Prefacio.

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Se encontró con ello por casualidad, mientras su padre pasaba canales en la tele, fueron un par de segundos, suficientes para conocer su pasión. Era apenas un niño, entonces nada parecía imposible o complicado, ni siquiera viajar a la luna o volar. Se enteró de qué canal era, de qué estaba viendo y lo amo más, las piruetas, la gracia de cada movimiento, la forma en que parecían ignorar la gravedad para moverse perfecto, como si fuera sencillo. Su padre no fue la persona más feliz del mundo cuando le pidió ingresar a clases de ballet en el instituto, terminó inscribiéndose sin decírselo, como era un extracurricular del colegio no debía pagar. Aunque le hizo falta verlo en la galería con los otros padres, aplaudiendo al espectáculo que podían ser 2 minutos pero meses de preparación.

Sus compañeros tampoco lo entendían, que si era gay, que si era poco hombre, parecía que todos se empeñaban en destruirle los sueños. Aprendió a ser rudo porque debía, a golpear si insistían demasiado, pero también a salir adelante por sí solo, a sonreír en el ojo de la tormenta, a curar sus alas cuando alguien las dañaba.

A Los 14 su profesora de Ballet le comentó una oportunidad en un conservatorio, la mujer era profesora allí y conocía su situación. Al parecer era un año gratis si pasaba ciertas pruebas, y lo hizo, llegando tarde a casa, con el cuerpo dolorido después de horas entrenando, con los gritos de su padre preguntando. Cuando se lo dijo, el hombre le miro serio y asintió, yéndose directo al trabajo. Greco sabía que estaba decepcionado, todos lo estaban, pero el sentimiento que le daba bailar era irreemplazable. Pasó las pruebas y consiguió entrar al conservatorio, buscó un empleo de medio tiempo para pagar los implementos, no era demasiado costoso, así que pudo permitírselo sin problemas, arreglándoselas por sí solo. Obtuvo menos de lo que hubiese querido por parte de su padre que al año siguiente falleció, dejándole un gusto amargo tras haber peleado esa misma noche. Las cosas solo se tornaron más complicadas.

Siguió bailando, esforzándose como hasta entonces. Consiguió entrar a la universidad para estudiar un licenciado en danza clásica, entonces conoció a Sofía, la primera que le quito el aliento, pero se fue tiempo después, dejando un gusto amargo igual que su padre.

Tenía unos pocos de su lado y era bueno en lo que hacía. Cuando sus amigos se mudaron a Francia, tuvo que acostumbrarse a escucharlos a través del teléfono por algunos minutos al día. Se sentía solitario al terminar las prácticas, a veces se quedaba hasta el último para practicar un poco más, otras veces ayudaba a sus compañeras practicando los bailes de pareja. Le tenían confianza en ello, pero fuera del escenario rara vez se le acercaban.

Solía dudar como cualquier humano, se preguntaba si valía la pena, que si hubiese seguido otro camino su padre se hubiese ido estando orgulloso, que quizá en otro universo su madre se hubiese quedado, o Sofía. Pero al despertar no tenía tiempo de estancarse, las lágrimas no debían caber en su rutina, la soledad era obligada a quedarse en segundo plano.







...

Hola! Aviso que no soy una experta ni en Ballet ni en el patinaje artístico, por lo tanto si hay algún error al respecto no duden en decirme. 


Gracias por leer.

𝑻𝒐𝒖𝒓 𝒆𝒏 𝒍'𝒂𝒊𝒓, 𝒆𝒏 𝒗𝒐𝒍𝒂𝒏𝒕. [𝐺𝑟𝑒𝑘𝑜𝑣]Where stories live. Discover now