Prólogo

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Sonaba I feel like I'm drowing de Twoo Feet por los parlantes. Tenía todavía un rato para seguir improvisando la nueva rutina hasta que llegaran las chicas al ensayo. Su jefe le había ofrecido un pequeño salón atrás del bar para poder ensayar las nuevas presentaciones, de a poco ese lugar se fue haciendo muy especial. Llegaba antes del horario pactado para poder estar un rato sola y dejar fluir la energía con la música. Era el único momento en el que se permitía ser auténtica, sentirse ella misma. Ser libre.

Desde hace ya muchos años que no bailaba delante de la gente. Sólo hacia las coreografías porque para eso estudio, pero bailar en un escenario estaba lejos de ser posible. No para ella. Estaba realmente destruida por dentro.

Igual que como dice la canción, se sentía ahogada. Se miro al espejo pero no pudo hacerlo más que con un poco de asco. Cerró los ojos y comenzó a bailar.

I feel like I'm drowning
-Drowning-
You're holding me down and
-Holding me down-
You're killing me slow
-So slow, oh no-

Con cada golpe en la canción ella empezaba a sentirse sexy, su imaginación corría para poder armar una coreografía. Amaba su trabajo. Era una combinación entre lo que se permitía hacer, cantar, y lo que se había prohibido, bailar. Pero ahora nadie la veía y se sentía conforme con eso.

Manos arriba, caderas en movimiento. Baja lentamente sus manos hacia su cuerpo, hace un giro y cae al piso poniéndose en cuatro, comienza a gatear. Amaba esto. Se da vuelta y apoya su cabeza en el suelo, levanta los pies y sus manos van a su cuello pasando luego por sus pechos. Se deja llevar por la música.

De repente escucha que alguien carraspea. Abre los ojos y se encuentra con su jefe y un hombre que no conocía.

—Disculpa Ema, no sabía que estabas ensayando. —habla su jefe, Julio. El extraño no paraba de mirarla. Ema se sintió realmente intimidada, se para rápidamente buscando algo para cubrirse. Solo deseó que no la hayan visto bailar.

—No pasa nada Julio, yo puedo irme si necesitas el lugar. Vine un rato antes sólo para poder repasar las coreografías.

—Solo venía a mostrarle el lugar a mi nuevo socio. Te lo presento. — Se acercan ambos hacia ella. —El es Ignacio, nos asociamos solo hace unas semanas. Pero recién hoy pudo venir a recorrer el lugar.

Ignacio tenía una mirada muy penetrante, no podía dejar de mirarla. La había visto bailar solo unos segundos y sintió que sufrió un hechizo. En realidad cuando estaban yendo a la parte de atrás del bar ya se escuchaba una música muy fuerte y le pareció extraño a esa hora del día. Cuando apenas abrieron la puerta del pequeño salón, ambos se quedaron petrificados. Julio porque nunca la vio bailar a Ema e Ignacio porque parecía que estaba viendo a una bruja haciendo encantamientos.

El extendió la mano hacia ella, Ema estaba quieta. La habían agarrado con la guardia baja. Nunca permitía aquello. Tenía puesto un top deportivo y una calza, era la ropa normal para ensayar pero ella no se sentía cómoda exponiendo su cuerpo. No le gustaba que la vieran así. Rápidamente, tratando de no quedar como una ridícula, extendió su mano para alcanzar la de él. Se tocaron y no pudo evitar levantar la mirada. Ignacio estaba un poco más cerca de su cuerpo.

—Un gusto, ¿tu nombre es solo Ema o...?. —

—Mi nombre es Emanuela. —No podía parar de ver los ojos de él. Los tenía muy oscuros, pero muy hermosos. Su cabello estaba despeinado y parecía joven. Quizás unos 25 años.

—Debo decir que verte bailar fue una experiencia extraordinaria. No podía dejar de verte. — El no mentía, siempre decía todo lo que se le pasaba por la cabeza. No le gustaba frenar sus impulsos, odiaba sentirse atado a lo "correcto". En cambio Ema solo tenía límites, aquellos que se impuso ella misma.

—Pues serás afortunado. Hoy es la primera vez que la vi bailar. Cuando la contrate hizo una coreografía en 15 minutos con el resto de las bailarinas y con eso quede convencido de que era la indicada. Vino por el puesto de cantante, y se quedo con dos empleos. —Ema no sabía que carajos le estaba pasando. Primero no podía apartar la mirada de Ignacio. Segundo todavía no se habían soltado las manos. Al darse cuenta de esto último, lo hizo rápidamente. Tenía que terminar con esta situación tan vergonzosa.

—Bueno eh... Muchas gracias, pero solo están exagerando. Voy a buscar a las chicas, seguro ya llegaron. — Necesitaba salir corriendo de ahí. Agarro sus cosas y se dirigió hacia la puerta. Cuando estaba por salir escucho la voz de Ignacio.

—Emanuela, espero volver a verte. Pero lo que más quiero es verte bailar como recién. —Ella solo se le quedo viendo. Se ahorro sus palabras. Eso no volvería a pasar. 

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⏰ Last updated: May 19, 2020 ⏰

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