Prólogo.

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Edric dejó escapar un grito.

Sus ojos estaban inyectados en sangre y con ansias de muerte.

Se acercó a Brianna lentamente con la espada en mano, mientras ella temblaba de miedo ante aquel ambiente paralizante a su alrededor.

Nisiquera había una pizca de compasión en su mirada tan aterradora que le helaba la sangre al instante. No podía moverse, tampoco podía respirar porque el aire no llegaba a sus pulmones por más que intentaba atraer grandes cantidades a sus pulmones.

Sudor frío bajó por su espalda y sus ojos temblaron con lágrimas, las cuales escurrían por sus mejillas hasta caer al suelo.

Hoy sería el fin de Brianna Ruttlend.

Una chica tan hermosa y delicada como la luna, llena de gracia pero con un corazón corrompido que fue dominado por los celos, avaricia y amor; un amor tan profundo y grande que nisiquera podía explicarse con palabras ante la inmensidad de este.

Realmente lo amaba como nunca amó a nadie, pero a pesar de eso eligió a Violeta sobre ella, su prometida. En ningún momento pensó que entregarle su amor podría ser como poner la cuchilla contra su propio cuello hasta llegar a este momento sin retroceso.

¿Realmente vas a matarme aunque te ame tanto? todo lo que hice fue por amor....lo único que hice mal es amarte tan profundamente...

Fuiste un buen juguete al principio, nisiquera cuando te forcé a ser mía huiste de mi, tampoco los golpes o humillaciones te hicieron odiarme, incluso ahora...tampoco puedes hacerlo, ¿por qué?

Preguntó agachándose mientras acariciaba el rostro de Brianna y lo acercó al suyo.

Aquellos ojos azules resplandecian como impresionantes joyas frente a ella, su mayor pecado había sido amarlo intensamente incluso ahora. Soltó un sollozo y una hermosa sonrisa se asomó por sus labios, quería que en los recuerdos de Edric su última imagen de ella cuando estaba viva fuera preciosa, sonrió con sinceridad para él aunque estaba a punto de matarla.

— Porque te amo, simplemente te amo tanto que no puedo odiarte...así me mates o tortures, siempre te amaré hasta el final de mi vida.

Edric se quedó atónito ante su declaración.

Nadie le había dado tanto amor como el que ella le entregaba, aquel sentimiento le provocaba dolor en el pecho y eso le molestaba enormemente hasta el punto de ser repugnante por los sentimientos que salían a flote, no podía comprenderlo por más que lo pensaba. Ahora la única manera de preservarlo sería impidiendo que le diera su corazón a otro hombre.

Entonces sigue amándome, dame tu vida.

Mi vida siempre ha sido tuya, tómala ahora si eso es lo que quieres, Edric.

Acercó su cuello a la espada y sangre goteó al suelo, él sin pensarlo dos veces la pasó rápidamente, dándole una muerte instantánea con un corte limpio.

Su cabeza rodó por el suelo mientras los finos cabellos como hilos de oro se hondearon en el aire, el sol entró por la ventana y los iluminó cuando caían lentamente al suelo. Los ojos de Brianna se quedaron abiertos perdiendo todo su brillo y Edric palideció soltando la espada que al caer hizo un sonido fuerte.

La había matado, ahora ella jamás le entregaría ese amor tan hermoso y puro a nadie.

Una sonrisa se asomó por sus labios cuando las lágrimas cayeron sin detenerse, su pecho dolía incluso más que antes.

Tomó la cabeza en sus manos y la abrazó, dando un pequeño beso en la suave frente manchada de sangre caliente que brillaba con la luz del sol.

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No Tendré Un Trágico Final Como La Villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora