🌌 ━━━ ❛ Ο1 ❜

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» Dormir y sus implicaciones.

Nagito no dormía todos los días. Aún así, es prudente incluirlo como rutina —al final, es algo que hacen las personas (casi) todos los días.

Y siguiendo el tema, era algo que ocurría en completa soledad. Nadie dormía con él y a nadie le podía leer sus libros favoritos, no le hablaban sobre su día ni escuchaban cómo había ido el suyo. No lo arropaban ni se acurrucaban juntos. No tenía a alguien que le dijera «Buenas noches. Que duermas bien», ni la seguridad de que despertaría abrazado.

La calidez de compartir cama y todo lo que implicaba era algo que no había experimentado.

Hasta que llegó Hajime.

—¿Ya encontraste el libro? —La pregunta del castaño se escuchaba lejana si tenía medio cuerpo metido en lo más hondo de aquel closet lleno de libros con mucho polvo y algún que otro insecto. No pudo contener un estornudo y eso activó el lado paranoico (¿preocupado?) de Hajime—. Sal de ahí, Komaeda. Llevas media hora, regresa ya. ¿Y si te enfermas? También me siento mal por tu espalda.

Nagito se adentró aún más en el lugar, lograba ver gracias a la linterna de su celular —que tenía cinco por ciento de batería, mejor se apresuraba. Su espalda dolía y los ojos le ardían pero sabía que valdría la pena. Desde que recordó que sí tenía un ejemplar de su libro favorito por alguna caja abandonada se había llenado con la esperanza de leerle a Hajime un capítulo antes de dormir.

—¡Lo hallé! —En seguida escuchó unos pasos detrás de sí y sintió unas manos que se posaron en su cadera. Pero bueno, Hinata-kun, pensó antes de darse cuenta de que estas se dirigían más arriba, a su cabeza.

—No quiero que te pegues por salir muy rápido y te desmayes —Hajime se excusó. No sabía si opinar que era mejor así o era una pena.

Con la guía del castaño salió del closet, con calma para evitar golpes o que por tocar algo de pronto todo se derrumbara. Todo lo que deseaban era una noche tranquila.

—¡Listo! —tarareó con una sonrisa, genuinamente feliz. Estaba sentado en el piso, un poco sudado —y eso que acababa de salir del baño— y con musarañas en el cabello, pero sí: el libro lo compensaba todo.

Hajime fue un poco dentro esta vez, estirando el brazo y dejando su retaguardia en alto y vulnerable logró alcanzar el celular. Se lo entregó y cuando lo tuvo en sus manos comprobó que solo tenía un uno por ciento, hora de correr antes de que se apagara en treinta segundos.

Pensó levantarse y tomó la mano de Hajime para arrastrarlo con él, mas el castaño no lo permitió. Tenía un rostro serio y por un momento Nagito se preocupó, ¿acaso estaba molesto porque no quería compartir cama con alguien tan sucio? ¿Se aburrió y ya no quería escuchar su voz leyéndole? ¿Acaso...?

—Komaeda. —Para cuando volvió a la realidad y dejó de centrarse en algún punto del espacio, el castaño tenía una sonrisa en el rostro. De cierta manera, se sentía más... ¿Real? Tal vez íntima, profunda. Rayos, ¿volvía a darle muchas vueltas? A Hajime no le gustaba cuando hacía eso—. Ko, ma, e, da.

Nagito decidió enfocarse en cómo los ojos contrarios se achicaban al agrandarse aquella sonrisa que tantas sensaciones le causaba y en cómo los labios pronunciaban su nombre, el otro tenía un pequeño sonrojo que logró transmitirle y el detalle le hizo querer morir. Solo se estaban mirando, ¿por qué se sentía tan especial?

Hajime dejó de sonreír y lo sintió tragar con fuerza, entonces, plausible, fue acercándose hasta su mano. Las cabezas de ambos estaban gachas observando. Las puntas de los dedos se tocaban, el contacto efímero se robaba toda su atención, las falanges se entrelazaron, un dedo travieso acarició su palma y las sensaciones viajaron más allá de su mano. El castaño empezó a subir, la derecha seguía las venas del brazo y llegó hasta su cuello, en el cual ocupó tiempo acariciando, yéndose hasta las clavículas y el lóbulo de la oreja.

❝ Las implicaciones de Hajime en la vida de Nagito ❞┊KOMAHINAWhere stories live. Discover now