Eyjafjallajökull

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Islandia se estaba sintiendo un poco mejor. De alguna manera, el volcán había liberado un montón de calor y su fiebre había bajado un grado o dos. No había ayudado mucho, pero después de estar afiebrado por tanto tiempo el cambio era notable.

A Islandia nunca le gustaron mucho las conferencias mundiales. Casi nunca estaba involucrado en nada, pero esa no era la parte que no le gustaba. Era el ruido. La bulla y gritos constantes. Si de algo estaba agradecido era de que casi nadie se fijaba en él.

Esta conferencía no tenía por qué ser diferente. 

En el minuto en el que entró al salón todos los ojos se posaron en él, algunos mirando con lástima y otros con molestia. 

 —Oye, Ice. ¡¿Estás bien?!

 —¡Tu maldito volcán detuvo todo el tráfico aéreo dentro y fuera de Inglaterra! Me he quedado atrapado con Ameri- 

 —Islandia-san, espero que estés bien, te hice un poco de té para-

 —¡No, toma esto, es medicina originada en mí dayou!

 —Is...

Islandia retrocedió un poco, agobiado. Nunca había recibido tanta atención a no ser que tuviera preparado un discurso. La cabeza le dio vueltas, y podía sentir como se le subía la temperatura, aunque no sabría decir si era por su fiebre o la vergüenza. 

Entre toda la confución, pudo notar vagamente como Noruega estaba tratando de calmar a los demás, pero pronto una fuerte voz resonó por toda la sala. Levantó la vista, esperando que fuera alguien que al fin pusiera orden a estos países, pero su rostro mostraba pura decepción cuando se fijó que no era Alemania ni otro país responsable el que había capturado toda la atención. Era América.

—Islandia, tengo una pregunta muy importante para ti —Comenzó América, unos cuantos gruñidos se escucharon en el lugar, todos sabiendo que Alfred generalmente solía decir cosas estúpidas. Aunque esta vez, se las arregló para mantener a todos interesados.

—¿Cómo pronuncias el nombre de ese volcán? 

Islandia fue atosigado por más voces que repetían la pregunta y trataban de pronunciarlo. Entonces las cosas se empezaron a desordenar cuando surgieron unas cuantas discusiones con respecto a la prunciación, y para gracia de Islandia, nadie estaba ni cerca de decirlo bien.

—¡Es "ee –ef-yar-kool"!

—¡No, es "eya-fleya-ya-kur"!

—¡"Aya-fla-yer-koodle"!

—¡Suena como un maldito álbum de los Beatles al revés! 

—¡Es como si lanzaras el alfabeto al aire y las letras cayeran en posiciones al azar! 

En el rostro anteriormente estoico de Islandia se asomó una pequeña sonrisa, y Noruega parecía algo preocupado. Pero nadie esperó que el inexpresivo chico estallara en carcajadas.

Era una risa musical, aunque ruidosa y tan fuerte que sacudía todo el delicado y pequeño cuerpo de Islandia. Era la primera vez que la mayoría de los países lo escuchaban reír.

Todos se callaron en asombro, mirando como el joven país se reía tanto que tuvo que sujetarse a una silla, y entonces siguió soltando carcajadas hasta que tenía lágrimas en los ojos. 

Cuando finalmente recobró la compostura, todos seguían en un estado de shock, y lo único que Islandia pudo hacer fue sacudir la cabeza con una sonrisa.

—"Aye-ya-fya-dla-jow-kudl."

 Y con eso Islandia abandonó la sala de conferencias. 

 Lo último que oyó fue a América decir: 

 —Volcán, creo que te llamaré Kevin.

Eyjafjallajökull - Hetalia [Traducción]Where stories live. Discover now