CAPÍTULO 2

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Afrodita

No se escuchó ningún grito desde la planta baja de la casa, por lo que sospeche que ninguno se los tuvo la sospecha de que me había escapado. Lo primero que hice fue darme una rápida ducha, mientras que mi cabeza no dejaba de recordar lo que había pasado la noche anterior. Aún sentía curiosidad por ese tal Hades Atlass y no sabía cómo calmarlas exactamente, no tenía ningún tipo de oportunidad de conocerlo, ya que por desgracia me había convertido en Rapunzel en versión siglo XXI.

Cuando salí de la ducha como loca busqué lo más cómodo que había en mi armario y por favor, eso no significaba que saldría vestida como una modelo de Victoria Secret. Opte por una sudadera roja bastante holgada con algunas letras en chino en color negro junto a un jean blanco y mis zapatillas negras. Me acerqué al tocador para aplicar minuciosamente maquillaje y dejar mi cabello suelto, este siempre tenía ondas, así que era lo que más me gustaba de mi cuerpo.

No tenía planeado establecer ningún tipo de conversación con mi madre y mucho menos con mi hermano, pero cuando bajo me encuentro la casa completamente solitaria, con un silencio aterrador. Tenía la esperanza de que ambos tenían cosas que hacer y me habían dejado vivir mi libertad, aunque sea un día de mi vida.

Disfruto de aquel silencio con mucha tranquilidad, hasta que todo saliera a luz y me vea castigada por el resto de mi vida. Digamos que mi vecindario era como una cadena de periódicos, se enteraban de todo lo que pasaba, aun así, si ellos no estaban presentes ante el hecho, estos hablaban como si fueran testigos. Era más que obvio que alguno de ellos podría haber ido a la fiesta de Hades o mucho peor, verme bajar de un elegante auto junto a un hombre misterioso.

Iasion tenía la idea de que yo era la puta de algún gordo mafioso, nunca entendí por qué me odiaba tanto, aunque a veces pasaba por mi mente el hecho de que mi padre nos abandonó por mi culpa. Según él mi madre le había sido infiel y yo no era su hija, digamos que eso fue un gran motivo para ganarme el odio de mi hermano, pero eso no explicaba el odio y la envidia que mi madre me tenía cuando me veía fijamente a los ojos.

👑

Cuando llegue a la universidad lo primero que quería hacer era encontrar a Melina, no sabía nada de ella desde anoche y digamos que no confiaba plenamente en William. Él le había insistido mucho a mi amiga para que vaya a la fiesta y fue el primero en ofrecerse para llevarla a su casa. Melina no me respondía los mensajes ni las llamadas, eso era muy alarmante, pero cuando la vi apoyada en su casillero como si fuera su último día de vida me permití respirar con tranquilidad.

—Melina — nombre mientras me acercaba a ella, sonrió al verme caminar hacia donde se encontraba.

—Oh cariño, he tenido una noche fatal — se quejó entrelazando nuestros brazos como niñas —Tengo que contarte todo lo que me paso con William.

—No se aprovechó de tu estado, ¿no es así? — interrogué con mi mirada asesina.

—Jamás cariño, es un imbécil de vez en cuando, pero tampoco para tanto.

Las clases empezaron y se nos hizo imposible establecer cualquier tipo de conversación hasta que llegara el tiempo de nuestro descanso. No pienso negar que las clases de historia del arte me emocionaban, pero el profesor parecía tener un odio inexplicable hacia mí y desde chica creí que ese era un talento natural. Hipnotizo a todos a mi alrededor con mi carácter y mis inteligentes respuestas.

La hora pasó tan lenta que ágata pude mantener mis ojos abiertos durante cinco segundos seguidos. La historia es bella sin importar de qué tipo, pero parecía que ese hombre la odiaba más que nada en su vida. Explicaba cada suceso con tanta lentitud que parecía que no tenía ningún tipo de ganas de vivir.

Mi Querido Hades #1 ©Where stories live. Discover now