One shot

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Advertencia: Si eres un hater de Maxvid, puedes irte, no te obligo a leer la historia así que no seas masoquista.
Esta historia tendrá sadomasoquismo con juguetes sexuales pero no habrá gore ni ningún tipo de maltrato.
En este one shot Max tiene 19 años y David 24 así que no es ilegal uwu

Narra David:
Han pasado tres años... Tres años desde que descubrí que Max era tan posesivo y lascivo. Desde ese día siempre mantenemos un juego sexual en el bunquer del campamento. En este mismo momento, me encontraba atado con una cuerda que no marcaba mucho mis muñecas, de la cual podía liberarme fácilmente pero en verdad no deseaba. Sabía que él no tardaría en llegar así que le esperaba con emoción sentado con las piernas abiertas, casi como si deseara darle una sorpresa... Pasaron unos pocos minutos sentado pero al poco tiempo escuché el estruendo de la puerta del recinto abrirse para mostrar la sombra de aquél que bien conocía.  Max se acercaba hacia mí con una gran caja en sus manos, era lindo ya que, aunque le costara, la sostenía con las dos manos a regañadientes. Cuando dejó la caja en el suelo, saludó apropiadamente acercándose hacia mí y sentándose justo en frente con una mirada lasciva.
-Has decidido quedarte, entonces ¿quieres jugar conmigo?~♡ Sabía a la perfección a lo que se refería y con un leve rubor asentí mirando hacia sus piernas con cierta curiosidad sobre que había dentro de la caja a pocos metros de distancia de mí. Pero él, enseguida me liberó de la duda y abrió la misteriosa caja lentamente. Yo no podía ver el interior, pero logré identificar uno de los juguetes que sacó de ahí. Parecía una vara metálica bastante fina que tenía tres burbujas sólidas del mismo material, una más pequeña que la otra situada en la punta del aparato.
-Tienes suerte~ He traído esto para tí dijo acercándose a mi y dándome un breve beso denotando ternura. Después de dicho beso empezó a desnudarme, digamos que yo ya estaba bastante "emocionado" desde que me ató, ya que sabía perfectamente por donde iban a ir los tiros, pero aún así me inundó la vergüenza cuando el ojiazul se percató de ello y sonrió con picardía. Él sabía que  yo llevaba así mucho tiempo y encima mi ropa interior estaba muy húmeda como para poder ocultarlo apropiadamente así que solo dejé que se deleitara mirándome. Cuando ya tenía una mejor vista de mi miembro, me subió la camiseta y empezó a acariciarme el pecho y el abdomen. Se mantuvo con el masaje por varios minutos, tal vez fue para que me acostumbrara ya que a los pocos segundos de relajarme agarró la cabeza de mi pene y empezó a frotar mi uretra con su dedo en movimientos circulares intentando que el hueco se abriera poco a poco. Me sobresalté al sentirlo acariciarme ahí, quiero decir, ya hemos hecho esto otras veces, no es algo nuevo, pero nunca me había tocado de esa manera y en esa misma zona. Tal vez lo estaba disfrutando demasiado, tanto que cuando me despisté, cogió la vara de metal y la movió en el mismo sitio, haciendo espacio y empezándola a meter poco a poco y con ternura. Aún que estaba siendo bastante gentil, no pude evitar soltar un quejido seguido de un largo gemido, ya que, aunque molestaba de cierta manera, seguía inundado de placer en ese momento. Cuando ya metió todo el palito dentro, empezó a acariciar mi pecho y mis pezones para contrarrestar la molestia, que se pasó en unos pocos segundos. Max metía y sacaba el aparato a sus anchas, lo giraba alrededor de mi miembro y me masturbaba cuando quería, estaba tan absorto en el placer que me quedé apoyado en  el suelo, completamente a su disposición. Después de unos pocos minutos, una desagradable punzada recorrió mi cuerpo, pidiéndome llegar  al orgasmo, lo cual la pequeña vara impedía, no dudé en suplicar para poder eyacular.
-¡Ah~ Max! Por favor, s-sácalo- Agarré sus hombros con fuerza mientras me estremecía y él me obedeció, cogió el aparato y lo sacó con bastante rapidez, provocando que el tacto de mi piel hiciese un sonido húmedo y que mi esperma saliese disparado cayendo sobre mi pecho. Escuché la risa del menor y vi que tenía una notoria erección marcada en sus pantalones, eso, automáticamente volvió a provocarme una erección. El de pelo oscuro sacó otro objeto de la caja, esta vez era una cuerda, a la que hizo algunos nudos en en ciertas partes de la misma. Una vez terminados, se acercó a mí y con esfuerzo puso sus piernas en mis hombros, rodeando nuestros miembros con la cuerda y y haciendo un último nudo que sujetó con los dientes, apretando nuestros miembros y manteniéndolos juntos, entonces, el menor empezó a moverse, haciendo que los dos penes se frotan y juntaran fluidos, hizo que mi cuerpo entero se estremeciera pero aún así también moví mi cadera para contribuir en este acto. Parecía que él también estaba disfrutando, soltaba gemidos bajos que intentaba disimular con su voz grave, pero aún así, la manera en la que se abrazaba con fuerza a mí, me dejaba en claro que Max sentía lo mismo que yo en ese mismo momento. Noté las caderas del menor temblar y también aumentar de velocidad con torpeza, así que supe que él estaba apunto de correrse lo agarré de las caderas para poder ayudarlo a coger velocidad. El ojiazul se quejó al principio pero se dejó llevar a los pocos segundos por un mar de gemidos y jadeos. Apretó mi camisa con fuerza y tiró de ella justo en el momento en el que se vino y se tumbó en mi hombro mientras recuperaba el aliento, cosa que me pareció muy adorable de ver. Cuando logró tomar el aire suficiente se levantó para volver a la caja, volvió refunfuñando y se volvió a sentar, esta vez de rodillas. Me abrió de piernas y noté un gran aparato invadir mi interior. Me estaba introduciendo un vibrador en la entrada y no pude evitar gemir al sentir ese aparato invadir todo mi interior y mis paredes rectales, a pesar de su mueca, él intentaba seguir siendo suave, y dejó que me acostumbrara a la repentina sensación. Así que me acerqué y le di un beso en la frente haciéndole saber que estaba listo para ello. Él lo introdujo despacio de una sola y empezó a moverlo en mi interior. Mientras lo movía, dos de sus dedos entraban en mi interior para poder obtener más profundidad y haciendo que me acostumbrara y excitándome al mismo tiempo. Del suelo, Max cogió un control y mientras lo sostenía en la mano, se puso encima de mí y me miró fijamente. Estaba avergonzado, no sabía lo que estaba apunto de hacer, pero apartó la mirada antes de seguir adelante, entonces, encendió el aparato que empezó a vibrar y a moverse de un lado a otro dentro de mí, justo al activarlo, el de pelo oscuro empezó a autopenetrarse, sentándose encima de mí mientras soltaba varios jadeos ahogados. Aumentó la velocidad del aparato, haciendo que diera vueltas dentro de mí para que me centrara en ello y no en lo profundo que él estaba llegando y de la dulce cara que estaba haciendo. A pesar de eso, él seguía sin mantener contacto visual así que yo observé la expresión que tenía. Sus mejillas estaban teñidas de un rubí intenso, sus labios goteaban algo de saliva, sus entrecerrados ojos intentaban apartarse de mí cada vez que los miraba y su mano tapaba como podía la vergüenza que actualmente sentía. Mientras me centraba en su rostro, él empezó a saltar y a arañarme la espalda, haciendo que soltara varios gemidos notorios mientras el aparato seguía emitiendo vibraciones y Max seguía montándome. El placer me recorría todo el cuerpo, no podía mantenerme firme así que dejé caer todo mi peso sobre la pared más cercana haciendo que Max pudiese apoyarse y así poder recibir arañazos algo menos salvajes aunque seguían siendo feroces. El menor dejó caer el control del vibrador aún encendido y puso mis manos  en su cintura para que pudiera abrazarlo y ayudarlo a llegar más profundo. Él gimió notoriamente al sentir mi miembro tocar su punto dulce, cosa que yo ya sentía desde hace rato gracias  al juguete que el pelinegro controlaba. Ambos sentíamos el mismo placer ahora y yo empecé a masturbar a Max mientras el seguía intentando tomar la iniciativa sobre mi miembro exitosamente. Cuando ya empezamos a mover las caderas con desesperación me tumbé en el suelo para no tener peso en la espalda y empecé a subir y bajar junto con el menor, que también se esforzaba en darme placer. Pocos segundos después los dos terminamos a la vez yo en su interior y el encima de mi pecho, manchando por segunda vez mi camiseta. Él se levantó agotado y fue a por un saco de dormir para ambos. Nos tumbamos juntos en él y nos abrazamos. Él siempre ha aparentando ser un chico rudo, pero en el fondo se que me quiere tanto como yo lo quiero a él

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⏰ Last updated: Aug 10, 2020 ⏰

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Daddy kiddo (Maxvid one shot lemmon)Where stories live. Discover now