Don't die.

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Los rápidos y certeros movimientos de dos cuerpos sacudiéndose dentro de un almacén eran iluminados por los rayos lunares que se colaban traviesos por el gigantesco ventanal.

Un hombre de negro de apariencia demoníaca y corazón noble, danzando junto al esbelto cuerpo de un maníatico sujeto de extravagante apariencia. Esa era la escena que podía ser apreciada a la lejanía, tan bello y hermoso como eso.

De repente un destello interrumpió la mediana oscuridad de la habitación, agitándose dinámicamente con intención de ver sangre salpicar. Era un arma blanca siendo empuñada por unas finas manos cubiertas por unos guantes violetas.

El murciélago de Gotham esquivó satisfactoriamente todos esos rápidos ataques, recibiendo algunos puñetazos del bufón que no causaron gran daño en su cuerpo.

En un descuido bajó la guardia y una intrépida patada empujó su mentón hacia arriba, desequilibrando su postura y provocando su caída. Su cabeza se golpeó fuertemente con la pared, y quedó desparramado en el suelo.

—¡¿Eso es todo lo que tienes?! —Jadeó entre fuertes carcajadas—. Levántate, Batsy. No me has golpeado todavía, esto no puede acabar de esta manera.

Intentó regular su respiración agitada, dio una vuelta divertido y su mirada se perdió en la inmensa luna que los miraba atenta.

—Esta es una hermosa noche... Perfecta para nuestra cita, ¿no es así, Bats? Deberías sacarme a pasear más a menudo. Después de todo, siempre me regresas temprano a casa, y mi papi nunca se enoja contigo —Bromeó pícaro, volviendo a fijar sus pupilas en el fornido cuerpo ajeno.

Batman no respondió y siguió tirado frente a él.

—Los pajarillos cantan, querido —canturreó pateando el abdomen del más alto, sin recibir ni un quejido en respuesta.

Frunció el ceño y borró su sonrisa con cierta irritación.

—Oh, Batman... No pensé que fueras tan perezoso —dijo agachándose un poco para que el contrario lo escuchara mejor—. ¡No soporto tu actitud! ¡Está es la razón por la que nuestra relación está como está! ¡Increíble!

Rodó los ojos y esperó unos segundos más, dándole la oportunidad al justiciero para responder. El resultado fue el mismo.

—¡No puedo creerlo! ¡Sigues ignorándome! —Exclamó enojado—. ¡Piensa en los niños! ¡Eres un pésimo ejemplo y un pésimo padre! Me decepcionas...

Se hincó frente al héroe y con su índice comenzó a picarle el pecho.

—Batman... Batman, Batman, Bats —llamó, pasando su dedo hacia el rostro del nombrado y golpetearle la mejilla—. ¿Estás ahí, compañero? ¿Batirata...?

Sus verdosos orbes se concentraron en la apacible expresión del azabache, dándose cuenta de lo relajado que se le veía. Demasiado tranquilo, demasiado calmado para su gusto. Su paciencia comenzaba a colmarse.

—¡Si no te levantas voy a matar a toda tu adorable familia, batitonto! —Amenazó furioso y al no ver ni una mínima reacción abrió los ojos como platos—. ¿Estás bien...?

Un nudo en su garganta le causó dificultades para respirar adecuadamente, mientras su expresión cambiaba a una alarmada.

—¿Por qué no se levanta? Normalmente no dura tanto tiempo en reponerse de un golpe como ese... Y no es tan fácil noquearlo... Y aunque fuese el caso, no permanece mucho rato en ese estado... —se decía a sí mismo con la voz temblorosa, preocupada.

Enterró su dedo en la mejilla de Batman y al ver lo fácil que era, su pánico empeoró. Sintiendo como el sudor frío recorría todo su cuerpo y un vacío en su estómago se hacía presente.

Esa sensación era realmente genuina, no podía identificar lo que le sucedía. Tenía una gran ansiedad y taquicardia golpeando su pecho... Había visto ese tipo de señales en sus víctimas, incontables veces... Podía ser, tal vez, que estuviese aterrado...

Eso tenía sentido, lo que sentía era miedo. Así sabía el terror, ese ácido sabor en su boca era miedo.

—No... No puedes... —Susurró colocando ambas manos en el pecho ajeno—. Batsy... Quédate conmigo...

Apretó con fuerza los dientes y agachó su cuerpo hasta quedar con la cabeza escondida en el cuerpo del superhéroe.

—No te mueras... —Suplicó con la vista húmeda y borrosa. Percibiendo como su alma se iba en cada palabra que sus rojizos labios carmesí soltaban.

De un momento a otro su piel se erizó, cuando cada poro expuesto fue acariciado por el frío helado del lugar.

Un profundo agujero se formó en su corazón conforme los segundos pasaban, se sintió indefenso ante la amenazante oscuridad a su alrededor. Algo que nunca le había pasado, su entorno se estaba volviendo en su contra. Estaba solo.

Un sonido agudo lo devolvió a la realidad, provocando que alzara la mirada. Encontrando unas esposas adornando sus muñecas.

—Esto es... —Balbuceó con lágrimas en sus canicas verdosas, dirigiendo sus ojos a la persona que le miraba serio—. ¿Pero qué...? Tú...

El pulgar de Batman limpió una traviesa gota de agua salada que escurría por la mejilla del Joker.

—Te llevaré a Arkham.

El payaso se quedó estupefacto, intentando asimilar lo ocurrido. Los fuertes brazos del murciélago lo cargaron; un brazo colocándose en su espalda y el otro debajo de sus muslos.

—¡¿Estabas fingiendo todo eso?! —Exclamó, viendo a Batman asentir—. ¡Mentira! ¡Ví la forma en la que te golpeaste!

—Al principio me quedé unos cuantos momentos mareado debido a la caída, pero después intenté cambiar de técnica para atraparte y al final resultó muy bien —explicó tranquilamente—. Además quería ver tu reacción.

—¿Eso quiere decir que estuviste despierto todo este tiempo...? —Preguntó sonrojándose violentamente y arrugando el entrecejo con cierto enojo.

—Iba a atacarte cuando me amenazaste pero después de escucharte tan vulnerable y preocupado simplemente no pude...

Batman aflojó su expresión, formando una gentil sonrisa y el Joker sintió una extraña sensación en su pecho, muy diferente a la de hace unos momentos. Más... Cálida.

—¡Bájame, imbécil! —Demandó agitando sus largas piernas.

—No te enojes.

—¡Hiciste trampa, estúpido murciélago!

—Gracias por preocuparte por mí.

—¡Te odio! ¡Lo digo en serio! ¡Me das asco! —Gritoneó empujándolo en un pobre intento por escapar de su agarre—. ¡Esto ya no es divertido!

—¡Joker! —Exclamó con molestia ante el mal comportamiento del bufón y de un momento a otro golpeó sus labios contra los del nombrado.

El de cabellera verde dejó de luchar inmediatamente, quedándose estático y pasmado, viendo el rostro del héroe.

Varias lágrimas salieron a cántaros de sus radioactivos ojos, desahogándose.

Batman atrajo al delgado hombre hacia su cuerpo, abrazándolo fuertemente para consolarlo.

—Te voy a matar... —Murmuró enojado.

—Claro, si es que puedes hacerlo —contestó con seguridad, acariciando los delgados cabellos de su par.

El Joker correspondió la muestra de afecto, enterró su rostro en el cuello del justiciero y aferró sus dedos a la oscura vestimenta.

—Lo siento —dijo Batman, sintiendo como el criminal se apegaba más a él.

Gracias por leer.





Don't die [Batjokes] |One-shot|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora