CAPÍTULO 3

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Afrodita

—Tengo el lugar perfecto para ello — musito tomando mi mano con fuerza.

No sabía con exactitud donde me llevaba, pero confiaba en él a pesar de todas las cosas que había escuchado de él. Mi cuerpo me comunicaba que nunca se había sentido tan seguro como cuando sus brazos me rodearon por completo.

Me conduzco hacia su vehículo, una vez dentro no dudo en conducir a toda velocidad hacia el sitio desconocido. Puedo asegurar que durante el viaje ninguno de los dos decidió emitir una palabra, sinceramente lo único que yo deseaba era esconderme en un sitio remoto del planeta y llorar. Él me quería dar ese punto y por muy raro que parezca realmente deseaba ir con él.

Luego de unos cuantos minutos Hades se estacionó y para mi sorpresa dicho sitio ya era familiar para mí, digamos que todo había empezado tras esas paredes. Sería el último lugar en el cual mi hermano me buscaría, aunque no estaba segura de cuánto tiempo podría esconderme de lo que eventualmente me esperaba.

Cuando Hades salió y abrió la puerta por mí extendiendo su mano, fue como si el destino se aseguraba de verificar si lo que estaba haciendo era lo correcto. Su mirada demostrándome que todo iba a estar bien fue lo que me impulso a tomar su mano con fuerza y salir de aquel vehículo.

Recordé como se sentían sus puños encima de mí repitiendo siempre el mismo insulto «puta» Jamás le pregunté el porqué de dicho insulto, mi madre era testigo de que nunca me había visto con un hombre ni mucho menos tenido sexo, pero después de tiempo analizándolo logre entender que no era un simple insulto. Era lo único que se le venía a la cabeza para justificar sus golpes. Él me odiaba y yo lo odiaba a él, pero la diferencia es que yo jamás lo denigre de tal manera.

Al salir del vehículo un golpe de calor se vino sobre mí, intente permanecer de pie, pero llevaba días sin comer y mi cuerpo me alertaba de mi situación. Hice demasiada fuerza para no terminar en el suelo, pero solo basto una mirada de Hades para saber que ya no podía hacerme la fuerte enfrente de él.

Perdí totalmente el equilibrio, pero Hades no dudo en sujetarme y cargarme en sus brazos como si fuera un bebe.

—Maldita sea, Afrodita — maldijo mientras que entraba en la mansión.

Deje caer mi cabeza sobre su pecho, lo escuche, ordenar a sus guardias que llamaran a un médico para luego ver cómo me dejaba sobre una cama con finas sabanas. No se movió de mi lado hasta que el médico hizo acto de presencia en la habitación.

Ya me sentía un poco mejor, por lo que con ayuda de Hades pude incorporarme en la cama, la mano de Hades nunca soltó la mía y eso me transmitía seguridad.

—Me llamo Ignacio y voy a revisarte — me indico mientras escuchaba los latidos de mi corazón.

Asentí algo nerviosa, al hacerlo sentí como el frío metal se colocaba en mi piel haciéndome temblar levemente.

—Parece que sus latidos aumentan si sostienes su mano — comento Ignacio mirando a Hades.

Luego de eso me tomo la presión e hizo algunos exámenes con mis ojos y una extraña luz. Cuando Ignacio guardaba sus instrumentos, Hades lo inspecciono con la mirada intentando descifrar lo que nos tenía que decir.

—¿Cómo está? — pregunto el hombre a mi lado.

—No ha comido durante días — comunico mirándome fijamente —Por lo que recomiendo que ingiera los nutrientes necesarios y beba mucha agua, por otro lado, los golpes no han sanado de la forma correcta, por lo que, con hielo, algunas cremas y reposo sanaran.

—Muchas gracias, Ignacio — le agradeció Hades estrechando su mano para luego acompañarlo hasta la salida de la habitación.

Vi como Hades regresaba a la habitación para luego acercarse a mí, su mano se unió con la mía y luego sus labios terminaron en mi frente. Realmente era el primer gesto de cariño que había recibido en toda mi vida de parte de un hombre, me sentía extraña, pero deseaba más y si repentinamente se alejaba de mí era como tener un hueco en mi pecho.

Mi Querido Hades #1 ©Where stories live. Discover now