Prólogo - Ana

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Embarazada. No puedo creerlo. Voy a ser mamá, hay una vida creciendo dentro de mi. Me siento mal por no estar contenta, pero temo por la reacción de Christian. Mi subconsciente, mi diosa interna y yo sabemos que va a enloquecer.

Desde el comienzo de nuestra relación dejó en claro que no quería embarazarme. Y aunque hemos mencionado tener hijos, solo ha sido de forma abstracta. Lo último que esperaba era que este bebé que crece dentro de mi apareciera tan pronto. Oh, blip, porqué no esperaste un poco más para aparecer, quizá uno, o dos años.

Camino en dirección al audi pero me detengo a mitad de pasillo. No puedo hacer esto. Christian no confía en él en ningún sentido y probablemente su confianza en sus dotes paternos debe estar muy arraigada.

Oh, cincuenta, necesito que me hagas sentir que todo estará bien, pero probablemente cuando sepas esto nada esté bien.

Doy media vuelta y recorro los pasillos del hospital con paso apresurado. Llego a la entrada de emergencias y tomo un taxi. No sé a dónde ir. No sé qué hacer. Lo único que tengo claro es que Christian no está preparado para ser padre y yo no lo estoy para su reacción.

-A Escala, por favor. -Necesito recoger mis cosas, no puedo simplemente irme sin más.

Al llegar camino al elevador y entro como un torbellino en el apartamento. Corro con la suerte de encontrarme completamente sola. Taylor está con Christian, Sawyer en el hospital y La Señora Jones en su habitación, supongo.

Una vez en mi habitación me dejo caer en la cama y las lágrimas acuden a mis ojos. Amo a Christian. No puedo imaginar mi vida sin él, pero no puedo hacerle esto. Sé que no desea a este bebé. Mis manos viajan inconscientemente hacia mi vientre. Sonrío. En unos meses seré mucho  más grande gracias a un pequeño o pequeña.

Frunzo el ceño, Christian se volvería loco con una hija. Probablemente la encerraría para que no conozca chicos hasta los 30. Tendría educación en casa y sus únicos amigos serían los futuros hijos de Kate y Elliot. Ah, claro, y de Mía.

Cuando recuerdo para qué vine me levanto de un salto. Tomo un bolso de mano y guardo mi ropa. Solo la que me pertenecía antes de casarme, si estaré lejos de Christian no quiero ni merezco tener nada que me recuerde a él.

Tendrás un hijo suyo, espeta mi subconsciente y lo miro con una mueca. Tiene toda la razón.

No me permito pensar lo que estoy haciendo, ya luego tendré tiempo para razonar la decisión que estoy tomando.

Una vez lista para irme me quito de mi anillo de compromiso y lo dejo sobre la cama, al cual se une el de matrimonio. Encuentro una hoja de papel y con manos temblorosas alcanzo a escribir "Lo siento, espero puedas perdonarme alguna vez. Te amo. Ana x."

Corro hacia el elevador ya que alcancé a ver a la Señora Jones, cuando las puertas se cierran pienso en la promesa que estoy rompiendo. Prometí nunca irme. Juré frente al altar estar al lado de Christian en lo próspero y en lo adverso... Y aquí estoy, huyendo y abandonando al único hombre que he amado llevando a su hijo en mi vientre.

* * * * * * * * * * *

Este mes sin Christian ha sido el peor de mi vida, eso sumado a los vómitos matutinos que me ocasiona el embarazo.

Estoy viviendo en un pequeño departamento al este de Seattle, bastante alejada de Christian. No salgo más que para ir y volver de mi trabajo como recepcionista en una pequeña inmobiliaria. Tuve suerte al conseguir el trabajo, ya que la oficina se encuentra a veinte minutos de donde vivo y como es una empresa que apenas está surgiendo no necesité proporcionar mucha información sobre mí.

Veo el periódico mientras tomo un frapuccino, ya que a mi bebé parece gustarle el café. Sonrío melancólicamente... Eso lo heredó de su padre.

Casi espurreo mi café cuando veo una fotografía mía en primera plana del Seattle News. El encabezado me hiela la sangre "¿Dónde está Anastasia... Con el Sr. Grey?: NO"

Comienzo a leer el artículo, aunque mi diosa interna no quiere que lo haga.

"Hemos visto al Sr. Grey acudir sin falta a los eventos sociales que acostumbra... A quien no hemos visto es a su esposa, Anastasia Grey. Acaso no funcionó su matrimonio? O el plazo ya se venció y puede reclamar una parte de la jugosa fortuna del magnate firmando el divorcio?

El Sr. Grey no ha dado declaraciones respecto a su esposa, lo que es un hecho es que ya no viven juntos.

Hace alrededor de un mes hubo un revuelo en Seattle, se dice que los hombres de traje que adornaban casi todas las esquinas de la ciudad eran trabajadores de Christian Grey, destinados a la búsqueda de su esposa, presumiblemente.

¿Acaso Anastasia Steele, o Sra. Grey, no aguantó al magnate y huyó en la primera oportunidad que se le presentó?

Lo único cierto en esta historia es que esta pareja terminó tan rápido como comenzó."

-¡PURA MIERDA! -Grito, llamando la atención de los demás clientes en el café. Me sonrojo y escondo mi rostro en el periódico.

No puedo creer que ocupen la primera plana del periódico más importante y leído de Seattle para chismes amarillistas. Agradezco que nadie albergue la idea de mi verdadera razón para huír. Lo último que necesito es que Christian acaricie la posibilidad de que me fui embarazada.

Me pregunto, como cada día, qué pensará de mí, si me odia o si continúa amándome.

He hablado con mi madre y Ray, insisten en que debo volver a Escala, junto a Christian. Me han dicho que está irreconocible desde que me fui y lo que más ansía es mi regreso, o una explicación.

Por supuesto, no saben de mi embarazo. Les dije que huí porque me sentía enjaulada, como una esposa trofeo, lo cual no es cierto. Pero si les contaba la verdad, se decepcionarían y me obligarían a hacer lo correcto y decirle a Christian acerca de la existencia de su hijo o se lo dirían ellos. No podía permitir que sucediera.

Tengo miedo. Miedo por ser madre. Miedo por estar sola. Extraño a Christian, absolutamente todo de él: Su sonrisa tímida, sus besos, su forma de hacerme el amor o follar duro, su sobreprotección, su megalomanía y cada una de sus sombras, solo porque forman parte de él.

Pero no volveré a su lado y debo acostumbrarme a vivir sin él.

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Cincuenta Secretos©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant