CAPÍTULO 8

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Afrodita.

Daniel no hizo más que estacionar el auto una vez que este se encuentra dentro de la mansión Atlass, en cuanto me baje de esta totalmente alterada lo primero que aparece en mi campo visual es un grupo de médicos y hombres armados.

Con la mirada les comunico que no me hacía falta ningún tipo de cuidado, pero entre ellos sale la figura de Hades, muy autoritaria como siempre.

―Deja que te revisen, puedes tener algún golpe ― me recomendó sin perder su autoridad.

―Gracias a mi escolta personal, no poseo ningún tipo de rasguño ― objete fastidiada ― ¿Pero sabes quién no la está pasando del todo bien? ― interrogue dando un paso hacia él ―Melina, mi hermana, está siendo víctima de dios, sabe que en estos momentos.

Hades no hizo más que retirar el arma que guarda en el cinturón de su pantalón, para luego quitarle el seguro que esta guarda y depositarla sobre mi mano. Cuando siento el peso del arma, me siento totalmente desconcertada.

Entre la multitud apareció Poseidón con sus aires de hombre perfecto, no hizo más que observarme de una manera un tanto peculiar. La tonalidad de sus ojos era diferente a la de Hades, pero transmitían casi lo mismo, misterio y oscuridad.

― ¿Y qué harás para cambiar eso Afrodita? ― interrogo Poseidón apareciendo en mi campo visual ― ¿Dejaras que esos animales se salgan con la suya o pelearas por la vida de tu hermana?

―Les demostraré porque una mujer puede ser peligrosa — me asegure de comunicar a los cuatro vientos.

Mis palabras son la traducción de guerra en todas las personas que me rodean, principalmente para los hermanos Atlass. Mi hermano ya había intentado matarme dos veces y digamos que una tercera no estaba a discusión.

Con el pasar de los años había entendido que simplemente Iasion me odiaba y que eso jamás iba a cambiar. Posiblemente, sea porque nuestro padre nos abandonó cuando yo nací o por el simple hecho de haber tenido que cargar con mi madre y conmigo durante todos estos años. En mi defensa, el odio siempre fue y será mutuo, no hay peor cosa en esta vida que tener que mirarlo a la cara o aún peor tener que soportar sus golpes.

Fui llevada a una sala que aparenta ser demasiado privada, una enorme mesa capta la atención de todos, ya que los hombres de Hades se encontraban rodeándola. Hades en la punta de esta, mirándome fijamente, como si fuera su único objetivo.

―Afrodita ― nombro haciendo que la atención de todos los presentes caiga sobre mí ―Conoces mejor a tu hermano que nosotros, ilumínanos ― me pidió haciendo énfasis a que me colocara en su lugar.

Camino hacia donde se encuentra para luego colocarme en la punta de la mesa, obteniendo así la atención de todos a mí alrededor. Estaba nerviosa y no es algo que no se note, pero de mí dependía salvar a la única mujer que ha estado a mi lado en mis peores momentos y no será mi hermano quien pueda arrebatármela.

―Es egocéntrico y paranoico ― hable captando la atención de todos ―Por lo que estará en un punto donde él se sienta cómodo y seguro, por ende, estará rodeado de hombres que puedan protegerlo.

― ¿Tienes alguna idea de donde se pueda encontrar? ― pregunto Marcos, el hombre que me protegió cuando Daniel estaba malherido.

―Sí ― confesé con un nudo en mi garganta ―Tiene un escondite, el cual siempre ha mantenido oculto y no sabe que yo sé su ubicación.

Hades toma nuevamente su lugar enfrente de todos sus hombres, me sentía chiquita y joven a su lado. Su imagen de total autoridad me hacía pensar que nunca lograré estar a su altura, aunque ya había entendido que para estar en su vida tengo que cambiar varias cosas. Obviamente, no iba a sobrevivir si seguía teniendo el pensamiento de una niña y no el de una mujer.

Mi Querido Hades #1 ©Where stories live. Discover now