El día que el zoológico tuvo un atentado

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Reita y Ruki, o Akira y Takanori (en la vida real, en la vida de no-estrellato) tenían un fin de semana cada dos o tres meses en donde no prestaban real interés en nada. Había veces en que este fin de semana, se extendía a una semana completa. Eso sucedía una vez que lograban algo en el estudio, cuando escribían algo bueno... Vamos, que cuando tenían buena racha. Ya fuera ellos dos o ellos como banda en general, solían tomarse un respiro de todas tus actividades.

Akira y Takanori tenían 5 años de vivir juntos. Al inicio de la carrera de la banda, ellos habían encontrado entre sí a un gran compañero de vida. Se habían enamorado tan perdidamente que justo cuando lograron expresar sus sentimientos, comenzaron a vivir juntos (además de que Reita había perdido con quién vivir y no podía solventar los gastos por su cuenta y la casa de Ruki tenía un cuarto extra y estaba muy disponible).

Poco a poco, se dieron cuenta les gustaba experimentar. Akira tenía mucho afán (desde hacía años) en fumar marihuana y casi todas las noches lo hacía. Poco a poco, Takanori quiso experimentar y lo probó. No era tan constante porque era la voz del grupo, pero le gustaba consumirlo en otras presentaciones, por ejemplo, a veces tenían fiesta de brownies. De esta forma, cuando sabían que tenían un tiempo libre razonable, comenzaron a consumir éxtasis, encontrando la experiencia muy reconfortante. Luego, pasaron al LSD, probando cantidades vs la experiencia. Finalmente, habían usado DMT y hongos, encontrando de manera más resuelta al mundo, en ocasiones, hallándolo más complejo pero más exótico.

Así que...

Ambos, en la cocina, planeaban su viaje al zoológico. Llevaban meses intentando ir a ver animales, sin embargo, siempre que tenían un respiro de trabajo, solían dedicarlo a hacer otro tipo de actividades... De las que en absoluto se arrepentían, pero en serio les apetecía ir a ver pandas cayéndose y se recriminaban un poco por haber esperado tanto para ir.

Reita hace un porro, Ruki pone muy pocas gotas, para el gusto de ambos, de LSD a la botella de agua de limón que ambos beben. Mirándose fijamente, decidieron no mover las cantidades, querían pasarlo extremadamente bien, no que todo acabara en un mal viaje.

Mientras fumaron, se bebieron el agua.

Ruki exhaló, soltó humo y toma agua. Reita rascó su oreja. Ambos se observaron, confidentes, y soltaron una risotada. Mutuamente, fueron pasándose el porro de vez en vez. Takanori se acabó el agua y, sintiéndose ligero, se levantó de la mesa en dirección a su cuarto para buscar la tarjeta del metro de ambos. La tarjeta estaba en la cama que ambos compartían. Se acercó con lentitud a las tarjetas para tomarlas, demasiado lento, pensó. Cuando estuvo cerca de tomarlas, se quedó pensando en qué estaba haciendo. Concentrándose, y poniéndole lo que él consideraba como mucho esfuerzo en recordar, por fin lo hace, y toma las tarjetas. Dio la media vuelta, miró el espejo del soslayo y, de pronto, se encontró contemplándose fijamente a sí mismo. Escuchó a Akira toser desde la sala. Caminó a la puerta, luego hasta la sala y le hizo una seña a para que lo siguiera.

Los dos salieron de casa. Con dirección a la estación del metro. Caminaron de la mano, sonrientes y con gafas de sol, hasta el metro. Una vez ahí, deslizaron las tarjetas por las máquinas e ingresaron hacia el interior de la estación. Buscaron la taquilla y, al hallar cuál querían comprar, pidieron sus boletos.

Vamos al zoológico, claro, pensó Takanori mirando los boletos en la mano. Por un momento lo había olvidado. Vaya, todo se le estaba olvidando. ¿Dónde estaba Akira?

Detrás de él, apareció el susodicho con una amplia sonrisa en la cara.

-Entonces... ¿Qué se te antoja, un helado o una crepa?

-Mmm –dijo Ruki, dubitativo. Observó a Reita, que está viendo fijamente una columna del metro. -¿Qué tal si compramos unos nachos en el zoológico? No tengo ganas de cosas dulces.

El día que el zoológico tuvo un atentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora