Te quiero

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Gon acababa de llegar a casa después de haber pasado todo el día ayudando a su tía en el bar que había inaugurado hacía un par de semanas en el centro de la ciudad

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Gon acababa de llegar a casa después de haber pasado todo el día ayudando a su tía en el bar que había inaugurado hacía un par de semanas en el centro de la ciudad. Estaba agotado: sabía de antemano que aquella novedad sería un éxito, pero no imaginaba que hubiera podido llamar la atención de aquella manera en tan poco tiempo. 

La tranquilidad que se respiraba en el piso que compartía con sus amigos lo desencajó un tanto: era extraño no escuchar a Leorio alterado ni a Kurapika exigiendo silencio a gritos. Killua tampoco estaba en casa, pero el chico supuso que no debería tardar mucho en llegar, de modo que se dio una ducha rápida y se dejó caer en el sofá antes de encender la tele. 

El albino había pasado toda la tarde con su hermana pequeña, por lo que no tuvo oportunidad de descansar o hablar con sus amigos en todo el día, de modo que cuando empezó a anochecer, permitió que sus piernas cansadas lo arrastrasen a aquel modesto departamento compartido donde se encontraba lo único que le daría calma.

Suspiró pesadamente antes de introducir la llave en el cerrojo y empujar luego de sentir el chasquido del picaporte. No tenía energías para sonreír, no obstante, se tropezó con aquel par de ojos grandes, marrones y llenos de felicidad observándolo con expectación desde detrás del cabezal del sofá.

— Bienvenido a casa, Killua— canturreó, y en sus labios se dibujó una sonrisa radiante que le iluminó los ojos.

El joven Zoldyck le devolvió el gesto, alzando la comisura derecha de su labio.

— ¿Qué tal el día, Gon?

Él se encogió de hombros, incorporándose un tanto en el sofá para dejarle espacio.

— Hoy había mucha gente— se limitó a responder.

Killua deslizó desde sus hombros la chaqueta que había estado utilizando para protegerse de la gélida brisa que era típica de aquella época.

— ¿Cansado?

Gon negó suavemente con la cabeza sin perder la sonrisa. Sabía que Killua acabaría preocupándose de nuevo si decía la verdad.

— ¿Y tú?

Los ojos azules del albino estudiaron con cuidado aquella sonrisa fina. Su amigo estaba aprendiendo a mentir, lo que lo alegró un tanto, ya que era una cualidad necesaria y en parte lo enternecía, puesto que aún no era lo suficientemente bueno como para pasar por su radar. De todas formas, decidió dejarlo estar.

— Para nada. Correría una maratón— respondió según se iba deslizando suavemente sobre el sofá, quedando a escasa distancia de su amigo.

Gon se vio obligado a regular el ritmo, ahora un tanto precipitado, de su respiración. Él solo había sido capaz de darse cuenta de lo mucho que lo inquietaba su proximidad. Desvió la mirada hacia sus pies descalzos, nervioso, mientras sus dedos comenzaban a jugar con el dobladillo de la camiseta del pijama.

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⏰ Last updated: Jul 30, 2020 ⏰

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Te quiero [KilluGon / LeoPika]Where stories live. Discover now