9° El amor en tiempos de dragones

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Hoy era otro día. Me desperté para darle el desayuno a Arturo, como todas las mañanas.

Entré en su aposento, vi que el príncipe estaba mirando unos papeles sentado en su escritorio. Me acerqué a él.

—Hola señor —saludé mientras ponía la bandeja de comida en su mesa, él me miró y le vi preocupado— ¿Qué te ocurre?

—Nada. Sólo que hay alguien en Camelot que usa magia para sanar a los enfermos... y no sé de quien se podría tratar. —Dijo él pensando.

—¿Si está sanando a enfermos... Qué más da que use magia? —pregunté al príncipe, éste me miró— Debes agradecerle por las vidas que está salvando.

—Lo sé... pero mi padre no aprueba eso. Él odia la magia y tú lo sabes muy bien. —Dijo él, yo asentí sabiéndolo.

—Sí, ya lo sé... —Vi cómo cogía una manzana del desayuno que le traje.

—En serio Martha... No sé que haría sin tí. —Dijo el rubio mientras le daba un mordisco a la manzana, luego masticaba y tragaba— Tu comida sabe de maravilla, nada comparado con la que me hacía Merlin.... —Siguió él hablando con tono burlón. Yo reí.

Ahora lo recordé. El beso que me dio Merlin ayer... aquel beso inesperado que me paralizó y me dejó sin palabras. Era mi hermano, ¿en qué estaría pensando? Ojalá pudiera explicarle toda la verdad... Pero no podía ser.

Ahora tenía miedo de encontrarme con él por los pasillos... Aunque sabía muy bien que en cualquier momento nos acabaríamos viendo otra vez en el aposento de Arturo o en una reunión del consejo.

Dejé a Arturo en su habitación y salí para dirigirme a mi aposento con Daphne. Entré y me senté en mi cama, ella se me acercó.

—No quiero verle más... —dije mientras me tumbaba en mi cama.— No quiero encontrarme con Merlin más... Yo... yo... Tengo miedo... —dije desesperada. ¿Y si se había enfadado? ¿Y si había arruinado toda nuestra relación de amistad en un momento? ¿Y nuestro destino? Mi destino era proteger a Merlin, pero si ya no tengo su confianza... ¿Cómo puedo proteger a alguien que no quiere ni mirarme? Daphne me abrazó para tranquilizarme.

—Tranquila, Martha. Seguro que lo comprenderá —dijo ella y la miré— ¿Sabes lo que deberías hacer? Hablar con él para fanjar este asunto.

—No, no puedo. Le rompí el corazón... no sería justo mirarle de nuevo a los ojos.

—Martha —me llamó de nuevo y la miré— Las personas resuelven sus problemas hablando... Tal vez si te disculpas por lo que le dijiste ayer te perdone. —Dijo ella y entendí.

—Tienes razón, Daphne. Así me quedaré más tranquila... —Dije mientras me ponía de pié— Ahora mismo voy a su aposento para hablar con él.

—Vale —Dijo y me sonrió. Le devolví la sonrisa. Me dirigí hacia la puerta y salí de mi aposento.

Andaba por los pasillos, estaba nerviosa y no tenía planeado que decirle cuando le viése... estaba asustada.

Llegué a su aposento. Toqué a la puerta y entré. Estaba Gaius.

—Hola Gaius —dije mientras le sonreía.— ¿Sabes por casualidad dónde está Merlin?

—Sí, por supuesto. Está entrenando en el campo de entrenamiento junto con Arturo. —Explicó el anciano. Yo le sonreí.

—Vale, gracias. Sólo era para hablar con él, nada más. —Dije y él comprendió— ¡Hasta luego!

Salí de su aposento y me dirigí hacia el campo de entrenamiento. Allí vi a Arturo con un mangual y a Merlin que estaba con un escudo de acero. El príncipe estaba dándole al escudo con el mangual para probar su fuerza. Llegué y observé lo que hacían.

Merlin ~ Un nuevo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora