CAPÍTULO 4

11.1K 629 24
                                    

Afrodita

Ambos habíamos dormido en diferentes habitaciones, había sido una noche larga, ya que mi cabeza no dejaba de sobre pensar cada cosa que había ocurrido. Siendo sincera, me encontraba entre la espada y la pared, sabía con exactitud que las palabras de Poseidón eran verdad hasta un cierto punto. Mucha gente hablaba de la fama de los Atlass, sus negocios turbios y el carácter que cada hermano tenía, a pesar de solo conocer a Poseidón intentaba hacerme una idea de lo que sería Zeus.

Al bajar las escaleras me encontré con Daniel vestido perfectamente de traje, le sonreí intentando no demostrar que me encontraba exhausta. Me siguió a la cocina en donde Tania, la encargada de la cocina, me entrego mi bandeja del desayuno.

—Muchas gracias — dije mientras me retiraba de la cocina.

Me concentré en desayunar todo lo que se encontraba en la bandeja, Hades había dejado estrictas órdenes que debía ser vigilada a cada momento y eso incluía que cumpliera con todas las comidas del día. Era bonito, pero algo demandante la manera en la que me cuidaba.

Al terminar completamente mi desayuno insistí mucho en lavar yo misma las cosas que había utilizado, digamos que Daniel prácticamente me obligo a dejárselas a Tania, ya que ese era su trabajo. Podía sentir un ambiente tenso entre ambos, sus miradas comunicaban demasiadas cosas, pero la frialdad del hombre que me acompañaba hasta, puesto que me asombraba.

Me encontraba aparentemente lista para un nuevo comienzo en la universidad, todo estaba demasiado tenso y de hecho debía a mi nueva apariencia. Hades había pedido explícitamente que llenaran el armario de mi habitación con atuendos más caros de mi mismísima carrera, diferentes marcas, diferentes colores y mucha variedad para ser sincera.

Esa vez con ayuda de Tania había elegido entre todas una blusa negra con grabados aparentemente de una banda de rock, junto a una falda de cuero que llegaba a mis muslos, lo acompañe de un cinturón negro con una hebilla llamativa y nos borcegos del mismo color. Aparentemente, era bastante obvio mi amor por el negro, no había color mejor y me atrevía a discutírselo a cualquiera.

Daniel estaba encargado de llevarme y llevarme a la universidad, también seguir mis pasos como mi sombra, lo cual no me molestaba en absoluto, sabiendo que Iasion podía presentarse en cualquier momento solo para llevarme nuevamente a mi casa.

—Llegamos, señorita — anuncio Daniel sacándome de mis pensamientos, este no hizo más que bajar del auto y abrir la puerta por mí como todo un caballero.

—Muchas gracias — sonreí mientras me aferraba a las tiras de mi mochila.

Bajé del auto y en aquel momento pude sentir como las miradas caían sobre mí, pero aún más en el hombre que me acompañaba. Intente no darles importancias a dichas miradas acompañadas de susurros que se podían oír a la distancia.

Tenía que asistir a mi primera clase y poner una excusa totalmente creíble para justificar mis faltas, aunque lo que se me hizo raro es que al entrar al salón de clases el profesor ni siquiera se me acerco para preguntarme. Era raro, pero no más que tener a Daniel a mi lado como si fuera un poste de luz.

No quería llamar la atención, pero al parecer el sí lo hacía porque no tendrías que ser muy inteligente, como para notar que Daniel tenía cierto encanto y mucho más cuando intentaba permanecer serio con todas sus fuerzas.

👑

Mi primera clase había terminado y por obvias razones me dirigía a la cafetería, pero Daniel se colocó en mi camino como una enorme pared que no me permitía moverme.

—¿Qué sucede? — pregunte confundida.

—El señor Hades no desea que su cuerpo sea envenenado con comida en mal estado — me hizo saber mirándome a los ojos —Comerás en otro lugar, uno más decente.

Mi Querido Hades #1 ©Where stories live. Discover now