Ya eres un hombre

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La pelirroja tenía más de una hora sentada en la cama de la habitación de su hijo mayor, su pequeño James que ya no era igual de pequeño que antes, ya no podía cargarlo en sus brazos y adormecerlo sobre su hombro, para así llevarlo con extrema delicadeza a su cuna junto con sus peluches favoritos, ahora él estaba apunto de ir a la universidad, y eso la ponía bastante melancólica, triste, orgullosa y demás cosas

—Nat, querida—el rubio abrió la puerta con sorpresa al encontrar a su esposa entre lágrimas en la habitación de su hijo que ya estaba casi vacía, James había obtenido una grandiosa beca en una universidad en Boston, lo que significaba que era hora de partir—Yo estuve buscándote por toda casa—entró despacio, sentándose junto a su pelirroja favorita.

—Él está apunto de irse Steve—se limpió una pequeña lagrima, que se había escapado de sus verdes y exóticos ojos—Ya no estará más junto a nosotros, no lo vigilaremos más, no me molestaré con él por llegar a casa en altas horas de la noche, ya no le prepararé su chocolate caliente y no me pondré a investigar a las chicas que siempre veían a verlo, preguntando por estúpidas tareas—siguió lagrimeando con discreción—James ya creció Steve, mi primer bebé ya estará en la universidad—dijo en un sollozo abrazándose a su esposo que la recibo gustoso

—Lo sé Nat—podía oler el maravilloso olor a uvas que tenía el cabello de la mujer, al mismo tiempo que la rodeaba con sus brazos—Apenas siento que fue ayer cuando descubrimos tu embarazo, recuerdo lo emocionada que te sentías...—rió suave para ella—Fue uno de los mejores momentos que he vivido

—Yo, aún siento que fue ayer el día de mi parto en medio de una platica importante con el presidente, después de que salvaste todo a ese cuartel militar en Europa.

—¡Quede en shock!—confesó separándose de Natasha y dándole un pequeño beso en los labios—Apenas pudimos llegar al hospital, tú estabas histérica

—¿Histérica? Trata de llevar en tu vientre a un bebé con suero de súper soldado por nueve meses—se quejó, hace algunos años, cuando James tenía quince años habían confirmado que su hijo tenía la misma cualidades que su padre—Pero valió la pena, mi pequeño fue lo más lindo que he echo en toda mi vida—Aún seguía triste, no había parado de sentirse mal desde que supo que se alejarían por causa de la universidad.

—No estuviste tan histérica cuando lo estuvimos haciendo en Berlín, además después de un año Amelia se unió a la familia y estabas mucho más relajada—era una niña hermosa la primera hija mujer del matrimonio Rogers, que era muy parecida a su padre en varios aspectos físicos y de carácter—Sabíamos que esto pasaría Nat...—veía que los ojos de su amada estaban llorosos—James creció, creció lleno de las cosas y valores con lo que lo llenamos, estoy seguro que el podrá adaptarse rápido a su nueva vida, una más independiente

—Es difícil cariño—la pelirroja sacó de un bolsillo de su pantalón una pequeña calceta azul, había sido la primera que su hijo había usado—Me está costando más de lo que pensé, nos estamos haciendo viejos—soltó sin ningún pudor—Bueno, tú ya eras viejo cuando tuvimos a James

—¿De nuevo haciendo bromas con mi edad? Cariño, menciona alguien de mi edad que se siga viendo igual de bien que yo—dijo engreído el hombre—Muchas mujeres me consideran igual de atractivo y hasta más...

—¿Qué mujeres?—se molestó la pelirroja—Steve Rogers ¿Qué mujeres te consideran atractivo?—solía molestarse con lo atrevidas que eran las mujeres con su esposo—Espero que no sea la vecina de la que hablas, o le haré una visita de cortesía

—¡No! ¡No! Quiero decir, ninguna cariño, solo lo dije por decir, no significa que sea real, yo no le pongo atención a coqueteos o..

—¿Coquete...

One shots Romanogers Where stories live. Discover now