Tres puntos de Amor [Hanamichi Sakuragi x OC]

En la compañía de Ayako y Miyagi.

Narra Tori:

—Arriba, o se te hará tarde.—Oí que decía mi mamá a la vez que encendía la luz de mi cuarto—

—Cinco minutos más…—pedí, subiendo la cobija para cubrirme hasta mi cabeza, en un vano intento por bloquear la luz—

—Qué cinco minutos ni qué nada.—dijo mi mamá retirando la cobija de un tirón—

—¡Mamá!—Me quejé a la par que me sentaba—

—¡Tori!—Me imitó, provocándome una ligera risa— Vamos, levántate. Te espero en la cocina dentro de 15 minutos, apúrate.—añadió, antes de salir de mi cuarto—

Ni modo, no tenía más opciones, por lo que me levanté; y tras acomodar la cama y arreglarme yo para ir a clases, bajé a desayunar. En la cocina estaba mi mamá, dejando sobre la isla de granito un plato con tortilla de espinacas, tocino y queso, acompañado por un vaso de jugo de naranja y una taza de café con leche. Me tomé el café antes de desayunar, como siempre.

Agradecí a mi mamá por la rica comida y empecé a desayunar, iba a mitad de desayuno cuando mi mamá estaba ya en la puerta, lista para irse a trabajar.

—Recuerda que pasaré por ti a casa de tus abuelos, por la noche. Te dejé un termo lleno hasta arriba de café con leche, y un bento con el almuerzo sobre la mesa de la sala.—Oí que me decía— Ah, y espera a Ayako para que no te vayas sola.—añadió—

—¡De acuerdo!—respondí—¡Te quiero!—Le dije—

—Yo a tí—Me dijo, antes de cerrar la puerta y finalmente irse—

Terminaba de lavar los platos cuando oí que tocaban la puerta, supuse que sería Ayako por lo que me apuré por dejar las cosas en su sitio y tomar mi bolso con mis útiles, meter dentro el bento, el termo y mis llaves, antes de abrir la puerta.

Al abrir, en efecto, al otro lado estaba Ayako, con las manos en las caderas; pero no estaba sola, pues detrás de ella había también un chico, que si no me equivoco es Ryota Miyagi, el actual defensa del equipo de baloncesto de Shohoku.

—Hasta que sales…—Me reprendió Ayako—

—Perdón…—intenté disculparme pero no me dejó—

—…¿Cómo se te ocurre dejarme tanto tiempo sola con él?—reclamó, apuntando a Miyagi con el pulgar, por encima de su hombro—

—¡Hey!—Se quejó el mencionado—

—Lo siento…—musité— ¿Nos vamos?—pregunté de nueva cuenta, ambos asintieron—

Dicho esto, nos encaminamos a Shohoku. Si he de ser sincera, estaba ansiosa por empezar esta etapa de mi vida.

Fin del capítulo.