Lindo | Harrymort.

Lindo.

Disclaimer: Harry Potter pertenece a JKR. Si fuera mío jamás estaría terminado. 

Nota: ¿Estaba aburrida e intenté escribir algo estúpido? Sí, esa es la verdadera razón; no me juzguen, soy una pobre estudiante explotada. 

Advertencias: Estupidez. Mucha. ¿AU, tal vez? Pre-slash y OOC, por supuesto. Ligero Harrymort.

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Tenía doce años cuando se encontró con Tom Riddle en la Cámara. Ginny estaba en el suelo, pálida y fría, pero Harry no podía dejar de mirar al adolescente que hablaba y hablaba y hablaba, no se quejaba, encontró bastante atractivo el movimiento de los labios y mandíbula, la forma en que fruncía la nariz en disgusto porque Harry sobrevivió, adorable, pensó.

Oh.

—¿Por qué te importa?

—Voldemort es mi pasado, presente y futuro —dijo, contento de que Harry haya preguntado.

Oh.

Oh.

Tom le había dado la espalda y Harry parpadeó, las túnicas que llevaba no eran las mejores, no le quedaban ajustadas, pero encontró cautivadora la espalda larga del psicópata que había matado a más personas de las que los dedos de todos los Gryffindor podrían contar. Bueno, en su defensa Tom era lindo. Incluso su voz sonaba oscura y rica. Sería un buen narrador, quizás hasta un buen profesor, pero no estaba muy seguro. Harry llegó a la rápida conclusión de que si Tom fuera su profesor no podría concentrarse en lo que diría, sino en la forma en que su boca se movería y barítono que escapaba de ella. Harry parpadeó confundido cuando la estatua de Salazar abrió la boca y emergió una enorme serpiente.

Mierda, el hombre realmente quería matarlo.

. . .

Quizá algo estaba mal con Harry, es decir, estaba en medio de un cementerio a oscuras, con un puto ángel de la muerte con una guadaña mirándolo y Cedric confundido a su lado. Harry maldijo mentalmente cuando Colagusano apareció con un... ¿bebé en brazos?

Maldito sea Merlín por no salvar a la mujer que estuvo con Colagusano.

Ah, no, era Voldemort. Cedric frunció el ceño y los apuntó con la varita, pero Harry se precipitó contra el adolescente haciéndolo caer para evita que lastimara a Voldemort, aunque su acción se confundió cuando un rayo verde le rozó el cabello. Mierdamierdamiermierdamierda. Ambos se levantaron y, antes de que Colagusano tuviera siquiera la oportunidad de alzar su varita contra ellos, Cedric llamó la Copa y quiso tomar la mano de Harry para largarse del tétrico cementerio que complacería los sueños más húmedos de un gótico.

Harry lo rechazó.

Con horror, los ojos de Cedric lo miraron brevemente antes de desaparecer. Bien. Ahora estaba en el cementerio con el inoperante de Colagusano y Voldemort hecho un bebé. Bien, bien. El feo hombre gordo pareció salir del trance confundido en el que estaba, arrojando a Harry con una floritura de varita tosca hacia el ángel con una guadaña que lo aprisionó de inmediato, comenzó a hablar estupideces y puso un caldero sobre el fuego, nombrando los pasos de lo que sería la envidia de un ritual satánico de una película de bajo presupuesto de terror muggle que harían que Dudley se orinara en los pantalones. Harry se preguntó, medio aburrido y ansioso por ver lo que sucedería, si quizá algún mago medio loco financiaba esas películas para que los muggles le restaran importancia a estos temas. Colagusano se acercó con un cuchillo y él inmediatamente se preguntó si al menos el condenado idiota lo había limpiado, lo único que faltaba era tener una infección todo el maldito verano porque los Dursley no iban a llevarlo al médico.