Pika la mosquito musical

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Capítulo 1

  Érase una vez un mosquito hembra llamada Pika, líder de una colonia de mosquitos, quien como otras mosquitos buscaba por las noches el alimento para sus larvas pero que también se entretenía escuchando la música de un joven llamado Kevin, quien frecuentemente se desvelaba.

Hacía unas semanas el adolescente comenzó a practicar una nueva canción con su violín eléctrico, la cual estrenaría con una banda de rock alternativo en su próximo concierto. A Pika el sonido de su violín le resultaba majestuoso y las varias ocasiones que Kevin desafinaba, la estridencia de ese sonido era aún más atractiva para ella casi como un momento orgásmico, y en ese momento se imaginaba que dentro del violín vivía un Dios para ella, o por lo menos una mosquito gigante, capaz de ser la Diosa de todos los mosquitos del planeta.

Cuando Kevin por fin se durmió en su cama, Pika se acercó un poco al adolescente para decirle nuevamente cuanto lo quería, aunque a suficiente distancia para no despertarlo, y enseguida voló al cuarto de los papás de Kevin, siendo que esa noche percibió el olor de su sangre mucho más exquisito, señal de que se habían alimentado bien durante todo el día, y esa sangre le vendría muy bien a sus larvas.

- ¿Qué haces Shina? – Le preguntó la mosquito a una amiga quien ese día se veía más flaca por no haber comido aún.

- Quiero entrar pero no encuentro por dónde – respondió azotándose contra una puerta con la esperanza de encontrar una abertura. Incluso se había quitado las gafas que usaba a diario y cuyos lentes estaban hechos de diminutos residuos de plástico, las cuales la hacían tener un look más interesante que otras mosquitos.

- Hasta abajo de la puerta hay un espacio por donde podemos entrar. Hay que volar hasta tocar el piso.

Pika y Shina entraron con éxito a la recámara de los papás quienes para su fortuna se encontraban profundamente dormidos, pues de lo contrario era muy riesgoso picarles y salir de allí con vida. Pika le dio un piquete a cada uno y Shina dos, aunque el primero de muy larga duración, casi hasta que su vientre estuvo de reventar ya que tenía nuevas larvas que alimentar, sin embargo cometió el grave error de no resistir el olor a dióxido de carbono, emanado de la respiración de la señora Sánchez por lo que voló cerca de su oído y la despertó por un instante.

Eso la hizo enojar y aunque al otro día, ella y su marido amanecieron rascándose las piernas y los brazos, no fue sino su hija la que pasó la peor noche.

Siendo de madrugada, los mosquitos hembra dieron de comer a sus larvas. Algunos maridos lucían cansados por cuidar toda la noche a sus creaturas traviesas que no se tranquilizaban hasta haber saciado su sed de sangre, no obstante, no obstante los machos rara vez corrían el peligro de morir como las hembras.

- ¿Qué creen? – exclamó emocionada una mosco muy trabajadora y persistente llamada Bombón

- No lo sé – le respondió Pika

- Adivina – Dijo Bombón

- No sé, ya dinos que yo todavía tengo que terminar de darle de comer a todas mis larvas – contestó Shina

- Es que entré al cuarto de Kimberly y le piqué muchas veces, su sangre hoy sabía realmente deliciosa, como entre dulce y agrio y hasta picosita. Ha de ser por las golosinas que se la pasó comiendo – agregó Bombón quien frecuentemente observaba a la niña, pero ignoraba que "los dulces" eran realmente vitaminas en presentación de gomitas que su mamá le obligaba a comer.

- Pues vaya que eso no es nada nutritivo – respondió Shina, quien procuraba alimentarse de la mejor sangre posible para estar siempre en forma y darles a sus larvas la mejor alimentación

Pika, la mosquito musicalWhere stories live. Discover now