Est et non

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He aquí a dos hermanitas cuya experiencia vital podría ser considerada todo salvo llevadera.
Desde los inicios de sus vidas padecieron toda suerte de infortunios y sinsabores. Eso sí, juntas.
Fue un trayecto durísimo, pero con el consuelo del peso repartido. Tanto se habían necesitado mutuamente que a fuerza de compartir las penas la inercia también les llevó a hacer lo propio con las alegrías. Ahora ya eran como una sola persona que había sufrido el doble o la mitad, según quieras considerarlo. Pensaban juntas, se hacían fuertes juntas, lloraban juntas, resistían juntas.

No obstante, por mucho apoyo que se encuentre en la desolación, esta desgasta con severidad. El cúmulo de desventuras y desdichas pesa como una losa, en especial cuando se prolonga en el tiempo. Incluso la persona más fuerte acaba doblegada ante un peso liviano cuando este parece no ceder jamás en su determinación de besar el suelo.
La fatiga hacía mella en ellas. Estas hermanitas bostezaban juntas y se mostraban taciturnas juntas, y en cualquier sitio se quedaban dormidas y soñaban juntas. El cansancio las dominaba juntas. Así que el regular traqueteo del tren que las llevaba de vuelta a casa y el cálido ambiente estival las indujo a echarse una cabezadita juntas.

Y ya fuera por extensión de su relación recíproca, o por la intensidad de sus pasiones paralelas, fuera por la intensidad de lo vivido por ellas recientemente, fuera por las ansias reprimidas y tristemente postergadas de libertad o fuera porque se durmieron dándose la mano, esta vez no solo soñaron juntas, esta vez soñaron juntas lo mismo.

¿Qué puedo añadir yo a lo ya resuelto por mi especie sobre las brumas oníricas? Creo que está todo dicho ya. Los sueños y su fuerza intrínseca, los sueños y su naturaleza mística, los sueños y sus explicaciones dudosas, los sueños y sus implicaciones nítidas.
Los mismos que redactó sistemáticamente un insomne Nabókov dispuesto a experimentar con el tiempo. Los mismos que exploró un ávido Freud lanzandose a por la veta de los misterios en las cavernosas minas del cerebro subconsciente. Los mismos que intentó aprovechar el juntaletras de Coelho para llenarse los bolsillos con su pueril superchería supurante.
A mi entender la postura más lúcida sobre aquella tenue y grácil línea que ejerce de frontera entre los mundos del sueño y la vigilia la estableció Descartes. "¿Qué es y qué no es?" Así que si alguien se propone entender cómo pudo suceder lo que sucedió con nuestras hermanitas, haría bien en dirigirse a él en busca de respuestas.

Esta podía haber sido cualquier cabezadita ahíta más en el extenso historial de las cabezaditas ahítas humanas, pero no lo fue.
He aquí dos hermanitas que se durmieron juntas y que soñaron juntas lo mismo y que de algún modo, operaron en el mundo real, pese a la apariencia infrangible del mismo, cuantos cambios soñaron. No es que resultaran ensoñaciones vívidas para ellas, es que todo cuanto soñaron en su interior se hizo realidad ipso facto en el exterior que compartimos todos, conformando una voluble realidad genízara a medio camino entre ambos ámbitos y sus condiciones.

Por fortuna para todos nosotros, ilustres actores de reparto, de manera oportuna y excepcional no tuvieron pesadillas.

Soñaron que ahora estaban casi solas en el tren (¿o autobús?) que las transportaba: la gente había desaparecido. Y no porque estorbara, sino porque había hallado la manera de ser feliz y habia saltado por la ventana del vehículo en marcha en pos de su nueva vida. Algunas personas se largaron volando, otras reptando, otras dando brincos, ¿qué importancia tiene cómo te dirijas a la felicidad?
Las hermanas ya no tenían la cabeza despoblada por la dolorosa (pese a ser compartida) quimioterapia. El cabello estalló de súbito con tanta fuerza en sus cueros cabelludos como la flora se abrió paso entre los suelos. Las flores de adormidera invadieron las ciudades inundando todo con sus soporíferos alcaloides, y así sucedió a su vez con el amargo eléboro, que ahora coronaba abundantemente los rascacielos de un modo que recordaba a como el niño lobo azuzó a la karela.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Jun 11, 2020 ⏰

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