Navego, por ese oscuro y tormentoso mar lleno de miedos y esperanzas vacías, que me transportan a la gran isla de la ninfa Calipso. Donde me cubro de tantas delicias que me destrozan la razón.
Me pierdo, en ese dulce y amargo sabor que me llena de ideas y deseos, deseos difíciles de cumplir, ideas que destrozan los limites de lo correcto y lo incorrecto. Ideas envíadas por el rey Morfeo para poder encontrar respuestas a las preguntas eternas.
Muero, con el amargo sabor que queda cuando todo se va, cuando el mar se vacía y las ideas se pierden, ese amargo sabor que vacía mi alma y destroza mi ser. Me siento atrapado con el Tártaro donde mi alma maldita perece con los que fueron vencidos.
