gusto y, sobre todas las cosas, estaba Oh Sehun trabajando a unos escritorios de distancia.

No podía negar que tenía un ligero enamoramiento en su compañero desde que lo había visto por primera vez durante su curso de introducción cuando recién comenzaron a trabajar ahí. El chico, quien era un poco más joven que él, también era un practicante y había llegado a trabajar a esa oficina al mismo tiempo que él, por lo que habían pasado juntos sus primeros días ahí.

—Soy Sehun, supongo que trabajaremos juntos—se presentó mientras ambos esperaban solos en una pequeña sala a que alguien de recursos humanos llegara. Junmyeon le sonrió con un ligero rosa en las mejillas.

Flower Cough - One ShotWhere stories live. Discover now